Turismo
Así es la vida en el pueblo más frío del planeta; tiene cerca de 900 habitantes que cada día sobreviven en condiciones extremas
Generalmente, las personas que viven en este lugar soportan diariamente una temperatura de -62 grados centígrados.


Con un récord de -71,2º C, en el noreste de Siberia, en la República de Sajá (Yakutia), se encuentra Oymyakon, el asentamiento humano más frío del planeta, que cuenta con una población de aproximadamente 900 personas.
Cada uno de los habitantes de este pequeño pueblo ha logrado adaptarse a condiciones climáticas extremas que desafían la vida cotidiana. Allí, la media de temperatura durante los meses más fríos es de aproximadamente -62 °C y el invierno puede durar hasta nueve meses.
Según explica un artículo de la prestigiosa revista National Geographic, Oymyakon se encuentra en una región montañosa y aislada, a unos 750 metros sobre el nivel del mar, lo que contribuye a la formación de un microclima extremadamente frío.
Además, señala que su nombre significa “agua que no se congela” y se refiere a las aguas termales que se encuentran en el municipio.
Sus peores meses de frío extremo son entre octubre y mayo, por lo que desde la oficina de turismo local advierten que todo lo que no se tape para protegerse será cubierto de hielo, dejando claro que no se necesita mucho tiempo para congelarse aún con abrigos.

Durante los largos inviernos las temperaturas promedio en Oymyakon oscilan entre -50 °C y -60 °C. Este clima extremo, de acuerdo con la revista, se debe a su ubicación geográfica en una depresión rodeada de montañas.
Un factor clave para lograr sobrevivir a estas condiciones extremas, es que por suerte cuenta con una central térmica cercana que abastece a su población de calefacción gratuita, además de manantiales termales cercanos que aportan el agua líquida que necesitan.
En un documental publicado en YouTube, se muestra cómo es la vida en este pueblo que, por supuesto, requiere adaptaciones únicas para subsistir, incluyendo casas que están construidas con materiales que proporcionan un aislamiento térmico adecuado.
Por otro lado, la calefacción se mantiene encendida todo el tiempo para evitar que las tuberías se congelen y los vehículos deben mantenerse en funcionamiento continuo o almacenarse en garajes calefaccionados, esto con el objetivo de que el frío extremo no congele el combustible ni cause daño en los motores.
En este pueblo, los baños interiores son poco comunes debido, justamente, al riesgo que corren las tuberías de agua y alcantarillado de quedar congeladas fácilmente. Por esta razón, en su lugar se utilizan letrinas exteriores, conocidas como “banyas”, que requieren mantenimiento constante para evitar afectaciones por el frío.

La temperatura no es un obstáculo para los turistas
Por la curiosidad que despierta este destino, a pesar del frío extremo que se siente, son muchos los turistas que lo visitan cada año para descubrir de cerca sus paisajes y la forma de vida de sus habitantes. “Ellos se dedican a la minería, ya que en el lugar hay yacimientos de oro y antimonio, que en otros lugares es difícil de encontrar”, señala National Geographic.
Respecto a su alimentación, se conoce que se asa principalmente en productos animales, como carne de reno, caballo y pescado, ya que las condiciones climáticas impiden la agricultura. En estos alimentos, su población encuentra las calorías necesarias para soportar el frío extremo.