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Cyrano de Bergerac, cortesía Cine Colombia.

Comédie-Française

Lecciones de amor de Cyrano de Bergerac

Algunas frases de un libertino histórico.

Revistaarcadia.com
10 de agosto de 2017

En la oscuridad, una mujer se para en un balcón para oír las declaraciones de su amado. Pero debajo de ella, quien habla es en realidad su primo, Cyrano de Bergerac. Es soldado, poeta, valiente, romántico divertido y elocuente, pero también narizón. Acomplejado por su enorme nariz, y enamorado de su hermosa prima Roxane, Cyrano utiliza su talento para expresarse para ayudar al apuesto pero torpe soldado Christian a enamorarla. Los tres personajes protagonizan Cyrano de Bergerac, obra de 1897 escrita por Edmond Rostand, basada en la vida del hombre real. El Cyrano histórico, un poeta, dramaturgo y pensador francés, un contemporáneo de Molière y uno de los precursores de la ciencia ficción, se convirtió en un héroe nacional gracias a la obra de Rostand, la cual se ha convertido en uno de los textos más emblemáticos del repertorio francés.

La divertida y trágica historia de amor llega a las salas de cine colombianas el 13 de agosto con una suntuosa producción de la reconocida Comédie-Française con un montaje de gran formato con más de 30 actores en escena. Cuenta, además, con el diseño de luces de Stéphanie Daniel, vestuarios de Christian Lacroix y escenografía de Éric Ruf. Liderada por el director de cine y teatro Denis Podalyde‘s fue estrenada con gran éxito en 2006, y hoy cuenta con más de 200 funciones. Se presenta en una función única en ciertas salas de Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena.

Antes del estreno, presentamos una de las cartas de amor del poeta y una selección caprichosa de frases de Cyrano personaje, y de Rostand.

CYRANO:

Es muy sencillo: estoy enamorado de la mujer más bella del mundo, de la más resplandeciente, de la más delicada, de la más rubia...

LE BRET:

¡Dios mío! ¿Y quién es esa mujer?

CYRANO:

Sin quererlo, un peligro mortal; pero tan exquisito, tan maravilloso, que no se puede pensar en otro semejante; es una trampa de la naturaleza... ¡Una rosa en la que el amor tiende una emboscada! Quien conoce su sonrisa, conoce la perfección. Hace surgir la gracia de la nada; parece que en cada gesto posee un aire divino. ¡Ni tú, Venus, sabrías subir a tu concha, ni tú, Diana, caminar por los extensos bosques floridos, con la gracia con que ella sube a su cupé y camina por París!

Cyrano explica su amor por Roxane. Acto primero, escena V.

ROXANE:

¡Estáis celoso!

CYRANO:

¿Celoso yo?...

ROXANE:

¡Sí! ¡Celoso de que un autor os supere! Y esto, ¿no demuestra acaso una gran ternura?: «Hacia vos mi corazón va como un grito, y si los besos se enviaran por escrito, leeríais mi carta con los labios.»

Roxane, leyendo una carta que cree ser de Christian, pero en realidad escrita por Cyrano. Acto tercero, escena I

ROXANE:

Pero... ¿y el ingenio?

CYRANO:

Sirvió para reteneros a mi lado. Pero tratar de hablar ahora amo una carta de amor, sería insultar esta noche, este perfume, esta hora y a la naturaleza... Dejemos que el cielo, con la mirada de sus astros, nos despoje de todo lo artificial. ¡Temo que la sinceridad de los sentimientos desaparezca tre tanta palabra exquisita, que el alma no se pierda en pasatiempos ridículos y que el «fin del fin» no se convierta en el «fin de vanos fines»!

ROXANE:

Pero... ¿y el ingenio?

CYRANO:

Tratándose de amor, lo detesto. Cuando se ama, es un crimen prolongar ese juego. Además, inevitablemente llega un momento -compadezco a aquellos para los que nunca llega-, en que nos sentimos unidos por un amor noble, que se vuelve triste a cada palabra bonita que decimos.

Cyrano enamorando a Roxane en nombre de Christian. Acto tercero, escena VII.

Cyrano bajo el balcón de Roxane. Crédito: Raphael Gaillarde

Este sentimiento, terrible y celoso que me invade, es verdadero amor... Tiene todo el furor triste del amor y sin embargo, no es egoísta ¡Ah! por tu felicidad yo daría la mía, aunque tú nunca llegaras a enterarte de nada. ¡Si alguna vez pudiera, aunque de lejos, oír la risa de la felicidad nacida de mi sacrificio!... ¡Cada mirada tuya suscita en mí una virtud nueva!... ¡me da más valor! ¿Te das cuenta? ¿Entiendes ahora lo que me pasa? ¿Sientes en esta sombra, subir hasta ti mi alma? En verdad, esta noche es demasiado bella, demasiado dulce... Yo os digo todo esto y vos... ¡vos me escucháis! ¡Es demasiado! ¡Incluso mi esperanza más atrevida, nunca osó esperar tanto! Ahora sólo me resta morir. ¡Es por mis palabras por lo que ella tiembla entre las hojas como una hoja más! ¡Pues tiemblas!... porque, lo quieras o no, he sentido bajar, a lo largo de las ramas de jazmín, el temblor adorado de tu mano.

Cyrano, expresando su amor, a Roxane quién cree que es Christian. Acto tercero, escena VII.

¿Qué es un beso, al fin y al cabo, sino un juramento hecho poco más cerca, una promesa más precisa, una confesión que necesita confirmarse, la culminación del amor, un secreto que tiene la boca por oído, un instante infinito que provoca un zumbido de abeja, una comunión con gusto a flor, una forma de respirar por un momento el corazón del otro y de gustar, por medio de los labios, el alma del amado?

Cyrano, haciéndose pasar por Christian, hablándole a Roxane. Acto tercero, escena X.