OPINIÓN

Un propósito nacional

La forma como se actuó con la reivindicación del mar es muestra de que se puede lograr un propósito nacional.

24 de septiembre de 2021

En medio de las audiencias que se llevan a cabo en la Corte Internacional de Justicia sobre una de las dos demandas planteadas por Nicaragua contra nuestro país, vale la pena hacer unas consideraciones.

Sin entrar a analizar los detalles de ninguno de los dos casos, debe recordarse que, en la actual fase de las pretensiones de Nicaragua, que se inició en 1969, doce gobiernos de Colombia actuaron en una misma dirección, con una coherencia poco común en nuestro medio.

Si no hubiera sido así, no solamente nuestros espacios marítimos en ambos mares serían muchísimo menores, sino que posiblemente algunas islas no serían colombianas.

Ni el archipiélago de San Andrés, ni los mares, tanto el Caribe como el Pacífico, tenían mayor interés para Colombia. Nuestro país estuvo dispuesto a vender el archipiélago y a ceder los cayos a Nicaragua y a los Estados Unidos.

Las islas se abastecían fundamentalmente de Costa Rica, Panamá y Nicaragua. El comercio de San Andrés y de Providencia, era mucho más activo con los Estados Unidos que con la parte continental de Colombia. Su comunicación marítima con Cartagena era ocasional y precaria. Incluso el propósito de algunos gobiernos era simplemente el de imponer a toda costa el español y marginar el creole de los isleños y al mismo tiempo “convertirlos” a las creencias católicas como en los tiempos de la colonia.

Quién sabe cuál hubiera sido la situación si durante el gobierno del general Rojas Pinilla, no se construye el aeropuerto en San Andrés y se declara puerto libre.

Pero hubo un momento en que Colombia despertó y comenzó a aproximarse al mar. Todos los gobiernos, empezando por el de Carlos Lleras Restrepo, trabajaron discretamente para lograr esa condición. Cada uno de ellos algo importante realizó dentro de ese propósito.

Naturalmente que como en todos estos temas, surgen contradictores que señalan lo que se ha debido hacer o no hacer, algunos, en lugar de defender sus ejecutorias, prefieren hacerse al lado y constituirse en contradictores de los pasos que se han dado.

Muchos países vecinos han tenido o tienen propósitos nacionales. Panamá el de la devolución del canal y de la zona; Venezuela el de apoderarse del Golfo de Venezuela; Nicaragua el de apropiarse del archipiélago de San Andrés y de los espacios marítimos en el Caribe Occidental; Argentina, el de la devolución de las islas Malvinas; Bolivia, el de la salida al mar; y, Ecuador el de su condición de país amazónico.

Los propósitos nacionales no se circunscriben ni mucho menos a asuntos de política exterior, sino a problemas y retos que afrontan las naciones.

En la angustiosa situación que vive nuestro país, desbordado por la violencia de los grupos armados y la inseguridad rural y urbana por la que atraviesa, en medio de la pugnacidad y de las declaraciones altisonantes cotidianas, ojalá se pudiera sacar adelante un propósito nacional sin distingo de ideologías políticas.

No se trata de solucionar de un plumazo todos los problemas, sino de restaurar la fe y el optimismo. La forma como se actuó con el mar es la demostración de que sí se puede lograr.

(*) Decano de la Facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario.

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