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Voz y figura

Tras años en la Opera de Colonia, Francisco Vergara quiere traer el bel canto a su patria chica.

13 de octubre de 2002

A sus 64 años Francisco Vergara Sardi sigue emocionándose con los aplausos del público que lo escucha en la ópera de Colonia, Alemania, al igual que lo hacía cuando de niño cantaba ante sus tías, primos y hermanos. Caleño raizal y costumbrista, asegura que el amor por la música le viene de familia. Primo segundo del célebre músico y compositor vallecaucano Antonio María Valencia, recuerda que desde chico se acostumbró a jugar entre los pianos del maestro Valencia en su casa.

A pesar de su don para el canto las cosas no siempre le fueron fáciles. Quedó huérfano de padre y su familia lo internó en el seminario de Bitaco, Valle, para que concluyera el bachillerato y se dedicara al sacerdocio como muchos de sus parientes. Viviendo allí conoció a Carolina Soto, quien le dio sus primeras lecciones formales de música. Cuando tenía 8 años realizó una grabación, que envió a un concurso de canto para principiantes en Bogotá. Allí lo rechazaron con el argumento de que esa no era la voz de un niño. Pasado un tiempo se retiró del seminario, se graduó de bachiller en el colegio San Juan Berchmans y luego se inscribió en el conservatorio de Cali -que lleva el nombre de su primo- para estudiar música y canto.

Mientras estudiaba en el conservatorio daba clases de música en los colegios Berchmans y La Cordaire. En esa época cantaba misas para pagarse sus estudios y, además, acompañaba a sus alumnos a dar serenatas por toda la ciudad. En 1963 fue nombrado director del Instituto Popular de Cultura. En 1965 su maestro de canto, Gilberto Escobar, le anunció con tristeza que no tenía nada más que enseñarle y le recomendó que viajara a Europa, donde podría continuar educando su voz de bajo. Ese mismo año recibió una beca del Ministerio de Educación de Austria para estudiar durante dos años en la reconocida Academia Superior de Música y Arte Dramático en Viena. En 1968, cuando terminaba sus estudios, hizo una audición para el gran maestro Kertes, director general de la ópera de Colonia, y obtuvo una plaza como principiante. Durante dos años perfeccionó y amplió su repertorio y en 1970 se convirtió en miembro de esta institución, en la que continúa trabajando hoy.

Ha llevado a Colonia, por su cuenta y riesgo, año tras año, estudiantes de canto colombianos para que perfeccionen sus conocimientos. Gracias a sus buenos oficios también han venido al país notables técnicos, directores escénicos y cantantes que han dado talleres en oficios relacionados con la ópera. En 1977 participó en el proyecto de la Opera de Colombia y fue su director entre 1983 y 1986. "La ópera de Colombia se acabó por la desorganización, el desconocimiento que existía para el manejo del proyecto", concluye, con pesar.

Soñador apasionado, Francisco Vergara está por estos días en Cali para celebrar los 75 años del Teatro Municipal, al que considera su segundo hogar. "Tengo mucho interés en continuar promoviendo la ópera en Colombia", dice. Pero luego explica que su verdadero sueño es montar una pequeña compañía de ópera en Cali y, como todo lo que se ha propuesto en la vida, seguramente sacará también esta idea adelante.