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Las curules de sangre… y la extrema izquierda

Las 16 curules hieden a intereses guerrilleros y nunca las engendraron pensando en las víctimas. Ahora solo servirán para aumentar el desproporcionado gasto del Legislativo y sembrar más violencia.

Salud Hernández-Mora
21 de agosto de 2021

No tienen ningún sentido. Las inventaron cuando las Farc creían que dominarían los territorios que abandonaron. O cuando pensaban que la retaguardia armada que dejaban en el terreno, por si las moscas, les serían fieles. Y, de paso, beneficiarían a la extrema izquierda.

Al igual que todo lo que parió La Habana, las 16 curules hieden a intereses guerrilleros y nunca las engendraron pensando en las víctimas. Ahora solo servirán para aumentar el desproporcionado gasto del Legislativo y sembrar más violencia. Derrocharán unos 200.000 millones al año en unas curules que pueden obtener con tan solo ¡300 votos!

Basta repasar las poblaciones escogidas para constatar que llevan el sello indeleble de la insultante frivolidad de quien vendía al país y lo que fuera con tal de que le dieran su codiciado premio internacional. No creo que Santos se molestara en analizar cada lugar, para él eran zonas tan lejanas como si estuvieran en Afganistán. Pero las viejas Farc y sus aliados políticos sabían lo que querían: los radicales zurdos partirán con ventaja sobre los demás. Ya cuentan con las cinco de Comunes más las que esperan que les ganen las guerrillas en sus zonas de influencia, que son mayoría entre las escogidas.

Un breve repaso a las circunscripciones:

Cauca. Nadie puede creer que en Argelia, Suárez, Toribío, Corinto o Jambaló puedan hacer campaña por las veredas sin el permiso de las nuevas Farc-EP.

Arauca. Es más descarado aún. El propio gobernador puede confesar a quienes pedirán luz verde en Saravena, Arauquita o Fortul. Ahí mandan ELN y Farc.

Catatumbo. En El Carmen, Tarra, Hacarí o San Calixto, imposible sin el aval de ELN, Farc-EP e, incluso, EPL.

Caquetá/Huila. ¿En serio puedes pedir el voto en zona rural de Argelia o Cartagena del Chairá si no sigues la ruta que marcan las nuevas Farc? ¿Nos toman por idiotas?

Chocó. En Litoral de San Juan, Sipí o Bojayá imposible recorrer los ríos y caseríos por libre. ELN y Clan del Golfo te pueden matar.

Cauca. Para ir por los municipios de López de Micay, Timbiquíy Buenaventura (no entra el populoso casco urbano) haciendo política, mejor llevar el OK de las Farc-EP, entre otras bandas. Pero cuidado con mostrar el del contrario a la banda rival.

Nariño. Engañan al decirle al país que no hay problema en hacer campaña en las veredas de Barbacoas, El Charco o Roberto Payán y proponer, por ejemplo, acabar con la minería ilegal de oro y repudiar el narcotráfico. Solo es apto para aspirantes afines o que se arrodillen.

Putumayo. Según quienes resucitaron este demencial proyecto, no te asesinan si lanzas una candidatura de tinte uribista, a favor de fumigar cultivos, en el área rural de San Miguel, Puerto Leguízamo o Puerto Caicedo ¿Será que no te tocan un pelo?

Bolívar. En Morales, San Pablo, Santa Rosa o Simití terminarás en el cementerio si propones mano dura contra la criminalidad. Lo aconsejable: ten nítido que es más seguro cerrar la boca.

Córdoba. En Valencia y Tierralta recomiendo una reunión con quien mande de los Gaitanistas (no les gusta el nombre Clan del Golfo).

Antioquia. Además de la sugerencia de Córdoba, sobre todo en Carepa o Chigorodó, agreguen en Cáceres, Valdivia, Tarazá o Ituango hacer lo mismo con ELN y nuevas Farc. No sobra preguntar por los Caparros, no vaya a ser que quede alguno y no les agrades.

Podría seguir el listado, pero no merece la pena. Si acaso, en 20 por ciento de los municipios propuestos en La Habana nadie te matará por expresar tus ideas.

Y es inaceptable que designaran tan solo 167 municipios (excluyen las cabeceras municipales de 164) e ignoraran a otros 961 que también sufrieron en propia carne el horror del conflicto armado. En la tutela de la Federación de Víctimas de las Farc (Fevcol) sobre esas curules, preguntan ¿por qué excluir en las votaciones a las cabeceras municipales si el 70 por ciento de las víctimas termina residiendo en ellas tras desplazarlos de sus caseríos?

La respuesta es obvia: porque las guerrillas no las controlan de manera tan férrea como las zonas rurales.

La ley es tan sibilina que señala que los candidatos deberán ser ciudadanos “cuyo domicilio corresponde a la circunscripción o desplazados de estos territorios en proceso de retorno”. ¿“En proceso de retorno”? ¿Qué esconden con esa cláusula?

Elemental, argumentan en Fevcol: la mayoría de procesos colectivos de retorno o de reparación colectiva los lideran Forjando Futuro, ONG respetable, pero de la órbita petrista, y Movice, de Iván Cepeda.

Encuentro que todo lo que gira alrededor de las 16 curules suena a trampa. Por desgracia, dicen en Fevcol, ya no se puede tumbar una ley que malgastará cuantiosos fondos estatales solo para beneficiar a las Farc y a la extrema izquierda. Proponen, como medio de corregir el mal, que sea circunscripción nacional.

Seguro que el Tribunal Administrativo de Antioquia falla a favor de la tutela porque los argumentos jurídicos son incontestables. Entretanto, ¿por qué no insistir en reducir el tamaño de las Cámaras Legislativas? Incluso una sola, mejor que dos.