CIBERNÉTICA

Humanos, bienvenidos al futuro

El científico e inventor Ray Kurzweil estableció que en 2045 las máquinas serán más inteligentes que las personas y que les ayudarán a los hombres a vivir eternamente.

26 de febrero de 2011

¿Será posible que en tres décadas los humanos puedan interactuar con computadores que no solo hagan cálculos aritméticos, sino que compongan piezas para piano, manejen carro, escriban libros, den conceptos sobre arte, echen chistes y, encima de todo, puedan descifrar la clave para vivir por siempre?

Para muchos esta última idea es traída de los cabellos, pero Ray Kurzweil, un inventor y futurólogo de Estados Unidos, piensa que todo eso sucederá en 2045. En ese año, dice, se logrará la singularidad, un término con el cual él define un momento en el que se produce una explosión de inteligencia artificial tal que, como lo ha dicho en sus tantas charlas, "el hombre queda atrás y la máquina ultrainteligente será su última creación".

La singularidad es un término de la astrofísica y define un punto en el espacio-tiempo donde las reglas de la física ya no aplican. En la singularidad tecnológica tampoco se aplicarían las leyes actuales, pues ya no sería posible predecir lo que una máquina superinteligente, rápida y con una memoria abismal lograría crear. Seguramente mejoraría automáticamente su propio software y diseñaría mejores aparatos. Pero lo que más llama la atención es la idea de que con estas supercomputadoras se logrará detener el proceso de envejecimiento para que los humanos vivan indefinidamente. O, quizás, se inventarán maneras para transmitir la conciencia de una persona a un computador, como si se tratara de un software, y permitir que esta siga viviendo en el cascarón de un robot. Está el lado tenebroso del asunto y es que el computador termine por dominar o aniquilar a los humanos. Kurzweil, de 63 años, cree en la versión 'amigable' del futuro y por eso toma a diario 200 pastillas y suplementos vitamínicos para llegar sano a la fecha indicada e inmortalizarse.

El año 2045 no es un capricho: es el resultado de muchos cálculos basados en la idea de que el crecimiento tecnológico no es lineal, sino exponencial. Un ejemplo que Kurzweil da en sus charlas para explicarlo es el del computador que usó cuando ingresó a MIT en 1968. "Teníamos uno solo para todos y era enorme. Hoy todos tienen uno en su bolsillo y es un millón de veces más barato, un millón de veces más pequeño y 200 veces más poderoso", dice.

Y pruebas de que la humanidad camina en esa dirección son hechos como el del computador de IBM, que entiende el lenguaje humano y la semana pasada ganó un concurso de televisión llamado Jeopardy, o que Google esté haciendo test para lanzar un carro que se maneja con un software inteligente, o que científicos de todo el mundo trabajen en la reversión de ingeniería del cerebro humano para reproducirlo en un software, y así crear una máquina con su inteligencia, algo que, se calcula, estará listo en 2030.

En 2009, Kurzweil fundó la Singularity University, con fondos de Google y cuya sede está en las instalaciones de la Nasa, en California. Su credibilidad llega al punto de que Bill Gates lo considera una eminencia en el tema y la revista Time recientemente le hizo una portada para explicar sus ideas. Y es que este personaje, nacido en NuevaYork, inventor desde los cuatro años, egresado de MIT, no es ningún científico loco. Ha recibido más de quince doctorados honoríficos de las mejores universidades de su país y se ha ganado prestigiosos premios en ciencia y tecnología.

Pero así como lo respetan, Kurzweil también tiene sus críticos. Martin Ford, empresario de Sillicon Valley, dice que su teoría supone una paradoja y es que la aparición de computadores más capaces acabaría con muchos empleos y esto llevaría a un descenso en la demanda de consumo, lo que a su vez desincentivaría el deseo de invertir en tecnología, lo cual es crucial para la singularidad. Habrá que esperar tres décadas para ver quién tiene razón.