LA CURA DEL AMOR

UNA CLINICA EN MEDELLIN ABRE SUS PUERTAS PARA SOLUCIONAR CRISIS EMOCIONALES Y PROBLEMAS SENTIMENTALES CRONICOS.

25 de marzo de 1996

No hay un aspecto en el que los seres humanos hayan improvisado más que en la manera de curar un mal de amor. Muchas protagonistas de historias de despecho y desilusión han solucionado sus problemas sentimentales con remedios caseros como deshojar margaritas, embriagar las penas o simplemente hacer de tripas corazón. Pero todo indica que el amor tiene su ciencia y se requiere algo más eficaz para salir airoso de un engaño o un abandono. La sicóloga Chiquinquirá Blandón, especializada en el tema y autora del libro Manual para desenamorarse, advirtió que aunque un problema de amor puede afectar a la persona al punto de que no la deja funcionar en sus otras áreas, los colombianos no le prestan mayor atención al asunto. Por eso decidió crear en Medellín un centro especial para tratar este tipo de dolencias. Según su experiencia clínica, dejar pasar una desilusión o una separación sin elaborar los sentimientos que producen en la persona puede dejar cicatrices como alteraciones sicológicas y modificaciones de la personalidad.La idea de esta profesional es trabajar de una manera más profunda en las cuestiones sentimentales. Estructuró dos tipos de servicio: uno dedicado a atender pacientes de urgencia que se encuentren desestabilizados por el travieso Cupido, y otro diseñado para enfermos crónicos de amor relacionados con abandonos, separaciones, divorcios y engaños . A esta novedosa propuesta han respondido por igual hombres y mujeres. El éxito de la clínica, según la doctora, radica en que le da herramientas al enfermo de amor para recuperarse de cualquier 'traga maluca'. El servicio de urgencia funciona durante las 24 horas. Está diseñado para aquellas personas que no pueden manejar el golpe que genera el abandono de su pareja, o el conocimiento de que le fue infiel. "Buscamos minimizar el riesgo de daño físico y emocional porque una persona en este estado puede cometer errores", dice la especialista. Según ella, el problema exige ayuda más eficaz y profesional que la que puede ofrecer un amigo o vecino del paciente porque muchas de estas situaciones pueden tener ingredientes de suicidio o conductas agresivas hacia otros. Como si se tratara de cualquier sala de urgencias de un hospital común, el paciente que llega por la puerta de emergencias es atendido por un equipo conformado por un médico, dos sicólogos y un siquiatra. De la evaluación que haga el sicólogo depende que sea remitido a cualquiera de los otros especialistas o dado de alta. Si lo creen conveniente, el paciente puede ser hospitalizado a través del servicio EMI _Emergencia Médica Inmediata_, que remite al paciente al hospital indicado. Cualquiera que sea el caso, la hospitalización no será superior a los cinco días. Lo que buscan en este período es controlar los nervios, la depresión, y cualquier otro síntoma grave. Una vez lo neutralizan, el paciente podrá iniciar la terapia adecuada para curar su problema.En la clínica, parte del esfuerzo lo invierten en recuperar enfermos crónicos de amor. En este grupo se clasifican aquellos que quieren olvidar, desenamorarse o aplicar la ley de punto final a su soledad. Para estas dolencias la sicóloga ha establecido tres talleres diferentes que constan de 32 sesiones en las cuales incluye una etapa de evaluación, otra de terapia de grupo y terapia individual. Según la especialista, al igual que en cualquier caso médico, en el campo sentimental también es necesario cortar de raíz ciertos comportamientos que originan las crisis del corazón. Las personas que sostienen relaciones problemáticas, por ejemplo, y han fallado en su intento por acabarlas, son pacientes potenciales del taller para desenamorarse. Estos individuos presentan, según ella, adicción al amor. "Es la típica relación que oscila entre depresiones y que depende de la otra persona para su bienestar personal", aclara la especialista. En estas circunstancias, la terapia que aplica la doctora incluye además de una evaluación preliminar, una serie de sesiones en grupos homogéneos en donde trabajan temas como desidealizar a la otra persona, desmitificar el amor, despertar la ira y modificar la cotidianidad. Otro de los talleres está dirigido a las personas que se ven sometidas a separaciones forzosas pero en las cuales aún existe amor. En estos casos, el remedio que ofrece la clínica es la terapia del olvido. Todas las actividades de este proceso están encaminadas a que la persona se enfrente con los sentimientos de tristeza, rabia e inconformidad que puede generar el abandono de su ser querido. "Uno ve que hay pacientes que llegan con viejos resentimientos de relaciones pasadas", dice Blandón. En ese sentido, según explica, las personas siguen vinculadas a la otra persona por los sentimientos de odio y no pueden iniciar nuevas relaciones.El taller de la soledad está dirigido básicamente a los solteros o separados que no han encontrado pareja. Aunque en todas las terapias el tema de la autoestima es vital, en este cobra aún mayor importancia. Todas las actividades se centran en mejorar la imagen que los pacientes tienen de ellos mismos. "Aquí es importante el autoconocimiento, para que el paciente defina qué tipo de pareja quiere, ", explica la doctora. Una vez tomada la decisión, el taller le brinda estrategias para seducir y conquistar.Los grupos son establecidos por los especialistas de acuerdo con el tipo de problemática que presenten los pacientes. Una regla básica es no mezclar de diferente sexo porque, como se encuentran en un estado débil, pueden formar parejas fácilmente. "Lo ideal es que primero solucionen los problemas emocionales básicos antes de volver a establecer una nueva relación", dice Chiquinquirá Blandón.El tema de la sexualidad no se toca porque, según Chinquiquirá, cuando los problemas afectivos se solucionan la sexualidad fluye naturalmente. La idea de esta sicóloga es expandirse y ofrecer muchos más servicios para los males del alma. Entre sus proyectos está establecer ayuda para parejas que se separan por agotamiento así como por muerte del ser querido. Con esto quiere demostrar que el amor es una locura que sí tiene remedio.