Las mujeres pudieron hablarse y expresar toda la gratitud que habían guardado por años. | Foto: AP

GENTE

El emotivo reencuentro entre una enfermera y la bebé quemada que cuidó

Hace 38 años, Amanda Scarpinati sufrió fuertes quemaduras cuando era bebé. Ahora, una mujer hecha, buscó a la enfermera que la atendió.

3 de octubre de 2015

“Siempre fuimos amigas, solo que ella no lo sabía”, aseguró a la agencia AP la estadounidense Amanda Scarpinati sobre la relación entre ella y Susan Berger, la enfermera que hace 38 años cuidó de ella en el hospital Albany Medical Center. Todo mientras la bebé se recuperaba de terribles quemaduras que sufrió un día en que, en su casa, rodó y cayó al piso y un vaporizador derritió el ungüento mentolado que tenía en su rostro.

Ahora, después de haber dado con el paradero de su protectora, las mujeres pudieron hablarse y expresar toda la gratitud que habían guardado por años. Probablemente nada de esto hubiera sucedido sin facebook.

“Me gustaría saber su nombre y ojalá tener la oportunidad de hablarle y conocerla”, publicó Scarpati en la red social. Más de 1.000 personas compartieron el mensaje hasta que la foto causó una reacción.

Ángela Leary, que había trabajado con Berger en la época, la reconoció y lo hizo saber. Le escribió a Scarpinati y le aseguró que Berger, a quien no veía hacía 35 años, “era tan dulce y entregada como se ve en la foto”. Luego, gracias a la ayuda de una cadena de televisión, ambas mujeres se conectaron y hablaron por teléfono. Ahí concretaron el reencuentro.

Apenas se vieron el martes pasado, en el hospital donde por primera vez tuvieron contacto, se emocionaron. “Dios mío, ¡eres real!”, exclamó Scarpinati. Berger, quien hoy es vicepresidenta del Cazenia College de Nueva York, respondió, “¡Gracias a ti!”.

En 1977, Berger era una enfermera de 21 años y la foto fue publicada como parte de un reporte anual de gestión del hospital. Scarpinati guardó la imagen como un recuerdo del gesto de la enfermera cuya identidad siempre le fue un misterio. Según dijo a AP, “Cuando era niña, desfigurada por las quemaduras, fui objeto de matoneo, me atormentaron. En esos momentos miraba a esas fotos y le hablaba a ella, aún si ella no sabía quién era yo. La imagen de esta mujer que parecía cuidarme con tanta sinceridad me consolaba”.

Por su lado, Berger no fue ajena a la memoria y a la bebé: “La recuerdo bien. Era muy calmada. Usualmente, cuando salen de cirugía, los bebés o duermen o lloran. Pero ella era muy tranquila y confiada en mí. Fue fantástico”.