SUERTE DE PERROS

CON ALTA MEDICINA Y SALUD PREPAGADA A SU DISPOSICION, MUCHAS MASCOTAS CANINAS LLEVAN HOY UNA EXISTENCIA DE MEJOR CALIDAD QUE LA DE ALGUNOS SERES HUMANOS.

15 de abril de 1996

Hace algunos años la mayoría de los canes corría con una suerte de perros: para unos su destino era vagar por las calles y con el riesgo constante de morir bajos las llantas de un automóvil.Las cosas no eran mejor para los que vivían en casas de familia. Allí, además de tener que soportar largas noches a la intemperie y una dieta basada en los desperdicios, los perritos generalmente eran tratados como un juguete más de cualquier niño travieso. Por eso no era raro que las personas encontraran en el destino de los canes un símil perfecto para referirse a sus propias desgracias y sufrimientos.Pero las cosas han cambiado y hoy, en un número creciente de casos, esa vida de perros es casi envidiable. Un día en una vida canina puede perfectamente transcurrir entre paseos al parque, sesiones de peluquería, chequeos médicos, lecciones de obediencia o defensa y largas siestas en el mejor sillón de la casa. Nadie duda en qué hacer con el animalito a la hora de salir de vacaciones. Si se puede llevar en el carro, el perro es el primero que se monta, y si no, tiene la opción de quedarse en una guardería donde lo cuidan a cuerpo de rey.Pero lo más irónico es que los perritos tengan a sus pies los mismos o incluso mejores recursos médicos que buena parte de la población colombiana. Según Javier Cepeda, médico veterinario, en un lapso de tres años las consultas de los perros dejaron de ser las pulgas, las indigestiones y los resfríos. Hoy por hoy, con todas las ayudas diagnósticas con que cuentan los centros veterinarios, las mascotas acuden por problemas coronarios, trasplantes de cadera, tumores, infecciones de la piel y hasta serios casos de estrés y depresión. No en vano la revista Fortune sostuvo recientemente que la veterinaria se encuentra entre las 10 profesiones que más van a generar empleos en el futuro. Y para comprobar esa afirmación sólo basta con mirar que entre la variedad de especialidades que ya ofrecen los centros para animales están oftalmología, ortopedia, bioenergía y homeopatía. "Nadie duda que muchos animales están recibiendo el trato de humanos", afirma el veterinario Efraín Benavides, director de un centro de salud y belleza para mascotas. Benavides sostiene que de la población canina en Bogotá, calculada en un 1.500.000 animales, la tercera parte aproximadamente tiene cubrimiento de atención médica desde su nacimiento hasta su muerte.Esto quiere decir en términos prácticos que para muchas perritas el embarazo y el nacimiento de sus cachorritos no es un asunto para tomar a la ligera. Desde la inseminación la paciente es monitoreada en cada etapa de la gestación mediante un ecógrafo. Cuando llega el momento de dar a luz, una ambulancia recoge a la futura mamá y la lleva a la clínica, en donde los especialistas deciden si hay que practicar una cesárea o si, por el contrario, será un parto normal. Pero las consultas más frecuentes se deben a traumas por accidentes, intoxicaciones y problemas digestivos, casos que en ocasiones merecen cuidados intensivos y hospitalización. Los pacientes seniles también cuentan con atención especializada. Para ellos hay tratamientos particulares basados en dietas ligeras, ejercicio y chequeos frecuentes del corazón.Los problemas afectivos que sufren los perros también se tratan muchas veces con un llamado de atención para el amo. De acuerdo con la experiencia del veterinario homeópata Luis Francisco Vargas, los problemas de neurosis en los perros son cada vez mayores debido a que viven encerrados en espacios muy reducidos o sus amos no les prestan la atención y el cariño que necesitan.Como los equipos de salud utilizados para los perros son iguales a los de los humanos, los costos son elevados. Y como tener al servicio de los animales aparatos tan sofisticados ha hecho que se incrementen las enfermedades, algunos médicos veterinarios optaron por ofrecer medicina prepagada para que el bolsillo de los amos no se afecte en caso de un accidente o una enfermedad prolongada. El médico Antonio Vargas, pionero en ofrecer este particular servicio, afirma que sus clientes cancelan una tarifa anual con la cual pagan de antemano ciertos gastos de vacunación, consultas y hospitalización. Aunque todavía este servicio no se ofrece con el respaldo de alguna compañía aseguradora, la idea de los centros veterinarios consultados es que antes de finalizar el año ya existan pólizas que cubran los gastos médicos de los perritos. "De alguna