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RELACIONES DE PAREJA

Demasiado ocupados para el sexo

Un estudio reveló que los ‘millennials’, personas nacidas en los años 80 y 90, tienen menos relaciones sexuales que las generaciones anteriores. Esto dicen los expertos.

13 de agosto de 2016

La semana pasada un estudio causó bastante revuelo. Un grupo de científicos estadounidenses realizó una investigación exhaustiva para evaluar la frecuencia con que tenían relaciones sexuales las personas de acuerdo con su generación. Tras analizar a más de 27.000 individuos, los expertos revelaron que los llamados millennials, personas nacidas entre los años ochenta y noventa, son menos activos sexualmente que sus padres y abuelos. Aunque cuesta creer que los nativos digitales dediquen menos tiempo al sexo, pues generalmente inician su vida sexual a más temprana edad, varios expertos han intentado explicar las posibles causas de este fenómeno.

Según Jean Twenge, coautora del estudio y profesora de psicología en la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, resulta paradójico que los millennials tengan menos encuentros sexuales cuando disponen en sus celulares de una amplia gama de aplicaciones digitales para cuadrar citas y encontrar pareja fácilmente. Sin embargo, “es probable que la tecnología tenga un efecto contrario en estos jóvenes, pues pasan mucho tiempo conectados a los dispositivos móviles, interactúan menos en persona con los demás y, por ende, tienen menos sexo”, afirma Twenge.

Aunque lo anterior no quiere decir que los veinteañeros sean célibes, sí muestra una dinámica distinta en la forma como se relacionan con los demás. El auge de las redes sociales ha disminuido ostensiblemente el contacto cara a cara, que puede traducirse también en contacto físico. Además, los millennials fueron los primeros en usar las redes sociales y los chats como la principal herramienta de comunicación en su vida diaria. Esto ha influido inevitablemente en su forma de vivir la sexualidad, pues el entorno virtual ocupa buena parte de su tiempo.

Según la psicóloga de familia María Elena López, los millennials están muy centrados en sí mismos y viven de una forma muy individualista, lo que a veces hace pensar que tienen poco interés en lo que ocurre a su alrededor. De hecho, algunas investigaciones hablan de un narcisismo exagerado que se potencia aún más con las redes sociales. Este puede ser un entorno propicio para que la sexualidad tenga unas manifestaciones diferentes a como la vivieron las generaciones anteriores. “No solo es el autoerotismo, también el voyerismo, el exhibicionismo y el ‘sexting’. Algunas estadísticas muestran el número descomunal de mensajes, fotos y videos de carácter sexual que comparten personas a esa edad”, dijo López a SEMANA.

Esto va de la mano con el acceso ilimitado a una vasta cantidad de páginas pornográficas que pululan en la red. Se estima que el 42,7 por ciento de las personas que tienen conexión a internet miran pornografía y quienes tienen entre 18 y 35 años consumen este tipo de material con mucha frecuencia. Aunque la ciencia no ha probado la existencia de la adicción al porno, sí hay evidencia de casos en los que algunas personas, especialmente las más jóvenes, distorsionan su visión de la sexualidad al observar videos triple X y suelen aislarse del mundo real por pasar largas horas conectados. Robert Weiss, experto en adicciones, afirma que en los últimos 20 años los problemas sexuales de los jóvenes que consumen mucho porno online aumentaron hasta un 25 por ciento. “La hiperestimulación del porno ‘online’ eleva drásticamente los niveles de dopamina, a tal punto que, cuando estos jóvenes van a acostarse con alguien, sufren de algún tipo de disfunción sexual y no lo disfrutan”, afirma Weiss. Adicionalmente, los expertos han visto que muchos prefieren practicar sexo virtual porque es una forma más segura de sentir placer.

Otra de las posibles causas por las que los millennials tienen menos sexo es que son la primera generación que comenzó su vida sexual siendo consciente del sida y el peligro de las enfermedades de transmisión sexual. Por eso son mucho más cuidadosos y selectivos a la hora de elegir pareja. Esto sumado a que muchos le huyen a los compromisos porque no quieren repetir los esquemas tradicionales del pasado, según los cuales era importante casarse a cierta edad y tener hijos. “Se prioriza el deseo personal y perseguir los propios sueños. Hoy importa menos la mirada del otro. Hay más profesiones no tradicionales y una cierta rebeldía de las nuevas generaciones a no repetir lo que vivieron sus padres”, señaló a SEMANA Valeria Schapira, experta en relaciones de pareja del portal Match.com.

La antropóloga Helen Fisher cree que los millennials son sumamente ambiciosos y ponen por encima de cualquier cosa su carrera profesional. Por eso le dedican mucho más tiempo a estudiar y trabajar. Si bien esto no quiere decir que no tengan una vida sexual activa, Fisher afirma que pasan mucho tiempo ocupados y el sexo no es la prioridad en ese contexto. Además, son conscientes de que tener sexo siempre hace más vulnerable a la gente de apegarse y enamorarse.

También está claro que los millennials empiezan su vida sexual a temprana edad y que experimentan cosas que personas de las generaciones anteriores vivieron después. López dice que ellos vivieron una adolescencia hipersexualizada y eso los hizo madurar muy biches en esa materia. Por eso es posible que el sexo haya dejado de ser una prioridad en esta etapa de sus vidas. “Como dicen por ahí, tanto dulce empalaga y se dedican a otros proyectos, a surgir y tener éxito profesional, a viajar y a su desarrollo personal. El sexo ya no es una novedad ni está en el primer lugar de sus actividades”, dijo López a esta revista.

Pese a que las cifras hablan de menos sexo, los expertos coinciden en que no se puede generalizar y se debe analizar con cuidado las posibles causas que plantea esta tendencia. Los millennials tienen una dinámica muy particular en la forma como toman sus decisiones, en las maneras como asumen el compromiso, manejan el tiempo o el dinero, así como también de su vida sexual. Por eso la teoría de que las nuevas generaciones tienen menos sexo no necesariamente puede asumirse como una realidad predominante. Sin embargo, sí muestra que la forma en que estos jóvenes se relacionan y viven su sexualidad “va a un ritmo distinto al que tradicionalmente estamos acostumbrados”, concluye López.