| Foto: Guillermo Torres

INFORME ESPECIAL

“El almacén de mi familia tuvo que cerrar y es imposible pagar el otro semestre”

Laura Ayala, de 21 años, está a punto de terminar su carrera, pero no podrá seguir. Con el negocio de su mamá cerrado, no hay para el semestre de ella y su hermano.

4 de julio de 2020

"Me faltan dos semestres para terminar comunicación social con énfasis en periodismo. No me queda nada: la tesis, dos clases más y mis prácticas profesionales que son en el último semestre. Pero tuve que aplazarlo todo, especialmente porque para ver sólo tres clases me toca pagar matrícula completa, lo cual se sale del presupuesto en estos momentos. 

En mi familia mi mamá es quien ha luchado incansablemente por sacarnos adelante a mi hermano y a mí. Ambos estamos en la universidad entonces los gastos de cada semestre son considerablemente elevados, pues aunque estudiamos carreras distintas están más o menos en el mismo precio.

Por el coronavirus tuvo que ver sus clases de televisión desde la casa y grabar con lo que tenía. Foto: Guillermo Torres / SEMANA

La llegada de la pandemia nos afectó bastante. Especialmente los ingresos de mi mamá porque ella trabaja en un almacén de mi familia que cerró durante la cuarentena. Ese tiempo fue devastador porque no hacíamos ninguna venta y por ende no teníamos ingresos. Para mi mamá, pagar los créditos de nuestro estudio siempre ha significado un esfuerzo enorme y ahora esto no ayudó para nada. A raíz de la pandemia empezamos a retrasarnos en el pago de las cuotas del semestre de mi hermano y el mío. Pero creo que la desazón más grande es que sentimos que la universidad no ofreció alternativas o ayudas significativas para quienes tenemos problemas financieros en estos momentos. 

Estos meses quiere conseguir trabajo así sea en un call center para poder ahorrar y ayudar con el pago del siguiente semestre. Foto: Guillermo Torres / SEMANA

Tanto él como yo tomamos la decisión de aplazar al menos el próximo semestre para darle un respiro a mi mamá y así ponernos al día en el pago de los créditos. El almacén logró reabrir el 27 de abril pues entraba dentro de los sectores de manufactura y construcción que podían retomar sus actividades a partir de esta fecha. Es una importadora de tornillería para maquinaria pesada. Al ver que existía la posibilidad de abrir, mi familia se puso al día con los permisos, protocolos y medidas de bioseguridad que exigía la Alcaldía y desde entonces está funcionando. Pero las ventas ya no son iguales, no tenemos las mismas ganancias.

A mi no me afana el tiempo, no me afana graduarme, lo que me importa es la calidad. Este semestre vi las materias más importantes de mi énfasis desde mi casa y fue un martirio. Sé que no es culpa de la universidad, pero siento que el semestre no valió lo que pagué. Desaproveché la oportunidad de ver las materias de televisión desde uno de los edificios más tecnológicos que tiene mi universidad: el Centro Ático. Allí los estudiantes podemos usar equipos con tecnología de punta para hacer nuestras producciones audiovisuales. 

Tanto su hermano como ella decidieron frenar la universidad pues su familia se quedó sin ingresos.Foto: Guillermo Torres / SEMANA

En estos meses grabamos todo en nuestra casa y como no podíamos salir, nos tocaba descargar imágenes de apoyo de internet. Luego, como eran trabajos en grupo, cada uno mandaba su material y lo juntábamos para tratar de hacer una historia que tuviera sentido. Sé que los profesores hicieron todo su esfuerzo pero nunca será igual a la presencialidad.

Por ahora aprovecharé estos meses para trabajar. Quiero buscar aunque sea un call center para ahorrar y poder seguir estudiando el otro semestre. Además así espero que la situación se calme un poco y pueda volver a estudiar presencialmente para que valga la pena".