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FAMILIA

¿Cómo ser mejores hijos?

La celebración del día del padre es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de los papás en la vida de de cualquier ser humano. Compartimos unos tips para mejorar la relación padre-hijo.

17 de junio de 2017

El agradecimiento es una herramienta fundamental para  aceptarse, valorarse, quererse a si mismo y a los demás. Numerosos estudios han comprobado que las personas que agradecen de corazón, se mantienen más saludables y felices; tienen mayor determinación, mejor atención, mas entusiasmo y energía.

Enseñar a los niños a agradecer a su papá, es reconocer el cariño que él les da, el esfuerzo que hace por ellos, las cosas buenas que les ofrece, los logros que han alcanzado juntos, el apoyo y la guía que reciben de él.

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El agradecimiento entre padres e hijos trae grandes beneficios para los dos:

- Fortalece la relación: Cuando los padres y los hijos pueden reconocer y agradecer como son, lo que tienen, lo que dan y reciben mutuamente, desarrollan la capacidad de ponerse en el lugar del otro, la empatía y la compasión. Pueden entender lo que cada uno siente, se conectan desde las emociones y construyen una relación donde se cuidan y ayudan en las dificultades. La ternura que surge entre los dos despierta la dulzura y la amabilidad, permite acercarse con respeto y trasmitir el mensaje “no estás solo, yo estoy contigo”. Como afirma Richard Davidson, Doctor en Neuropsicología e investigador en Neurociencia afectiva, la amabilidad y la cooperación son innatas, pero deben cultivarse o se pierden.

- Ayuda a ver lo positivo: Cuando se agradece la atención está orientada hacia la realidad que cada uno vive: lo que se tiene, lo que se ha logrado o lo que se es. Se hace conciencia de lo que hay y no de lo que falta, y este reconocimiento genera una sensación agradable y positiva. Esto no significa que no se tengan objetivos o proyectos de vida o que el niño deje de esforzarse, sino que se desarrolla la capacidad para ver los aspectos positivos de cada situación, que le dan la fuerza para seguir adelante, con confianza en si mismo y en el futuro. Agradecer disminuye el miedo, estimula la solidaridad y abre las posibilidades para encontrar soluciones a las dificultades. A los padres les permite conocer a los niños, valorar sus logros  y no solo fijarse  en el resultado esperado. 

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- Permite aceptar la realidad: Cuando el niño agradece se conecta con su realidad, sabe quien es, reconoce sus fortalezas y debilidades y descubre cómo aprovecharlas. Su atención se centra en lo que tiene y no en lo que quisiera tener, en quien es y no en quien quisiera ser. Disfruta de las personas que hay a su alrededor, de las cosas, las actividades y oportunidades que le brindan. No se trata de compararse con los que están en situaciones mas difíciles, sino reconocer los aspectos positivos de lo que está viviendo en el momento, como afirma Alex Karlo, Doctor en Neurociencia. Agradecer permite a los niños reconocer los pequeños detalles de la vida y aprender a disfrutar de ellos. Se sienten más animados y activos, se cuidan y duermen mejor. Un niño que agradece es un niño feliz.

- Mejora la salud y el estado de ánimo: Numerosos estudios han comprobado que dar gracias fortalece el sistema inmunológico y mejora la salud: disminuye el estrés, contribuye al buen funcionamiento del metabolismo, favorece el sueño, la actividad física y la alimentación. Además el cerebro produce un aumento en los niveles de dopamina, generando calma y bienestar. El agradecimiento reduce la depresión y la ansiedad; protege de emociones como la envidia, el resentimiento y la amargura.  Un estudio realizado por el Dr E. P. Seligman en la Universidad de Pennsylvania,  encontró que las personas que escriben cada día tres acontecimientos positivos de su vida, mantienen mas altos los niveles de felicidad. Además, el agradecimiento beneficia tanto a quien lo da como a quien lo recibe.

Decir gracias siempre es bien recibido, es un hábito que se adquiere a través de la práctica y no necesita de sucesos especiales. Es una actitud que lleva a agradecer por los pequeños detalles, por todos los momentos vividos. Para enseñar a los niños a agradecer, los padres pueden:

- Dedicar unos minutos en la mañana para dar gracias por el día que comienza. Cuando los niños lo hacen, inician las actividades con una actitud positiva.

- El abrazo del padre hace que los niños se sientan seguros, protegidos y queridos. Es la expresión del amor y el agradecimiento que hay entre los dos.

- Celebrar los pequeños detalles. Descubrir todos los días algo positivo, reir, disfrutar y dar gracias por cada uno de ellos.

- Acompañar en los momentos importantes. Cuando padres e hijos se acompañan en los momentos importantes muestran que valoran lo que cada uno vive. Crecen con la certeza de ocupar un lugar especial en la vida del otro. Agradecer la compañía y el esfuerzo para estar presentes fortalece el afecto entre los dos.

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- Recordar momentos vividos juntos. Recordar las experiencias y la emociones son oportunidades para dar gracias por los buenos ratos compartidos y las dificultades superadas. Los niños prefieren recordar los momentos agradables y divertidos.

- Conocer la historia familiar. Si los padres comparten con los niños anécdotas e historias de su niñez y de los abuelos y expresan su agradecimiento hacia ellos, les enseñan a valorar a su familia, a sentirse parte de ella y a construir entre todos la identidad familiar.

- Dedicar cinco minutos en la noche para dar gracias por el día. Aun cuando el niño haya tenido un día difícil, poder reconocer los detalles positivos que ocurrieron les ayuda a sentirse mejor, dormirse pronto y tener un sueño reparador. No se trata de evadir o negar lo que ha sido difícil, sino después de escucharlo y entenderlo, ayudarle a reconocer que también ha tenido momentos agradables.

- Dar las gracias por ser como son y por lo que logran. Cuando ambos pueden reconocer y dar gracias por el papá o el niño que tienen, pueden aceptarse y valorarse como son. Disminuyen los juicios y el deseo de que el otro se ajuste al ideal de padre o de hijo que se tiene; evita las comparaciones y el deseo de que el papá o el niño sea como el del amigo. Así pueden sentirse felices y orgullosos de su familia.

- Hacer un diario de gratitud. Enseñar a los niños a escribir todos los días lo que agradecen les ayuda a crear el hábito de reconocer lo positivo que hay en su vida.

Gracias es una palabra mágica que siempre hace sentir bien al otro. Enseñemos a los niños a decir Gracias Papá por lo que recibo todos los días de ti. Es el mejor regalo que pueden darle y una buena recarga de amor y energía para seguir ejerciendo la difícil pero maravillosa tarea de ser papá.