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El presidente Uribe ha dado muestras de querer presentarse a una nueva elección presidencial. El problema es que el camino legal todavía está empantanado.

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Uribe se lanza al “Estado de Reelección”

Con el discurso de que el “estado de opinión” lo favorece, el Presidente le dijo a sus seguidores que se la metan toda al referendo reeleccionista porque quiere quedarse en el poder.

11 de agosto de 2009

Este martes el propio presidente Álvaro Uribe tuvo que reunir a la bancada de la U para pedirle que defina de una vez el futuro del referendo reeleccionista. Sin embargo, solo 8 de los 50 congresistas (integrantes de la comisión de conciliación) invitados a la Casa de Nariño, asistieron a la cita.

La suerte de esta iniciativa tiene truncada la política desde hace varios meses a pesar de que partidos como Cambio Radical, que pertenece a la coalición del gobierno, han optado por marcar distancia y comenzar a hacer su campaña presidencial. Hacen lo propio los partidos de oposición. Sin embargo, en el gobierno todo parece congelado y la principal iniciativa en el segundo mandato ha sido cómo asegurar la posible participación de Uribe en los comicios de 2010.

Pero no es el “Estado de Opinión” el que tiene frenados los planes del referendo reeleccionista, aseguran en la Casa de Nariño. Para ellos, este Estado medido por las encuestas, es una “fase superior del Estado de Derecho” (una definición muy joseobduliesca), y es el sustento para que el Ejecutivo haga lo que tenga que hacer para que Uribe siga en el poder.

Desde que se obsesionó con este objetivo, el gobierno ha quedado suspendido en un nuevo estado, que no es propiamente el de “derecho” ni el de “opinión”, sino el “Estado de Reelección”. Muchos de los mejores asesores presidenciales, medio gabinete, la U, los líderes políticos como Rodrigo Rivera y Juan Lozano, entre otros, lo único que parece interesarles es sacar a como dé lugar otra reelección presidencial.

No hay nuevas ideas sobre cómo enfrentar los múltiples desafíos que enfrenta la sociedad colombiana, ni cómo perfeccionar las políticas ya en marcha, algunas de las cuales cojean gravemente, sino lo único que buscan es conseguir abrir un camino con algún viso de constitucionalidad para que su jefe Álvaro Uribe siga en la Presidencia más allá de 2010.

Aseguran que no hay otro capaz de enarbolar las banderas de la Seguridad Democrática, ni si quiera su versión más joven: el ex Ministro Andrés Arias; ni el cerebro de los golpes más fuertes contra las Farc, el ex ministro Juan Manuel Santos; ni la que puso en marcha por primera vez la política cuando era apenas una teoría, Marta Lucía Ramírez. Pero fallan al explicar qué hace hoy o podría estar haciendo Uribe que no puedan hacer otros.

Por eso, mientras al referendo se le acortan los días porque sino sale del Congreso antes de septiembre, será muy difícil que pase la prueba de la Corte Constitucional y la de los votantes, los uribistas reeleccionistas están apelando a remedios extremos para sacar a la reelección de la sala de emergencia: movilización ciudadana, estrategias jurídicas y hasta formas creativas de interpretar la Constitución. Todo porque en palabras del propio Presidente, Colombia vive un clima de “ebullición participativa”, según dijo hace unos meses; o porque como reza el adagio latino, vox populi vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios); refrán inventado, por supuesto, mucho antes de que aparecieran las democracias modernas en las cuales gobernantes y ciudadanos están bajo el imperio de la Ley y hay alternancia en el poder.

Al “Estado de Reelección” que se apoderó del gobierno, se le atravesó en la rueda un palo: la Corte Suprema decidió la semana pasada seguir adelante con la investigación de los 86 congresistas que votaron la iniciativa y que podrían haber incurrido en prevaricato. La razón es que votaron por el proyecto de referendo cuando todavía el Registrador no había dado su visto bueno a la forma como se financió la recolección de firmas que lo respaldan.

Por eso varios representantes aseguran que temen conciliar el proyecto de referendo puesto que no hay claridad jurídica. Aunque también, según algunos agudos observadores políticos, unos representantes que no quieren más reelección se están escudando en este supuesto impedimento para escurrir el bulto. Citan los casos de los seguidores de Andrés Arias y los de Juan Manuel Santos, como ejemplos de lo anterior.