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NUTRICIÓN

¿Qué les pasa a los hambrientos en la noche?

Cada vez hay más personas que comen tarde. Los expertos advierten que este hábito puede generar problemas serios de salud.

1 de noviembre de 2014

Diana, de 31 años, nunca puede cenar antes de las ocho de la noche. Trabaja hasta tarde y se demora mucho en llegar a su casa por el tráfico. “Llego muy cansada y con mucha hambre. Por lo general ceno después de las nueve, veo televisión y me acuesto al rato porque me toca madrugar”. Casos como este son cada vez más comunes, pues el ritmo de vida actual es muy exigente y las personas andan tan ocupadas que retrasan los horarios de sus comidas y en las noches consumen cualquier cosa sin discriminar lo sano de lo dañino. Los nutricionistas y dietistas han encendido las alarmas por esta tendencia que según estudios recientes puede traer graves consecuencias para la salud.

Jamie A. Koufman, experta en reflujo gástrico o la obstrucción del flujo normal de los alimentos a través del sistema digestivo, señaló la semana pasada en una columna para el diario The New York Times que es una epidemia que ha aumentado notoriamente en las últimas décadas. Además, ha provocado un incremento del 500 por ciento en los casos de cáncer de esófago desde los años setenta. La autora afirma que esto se debe al consumo de azúcar, gaseosas, grasas y comidas procesadas, pero también a una variable que pocos han tenido en cuenta: la hora de la cena. “Muchos de mis pacientes con reflujo comían tarde y en exceso, pues se saltaban el desayuno y almorzaban con solo un sánduche. Cuando algunos empezaron a cenar antes de las siete de la noche dejaron de sufrir de este malestar”, escribió.

El problema de saltar el desayuno o el almuerzo es que se consumen pocas calorías y en la noche muchos quieren compensarlo y se les va la mano. Esto no es conveniente porque a esa hora el organismo inicia su etapa de reposo y el metabolismo se vuelve lento. “Lo anterior sumado a una ingesta de muchas calorías genera indigestión, acidez, reflujo y afecta el ciclo del sueño”, explicó a SEMANA Alicia Cleves, directora del Centro de Nutrición y Medicina Integral (Cinumed).

Además del desorden en el horario de las comidas, también hay un aspecto psicológico que lleva a algunas personas a excederse en las noches. Muchos lo hacen para aliviar el estrés del día y es muy común que consuman comida chatarra porque “tienen mucha hambre y son más vulnerables a elegir opciones poco saludables”, dijo a esta revista Robin Frutchey, terapeuta clínico del Centro de Control de Peso de la Universidad Johns Hopkins. Por eso es normal que sean propensas a sufrir de sobrepeso y obesidad, pues en la mayoría de los casos no queman esas calorías adicionales con ejercicio sino que generalmente se sientan en el sofá a ver televisión o se acuestan después de comer. “Luego de cenar es importante quedarse despierto y de pie porque la gravedad ayuda a mantener los alimentos en el estómago sin que se produzca reflujo”, señala Koufman.

En algunos casos comer de noche se convierte en un hábito pero en otros puede tratarse de un desorden mental que debe ser puesto en manos de un psiquiatra, como por ejemplo el síndrome de hambre nocturna, que consiste en que “el afectado se levanta más de dos veces a la semana en las noches a comer algo y su porcentaje de ingesta calórica diaria aumenta un 25 por ciento. Sin embargo, solo afecta al 1,5 por ciento de la población”, dijo a SEMANA Jillon S. Vander Wal, psicólogo de la Universidad de San Luis, Estados Unidos.

Para suprimir esta costumbre es esencial que las personas sean persistentes, pues cambiar hábitos no es una tarea fácil. Por eso es clave concientizarse de que “el alimento es el medicamento del cuerpo. De eso dependerá que puedan evitarse enfermedades y el deterioro del estado nutricional”, concluye Cleves.

Controle el apetito nocturno

Estas son unas recomendaciones sugeridas por los expertos para evitar comer muy tarde en la noche.

1 No coma después de las ocho de la noche y hágalo siempre mínimo tres horas antes de irse a dormir.

2 Desayune y almuerce bien para que la cena sea ligera. También tome dos o tres meriendas al día para evitar la sensación de hambre en la noche.

3 Procure concentrarse en la comida y no en la televisión porque así no va a alimentarse y puede comer más de la cuenta sin darse cuenta.

4 Acuéstese temprano y en lo posible a una misma hora porque si trasnocha la posibilidad de que vaya a la nevera para picar algo es muy alta.