¿Qué tipo de piel es más propensa al cáncer?
¿Qué tipo de piel es más propensa al cáncer? | Foto: Getty Images

SALUD

¿Qué tipo de piel es más propensa al cáncer?

Son seis las clases de piel y algunas están en mayor riesgo a desarrollar daño solar y cáncer.

14 de septiembre de 2021

Algunas clases de piel están en mayor riesgo a desarrollar daño solar y cáncer, por lo que los expertos recomiendan conocer cuál es el tipo que cada persona tiene.

En total son seis los fototipos de piel, pasando del más claro al más oscuro, y las personas que tienen piel tipo I y II (que son las más claras) tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel, mientras que aquellos que tienen piel tipo V y VI tienen menor probabilidad de padecer esta enfermedad.

Aunque es importante tener en cuenta, de acuerdo con el portal Cáncer de piel, que las personas con piel más oscura también pueden desarrollar este tipo de cáncer, y deben tener cautela y hacerse exámenes regularmente con un médico.

Las clases de piel son:

Tipo I: Esta se quema con mayor frecuencia y nunca se broncea en el sol. Las personas con esta clase de piel son extremadamente susceptibles, así como a cánceres tales como el carcinoma basocelular y el carcinoma de células escamosas.

De igual manera, están en alto riesgo de desarrollar melanoma, el cáncer de piel más mortal, por lo que se les aconseja utilizar un protector solar con un FPS de 30 ó superior. No exponerse al sol y estar en la sombra la mayor parte del tiempo.

Tipo II: Por lo general se quema y no es muy fácil de broncear con el sol. Estas personas son altamente susceptibles al daño de la piel y son propensas a padecer tipos de cáncer como el carcinoma basocelular y el carcinoma de células escamosas.

El riesgo de padecer melanoma también es muy alto, por lo que también se les sugiere hacer uso de un protector solar con un FPS de 30 ó superior.

Tipo III: Esta en algunas ocasiones se quema y en otras se broncea en el sol. Del mismo modo, está en riesgo de padecer los mismo tipos de cáncer que los del I y II, por lo que la sugerencia es usar el mismo tipo de protector solar.

Tipo IV: Se broncea con facilidad y es menos propenso a quemarse, aunque también corre peligro. La protección solar que se sugiere es con FPS de 15+, pero se debe buscar la sombra entre las 10 a. m. y las 4 p. m.

Tipo V: Se broncea fácilmente y rara vez se quema, aunque aún está en riesgo, por lo que el protector solar debe ser con un FPS de 15+.

El melanoma lentiginoso acral, es más común entre las personas de piel más oscura. Estos melanomas tienden a aparecer en las partes del cuerpo que no suelen estar expuestas al sol, y a menudo suelen ser detectados tardíamente, después de que el cáncer se ha propagado.

Tipo VI: Nunca se quema, pero aún así está todavía en riesgo de contraer cáncer de piel, por lo que se debe usar un protector solar con FPS de 15 + y buscar la sombra entre las 10 a. m. y las 4 p. m.

¿Qué causa el envejecimiento de la piel y las arrugas?

Por lo general, la piel envejece debido a que las células dejan de llevar a cabo su función adecuada. “El primer efecto que se produce, como consecuencia, es la falta de producción de colágeno y otras proteínas (elastina y ácido hialurónico) que conforman la estructura principal de la piel. Todo ello va a conllevar una pérdida de elasticidad y luminosidad de forma progresiva”, indica Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid al portal CuídatePlus.

Pero no todo se debe a cambios propios del organismo, dado que la piel tiende a envejecer incluso más rápido debido a la exposición solar. De hecho, los expertos apuntan a que este es el principal factor externo causante del envejecimiento. Por supuesto, hay que tener en cuenta otros factores que inciden en el envejecimiento de la piel, tales como la contaminación, el estrés, el consumo de tabaco y la alimentación.

“La genética influye en todos los aspectos del organismo, incluido el envejecimiento de la piel. En este caso, dado que existen factores externos de gran importancia que también contribuyen, la genética toma un papel secundario, lo cual no quiere decir que no tenga influencia”, agrega Pedraz.

La alimentación juega un papel clave en el buen funcionamiento del organismo, por ende, en la piel. Lo ideal es lograr una dieta sana y balanceada –en lo posible con la supervisión de un nutricionista– para saber qué productos le haces bien a su organismo. Es de recordar que no todas las personas son iguales y que, dependiendo si sufre de algunas afecciones o no, hay alimentos que es preferible evitar.

Al respecto, el dermatólogo recomienda beber agua a diario –incluso si desea en infusiones–, consumir pimentones –que aportan vitaminas C y B6 y betacorenos–, los frutos secos –ricos en vitamina E–, el pescado azul –una fuente de ácido graso omega 3– y chocolate –con grandes aportes en flavonoides y antioxidantes–, para tener una piel sana y joven , reseña CuídatePlus.

El consumo de alcohol y tabaco no son buenos para la piel. Al respecto, Pedraz destaca que las bebidas alcohólicas deshidratan la piel, provocando que esté más expuesta a posibles agresiones externas, mientras que el consumo de tabaco conlleva a un envejecimiento prematuro, toda vez que disminuye el aporte sanguíneo a las células de la piel. “Ambos hábitos son desaconsejados, en general, y también para las personas que quieren tener una piel sana”, asegura.

Por años ha existido la concepción de que las pieles grasas tienden a registrar arrugas más tarde que las pieles secas, al respecto, Pedraz señala: “No es exactamente así, pero sí que es cierto que las pieles grasas suelen tender a formar menos arrugas que las secas. Las arrugas son uno de los múltiples signos de envejecimiento, pero existen otros, como la flacidez y la pérdida de luminosidad, que pueden aparecer en ambos tipos de piel”.

El dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid destaca que las cremas hidratantes y antiarrugas son fundamentales para sortear el envejecimiento de la piel. Afirma que la hidratación de este órgano es clave para evitar la pérdida de agua y que, por ende, sea más propensa a sufrir daños por agentes externos.