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Destructoterapia

Una empresa española alivia las tensiones diarias con un método simple: destruir carros a mazazos mientras se oye un conjunto de 'heavy metal'.

28 de noviembre de 2004

Acabe con el estrés a mazazos, pisotones y pedradas. Esta es la propuesta creada en Soria (España) por la empresa Stopstress, que semanalmente lleva a grupos de ejecutivos al desguazadero municipal a que destrocen carros con piedras, bates de béisbol, varillas de acero, martillos y mazos.

Es la última moda para aliviar las tensiones, cuesta 200.000 pesos por persona, ha suscitado un vivo interés en Europa y Estados Unidos, y les permite a los 'pacientes' estresados descargar su ira y sus frustraciones no sólo contra automóviles sino también contra computadoras, escritorios, sillas y teléfonos celulares.

"No promovemos la violencia, sino que la combatimos y la prevenimos, ya que es mejor que la gente destruya a mazazos un coche a que libere estas fuerzas destructivas del estrés contra sí misma o contra sus jefes, amigos o familiares", explicó a SEMANA Jorge Arribas, quien patentó la 'destructoterapia' y ahora está vendiendo su invento a centros de salud del resto de Europa y de Norteamérica.

Arribas indica que su terapia no se puede practicar sin las medidas indispensables de protección y seguridad, así que dota a los 'pacientes' con overoles, cascos, gafas, botas y guantes para evitar accidentes. Luego los incita a manifestar toda su agresividad, los azuza a lanzar gritos de furia, les entrega las 'herramientas terapéuticas' (martillos, mazos, varillas, palos, piedras) y los lanza al ataque contra las futuras chatarras del cementerio de automóviles. Cada persona tiene dos horas para desahogarse a golpes, pero hasta hoy nadie ha superado el récord de 30 minutos dándoles mazazos, pedradas y garrotazos a los carros.

"Después de media hora de sacudirse todo el cuerpo, los oídos y la mente con tantos golpes, la relajación que uno consigue es total. ¡Este es un invento fantástico! He sido esclavo del coche por 15 años de trabajo como vendedor y ahora que he destruido uno con mis propias manos, al fin me siento liberado de todos mis odios y preocupaciones", dijo a SEMANA Jesús Montoro (fotos 1 y 2), quien ha probado la terapia en dos ocasiones.

Algunas personas llevan fotos de sus jefes e incluso de sus ex maridos, ex esposas, suegras y ex suegras para ponerlas sobre las computadoras, los celulares y los carros con el fin de 'motivarse' para descargar con más saña los garrotazos que los aliviarán del estrés. Al principio, la mayoría de los 'pacientes, pedía máxima privacidad y exigía máscaras para cumplir con la terapia, pero con el tiempo las sesiones se han convertido en un rito festivo. Hoy no sólo se admite beber alcohol antes y después de la faena, sino que toda la jornada terapéutica va acompañada de música heavy metal en vivo interpretada por un grupo llamado Petardo Infecto, que al final les permite a los 'pacientes' cantar, bailar y saltar con ellos sobre los automóviles destruidos.

Stopstress ya venía probando distintas alternativas para aliviar el estrés como el senderismo, el paracaidismo, el rafting nocturno, las rutas en burro (animal en vías de extinción en España), y había conseguido cierto éxito al llevar a grupos de ejecutivos al bosque de noche para ponerlos a aullar como lobos. Pero la 'destructoterapia' le ha abierto las puertas al éxito económico y la compañía tiene planeado operar con franquicias en varios países de Europa, Estados Unidos y México.

"Esta idea de destruir aquellos objetos a los que culpamos de nuestro estrés cuenta con un gran desarrollo en China y Japón, y tal parece que ayuda a las personas si se practica de manera controlada, pero llama la atención que ahora en Occidente las grandes dosis de energías acumuladas por el estrés las dirijamos a destruir y no a construir y a crear", comentó a SEMANA Angélica González, profesora de sicología de la Universidad Autónoma de Madrid.

Arribas cree que las actividades radicales y extremas resultan más útiles para combatir el estrés, porque se contraponen a la vida monótona y tediosa de las oficinas y los hogares, pues como dijo a SEMANA, "en esa aparente calma del día a día es donde nos cargamos de problemas y angustias, y sólo podemos liberarnos de tantos miedos e incertidumbres con una experiencia que nos lleva al límite como la "destructoterapia".