manera la gente se ha dado cuenta de la responsabilidad que implica tener una mascota en casa. Por eso cuando deciden tenerla quieren tenerla bien", afirma Antonio Vargas.La onda de estar bien con el perro no es exclusiva de las familias de mejores condiciones económicas. Aunque las consultas y los tratamientos de los perros de escasos recursos no son tan sofisticados, la actitud de cuidarlos es generalizada. Según María del Carmen Gil, de la Asociación Defensora de Animales, "las personas que menos tienen dinero son las más interesadas en el bienestar de las mascotas".Esta asociación cuenta con una ambulancia para recoger al perro de la calle que es atropellado y llevarlo pronto a un centro veterinario. Además ofrece un programa de adopción para que las familias reciban perros de la calle. Así mismo, sostienen charlas permanentes con la gente para impedir que los canes y en general los animales sean víctimas de maltrato.Si bien puede resultar un poco ofensivo hablar de todos los privilegios que tienen los perros en un país subdesarrollado en el que la cobertura de salud no llega a todas las personas, lo cierto es que esto responde a un largo proceso de educación que iniciaron hace una década entidades protectoras de animales, así como establecimientos veterinarios.La importancia que han tomado las mascotas se debe en parte, según los expertos, a que finalmente los colombianos han confirmado una vieja teoría, y es que el amor entre un perro y su amo es mejor que aquel que se produce en cualquiera otra relación entre seres humanos. De hecho, una investigación de la facultad de medicina y ciencias de la Universidad de Búfalo, Estados Unidos, comprobó que una mascota canina es más beneficiosa para la salud mental de una persona que un esposo o un amigo. "Los resultados mostraron que bajo condiciones de mucha tensión los participantes se beneficiaron menos cuando su pareja estaba presente y tuvieron el mayor apoyo cuando sólo se encontraba su perro", dice uno de los investigadores.En Colombia las mascotas también han demostrado ser excelentes coterapeutas para cierto tipo de enfermos. La Fundación Purina, por ejemplo, está desarrollando programas con pacientes drogadictos de la clínica Monserrate y con enfermos del corazón. Así mismo, están adelantando campañas para que los niños tengan su mascota. "Los perros son grandes orientadores del sentido de la responsabilidad y el respeto en los niños y ayudan a que expresen mejor sus sentimientos", afirma Carolina Salazar, directora de la fundación.En esas virtudes perrunas está la justificación de los cuidados que otorgan sus amos a esos animales que cumplen a la perfección su papel de mejores amigos del hombre. Porque los colombianos están cada vez más convencidos de que entre más piensan en el hombre, más quieren a su perro. nEl compinche de Pachecoantomas es el personaje más consentido de la familia González Grohis. Este samoyedo llegó al hogar de Fernando González Pacheco y Liliana Grohis hace tres años y desde entonces es tratado como un miembro más de la familia. Como tal tiene a su disposición todo tipo de atenciones y cuidados: paseos por el parque, salidas los fines de semana por la sabana, peluquería y atención médica. "Cuando está enfermo agotamos todos los recursos que existen para que mejore", dice Pacheco. Aunque sabe que es ofensivo hablar de todas esas ventajas que tiene un animalito como Fantomas en un país como Colombia, piensa que es inevitable. "Si yo poseo un perro tengo la responsabilidad de tratarlo bien", dice. Esto se debe, según el presentador, a que el afecto que se establece entre el amo y su perro es muy grande. Tanto que él se atreve a definir esa relación como un arma de doble filo. "Cuando falta puede llegar a ser una tragedia familiar", aclara. El 'hijo' de GarzónUn Rottweiler llamado Leopoldo Enrique acompaña al humorista Jaime Garzón desde hace dos años. Su rutina es de envidiar: va a la peluquería cada 15 días, sale de paseo en la mañana, viaja con él adonde va y solo come concentrado recetado por nutricionista. "Un perro requiere todos estos cuidados", dice Garzón, justificando un poco la vida sofisticada de su mascota. Recuerda que el único susto que ha pasado con él fue la vez que despertó en la madrugada cuando aún era cachorro. "Tuvimos que llevarlo de urgencias a la clínica veterinaria porque era un ataque de amebas". dice Garzón. "En ese sentido es como si fuera un hijo". Lo cierto es que Leopoldo Enrique se ha ganado un espacio en la familia del humorista para quien todo ese tipo de cuidados son apenas lógicos cuando se trata de un ser tan especial como su perro.