¿Dificultad para levantarse temprano? La causa puede ser el elevado nivel intelectual

Hay personas a las que le cuesta mucho levantarse en la mañana. Pueden poner la alarma o despertador una y otra vez y no logran sobreponerse. Según un estudio realizado por sicólogos ingleses, la razón puede estar relacionada con su elevado nivel intelectual.

Esta es una de las conclusiones del estudio titulado ‘Why night owls are more intelligent’, para el cual los sicólogos Satoshi Kanazawa y Kaja Parerina entrevistaron a más de 15.000 estudiantes a lo largo de cinco años.

En el desarrollo de la investigación, publicada en la revista Psychology Today, encontraron que a las personas que se les dificulta levantarse temprano, o a una hora determinada, lo que hacen es escuchar su cuerpo y lo que éste necesita.

Esto indicaría que son más independientes, creativos y ágiles a la hora de resolver un problema. Lo anterior, debido a que decidir la hora en la que se acuesta, cuánto duerme y a qué hora levantarse es una señal clara de inteligencia.

En otras palabras, quienes son capaces de ignorar tanto la alarma como los estímulos externos, como la luz o los sonidos, son personas que tienen un fuerte sentido de independencia y de escuchar a su cuerpo.

Cuidado del cerebro

Adicionalmente, las personas que eligen dormir lo suficiente, cuidan su cerebro, dicen los especialistas. Hay quienes piensan que para ser productivos deben levantarse muy temprano, y para ello toman la decisión de dormir menos tiempo. Sin embargo, esto no siempre es bueno, porque una persona puede ser más productiva y rendir mejor en cualquier actividad que realice si descansa lo suficiente.

Así las cosas, las personas que cuidan su descanso son, en general, las que mejor rinden durante el día. Tienen más capacidad de trabajo y de aprendizaje, y logran mayores metas.

Según el National Institutes of Health (NIH, por sus siglas en inglés), dormir bien hace que la persona se sienta descansada, pues mientras se duerme, no solamente la mente y el cuerpo se apagan, sino que durante la noche, los órganos y los procesos internos trabajan arduamente.

“El dormir mantiene todos los aspectos del cuerpo de una forma u otra: el equilibrio energético y molecular, así como también la función intelectual, el estado de alerta y el humor”, explica el doctor Merrill Mitler, experto en sueño y neurocientífico del NIH.

De acuerdo con esta institución, la pérdida de sueño daña los niveles superiores de razonamiento, resolución de problemas y atención a los detalles. No dormir bien también influye sobre el humor, que puede afectar la manera en que una persona interactúa con otras. El déficit de sueño, con el paso del tiempo, incluso puede incrementar el riesgo de sufrir depresión.

Adicionalmente, los estudios científicos demuestran que la falta de sueño aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades del corazón e infecciones. Durante la noche, la frecuencia cardíaca, la frecuencia de respiración y la presión arterial suben y bajan, un proceso que puede ser importante para la salud cardiovascular. Mientras duerme, el cuerpo libera hormonas que ayudan a reparar las células y a controlar el uso de la energía.

Si bien hay algunas personas madrugadoras que se acuestan muy temprano en la noche, por lo que siguen respetando sus horas de sueño. Aún así, la clave no es tanto la cantidad, aunque los especialistas recomiendan entre 7 y 8 horas, sino en el ritmo que maneje la persona y de qué forma lo aprovecha mejor.

El portal MedlinePlus define el sueño como “un complejo proceso biológico que le ayuda a procesar información nueva, mantenerse saludable y a sentirse descansado”. Agrega que cuando la persona duerme está inconsciente; sin embargo, las funciones del cerebro y el cuerpo siguen activas.

Las distintas fases del sueño, de acuerdo con este sitio web, ayudan a la persona a sentirse descansado y con energía al día siguiente; aprender información, hacer reflexiones y formar recuerdos; descansar el corazón y el sistema vascular; liberar más hormona del crecimiento, que ayuda a los niños a crecer, así como también aumenta la masa muscular y la reparación de células y tejidos en niños y adultos.

También ayuda a liberar hormonas sexuales, que contribuyen a la pubertad y la fertilidad; y a evitar enfermarse, creando más citoquinas (hormonas que ayudan al sistema inmunitario a combatir varias infecciones).