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Ritmo que avasalla

Amado por unos, odiado por otros, el 'reggaeton' se ha convertido en el fenómeno musical de mayor fuerza en los últimos años y tiene cuerda para rato.

11 de septiembre de 2005

En la calle, cuando llega la noche del viernes, frente a un local adaptado como discoteca, en Medellín, cientos de jóvenes entre los 12 y los 16 años hacen fila. En el interior los esperan sus amigos, que visten pintas muy particulares: ellos, de pantalones, camisas anchas, pañoleta y cadenas de oro y plata; ellas, de jeans ajustados o falditas muy cortas, así como blusas de atrevidos escotes. En la pista cada pareja se mueve de forma sensual y frenética. Otros lo hacen solos, inventando movimientos exagerados como si quisieran llamar la atención Todos lo hacen al ritmo de lo que se considera el género de baile más importante del momento: el reggaeton.

Escenas similares se viven en las discotecas y las fiestas de las principales ciudades de América Latina, desde México hasta Perú. Y, por supuesto, en Puerto Rico, donde esta fusión de rap, dancehall jamaiquino y hip hop nació hace 15 años. Pero el más reciente escenario del reggaeton es Estados Unidos, donde ha atrapado a los jóvenes de ascendencia latina de Nueva York, Boston, Miami, Los Ángeles y Houston. Allí lo ven como un medio de afirmación de su herencia cultural. Pero también ha penetrado en emisoras de habla inglesa y clubes de hip hop "donde los dos ritmos se mezclan perfecto", según Juan Carlos Garay, experto en música. Aunque muchos no entiendan ni jota de lo que canta, ni siquiera incluso algunos hispanoparlantes, "su influencia es mundial", dice Guillermo Mazorra, de Sony BMG Music, al referirse a lo que está sucediendo en Madrid, Londres y otras ciudades de Europa.

El reggaeton nació a principios de los 90 con 'El General', quien hizo una versión panameña del reggae jamaiquino, conocida como ragga. Pero el desarrollo de este género se les atribuye a los jóvenes de los barrios pobres de Puerto Rico, que produjeron sus propios ritmos a partir del dancehall reggae de Jamaica, la salsa y el hip hop. A ese sonido le sumaron letras callejeras con algo de spanglish en las que expresaban su realidad: injusticias, violaciones, riñas entre pandillas. "La mayoría de estas canciones tiene letras agresivas y vulgares porque era música subterránea que no se hacía para sonar en emisoras ni para vender discos", explica Jota Fernando Quintero, director de la emisora Rumba Estéreo. Daddy Yankee, el artista más cotizado del género, autor del éxito La gasolina, proviene de ese ambiente de sexo y violencia. Cuando era adolescente recibió un disparo que le dejó una leve cojera.

Hasta hace un par de años, sus seguidores se concentraban en la isla, pero recientemente el reggaeton empezó a tomar fuerza internacional gracias a Internet y a qu e artistas como Daddy Yankee le dieron un formato diferente, "de mayor nivel", según Ricardo Leyva, promotor de los conciertos que se llevarán a cabo esta semana en Medellín y Bogotá.

Hoy es un fenómeno. En Internet existen más de un millón de sitios relacionados; Yanquee y Don Omar, sus mayores exponentes, venden dos millones de copias en el mundo. Son invitados a escenarios como el Madison Square Garden, y los cantantes consolidados quieren tener un disco con ellos o grabar sus propios reggaetones, como Rubén Blades, Shakira y el artista hip hop Wyclef Jean. "Hacía rato no se veía un movimiento tan fuerte y que creciera con tanta rapidez" ,afirma Leyva, quien espera por lo menos 30.000 personas a El Campín.

El auge del reggaeton en Colombia comenzó hace dos años y medio. Al contrario de lo que sucede usualmente con la industria discográfica, esta vez fue la gente la que les señaló a las emisoras lo que querían escuchar.

Fernando Londoño, 'El Gurú', director de Rumba Estéreo Medellín, cuenta que a la emisora llegaron unas jóvenes con un CD de temas bajados por Internet. Era reggaeton. "Pensé 'qué es esto tan horrible", recuerda. "Pero ellas empezaron a moverse al ritmo de esa música y ahí vi la chispa", dice. Programó sólo dos canciones, pero pronto se dio cuenta de que se había quedado corto. A la estación llamaban jóvenes que solicitaban una y otra vez los mismos temas. "Me enloquecían",dice.

En menos de tres meses este género pasó a ser el 80 por ciento de la programación, y desplazó a la salsa y al vallenato, los reyes hasta ese momento. El reggaeton, según Quintero, fue una estrategia importante de la radio para ganar sintonía. Rumba Estéreo estaba en el puesto 23 de audiencia, y cuando se volcó hacia el reggaeton, se posicionó en el dos en 12 meses. El mensaje fue claro. Si alguna estación quería tener éxito, debía incluir reggaeton. Y Sony y Universal Music firmaron contratos con estos personajes.

Con la música llegaron los conciertos y las fiestas donde los jóvenes se lanzaron a bailar el 'perreo', el baile típico de este ritmo en el que el hombre se mueve detrás de la mujer rozándose sensualmente. El baile es tan sugestivo como las letras al punto que las críticas, especialmente de los padres, empezaron a llegar. Escuchando a sus hijos adolescentes cantar a grito herido estribillos como "sueñas con devorarme", "abre las piernas, abre la boca que voy pa'entro", "a ella le gusta que le den duro", "yo rompo condones como cosa loca", qué más se podía esperar.

La campaña de prohibición se trató de frenar cuando los fanáticos les explicaron a los detractores que el problema era la diferencia de significados. "Pichar en Puerto Rico es molestar, culear es mover las caderas hacia el piso y perra es una bailarina", dice 'El Gurú'. No obstante, en el contexto del baile, esas palabras no suenan tan inocentes La polémica se aplacó cuando las letras se volvieron románticas, lo que les quitó a los padres de encima y conquistó un público más amplio: el de las jovencitas.

Con el reggaeton sólo hay dos reacciones: amor y odio. En el primer grupo está un público juvenil de clase media, aunque el furor se ha extendido a todas las capas y a adultos de hasta 25 años. "Les atrae porque es en español, es informal, fácil de bailar y no exige mucha pinta", dice Quintero. Para otros la clave ha sido el ritmo llamado "bajo a tierra" que, según ellos, mueve hasta un muerto. "Sin importar de dónde sea, todo el mundo se identifica", dijo al New York Times George Reyna, un DJ de ascendencia mexicana que toca en su emisora 60 por ciento de reggaeton.

Los opositores consideran sus letras simples y muy machistas. "Castígala por detrás... y dale con ganas", una canción de Tony Dize, es el ejemplo más diciente contra el sexismo que ha tomado el Instituto de Estudios de la Mujer de Islas Canarias para su campaña. Otros no toleran su sonsonete y sueñan con que dure poco.

Para los entendidos, la fiesta apenas comienza. La revista Billboard abrió un listado para el reggaeton, los Grammy tienen una categoría y ya se empiezan a ver fusiones con otros ritmos. "Otros géneros se anquilosaron. El 'reggaeton', en cambio, tiene mucho potencial y no depende de Daddy Yankee",dice Quintero. "Le auguro 10 años más", agrega.