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¿Quién dijo responsables?

Responsabilidad política es un reclamo hecho por décadas en Colombia, sin recibir respuesta.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
1 de abril de 2018

Quema de bosques nativos en zonas de Orinoquia y Amazonia, minería con dragas y “entables” millonarios en ríos de Putumayo, Chocó, Caquetá, Meta, Guaviare etc.

Pruebas de fracking en el Cesar contra la voluntad de comunidad y autoridades locales de municipios involucrados.

Derrame de crudo por días enteros en áreas del Magdalena Medio.

Parece que estamos viendo “la película del abandono”.

En materia ambiental y en otras, no tenemos gobierno. Hay abuso, desidia, crimen y mucha cháchara.

Si contrastamos ello con la afirmación repetida hasta el cansancio de que somos el país más biodiverso del planeta, a ojos de propios y extraños, somos una sociedad bipolar en la que exaltamos para luego abandonar lo exaltado.

Presidentes, ministros de Ambiente, alcaldes, gobernadores y comunidades enteras abandonan a su suerte la riqueza natural del país.

Por ello, el debate sobre el modelo productivo para las siguientes décadas es relevante y debe hacerse con rigor.

Simplificar si aguacate o petróleo es una muestra de que somos “muy aguacates” como decían las tías cuando querían referirse a comportamientos lentos o de tontos.

El debate debe explorar nuestro presente, nuestro pasado y en especial nuestra relación con el contexto internacional.

Abandonar el petróleo no es poción mágica que pueda aplicarse una sociedad de la noche a la mañana.

Los desarrollos sociales y económicos exigen transiciones con base en planes ciertos, planes cuya base son acuerdos de nación y en Colombia sabemos poco de esto.

“Acuerdo” es una palabra que produce desconfianza a muchos colombianos y no es el signo de los tiempos que atravesamos.

¿Un gobierno del Centro Democrático buscará acuerdos y los que haga se cumplirán?

¿Germán Vargas Lleras cumplirá acuerdos que se hagan por fuera de los que amarran la maquinaria electoral?

¿Un eventual gobierno de Gustavo Petro será de acuerdos entre distintos o un gobierno de ruptura unilateral?

¿Fajardo o Humberto de la Calle podrán construir acuerdos con sectores de izquierda o derecha que venden como extremos y tóxicos para validarse como “de centro”?

Se ve difícil ¿cierto?

En Colombia se ha sostenido que las campañas no representan lo que los candidatos hacen una vez llegan a ejercer el poder.

Sin embargo, con excepciones como la del actual presidente Santos y del expresidente Samper de quien sus aliados iniciales se quedaron viendo un chispero, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y César Gaviria, cumplieron los ejes fundamentales de lo prometido: Gaviria, guerra al narcotráfico de Medellín; Pastrana: búsqueda de paz con las Farc y Uribe, guerra contra las Farc.

Todos adobaron sus gobiernos con promesas sobre desarrollo, equidad, inclusión, protección ambiental, generación de empleo, riqueza, desarrollo de las periferias y la verdad sea dicho, sobre estas materias, continuamos llenos de pendientes.

Sin desconocer avances en esas materias, la característica del acuerdo entre las élites desde los 90  hace 28 años (cuando se dio el viraje llamado neoliberal), es el favorecimiento de la acumulación de sectores asociados al poder, en especial del sector financiero, monopolios semiindustriales y florecimiento de economías asociadas a la expansión paramilitar o al desplazamiento como se ha probado en el tema de la palma africana.

Organizaciones sociales, trabajadores, comunidades están por fuera de ese acuerdo y terminaron siendo víctimas de ese modelo.

De otro lado, el sector principal en la generación de ingresos fiscales por el lado de la explotación de bienes básicos o commodities, ha significado ganancias transitorias en un mar de corrupción como lo muestran el caso de Reficar, para mencionar solo uno.

Adicionalmente puede afirmarse que la expansión de la industria extractiva durante décadas no ha significado superación de la violencia, de mercados ilegales o de la exclusión social en zonas como Casanare, Bajo Cauca Antioqueño, Meta, Putumayo, para mencionar algunas de las áreas de explotación.

¿Faltan más razones para discutir el modelo?

Así como es claro que el plan de gobierno mayoritariamente votado, es una orden para el elegido, el desarrollo y rumbo de la nación no es responsabilidad, tarea o privilegio solo de quien gana una elección.

En ese debate sobre el desarrollo debemos estar involucrados más allá del resultado electoral, todos los ciudadanos y habrá de garantizarse que seamos escuchados y respetados en nuestros intereses con la ley como herramienta para resolver tensiones y diferencias.

Ese debe ser el principal acuerdo.

Escuchando las declaraciones de las campañas todo indica que decidieron jugar con candela animando sus seguidores a satanizar al contrario y a sus opiniones.

Responsabilidad política es un reclamo hecho por décadas en Colombia, sin recibir respuesta.

¡Ya va siendo hora señores!

ajimillan@gmail.co

@alvarojimenezmi

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