Expertos analizan trucos para no llegar sin dinero a fin de mes. | Foto: SEMANA

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¿Cuándo pagan?: cómo no llegar sin dinero a fin de mes

Tristemente muchos se quedan sin un peso a los pocos días de haber recibido el sueldo. Los llaman magos del dinero porque lo desaparecen en segundos. Expertos en bienestar financiero ofrecen trucos para administrarlo mejor.

9 de octubre de 2018

Claudia es una ejecutiva con un buen sueldo. Pero todos los fines de mes vive la misma historia. Su cuenta bancaria tiene un saldo negativo y en su tarjeta de crédito aún está pendiente una buena suma por pagar. “Tengo empeñado el sueldo del mes entrante, y este mes ya no tengo un peso para gastar”, dice. Eso significa que tendrá que recurrir al crédito para lograr salir airosa en octubre. Algo parecido le sucede a Fabián, un ingeniero químico que tuvo que pedir cesantías para pagar sus impuestos porque estaba totalmente en rojo, con deudas en una tarjeta y sin efectivo en su cuenta de ahorros.

Según Cristian Macías, coach en finanzas personales, es evidente que estas personas gastan más de lo que reciben. Pero la razón no es que se les haya olvidado sumar y restar, sino que “no tienen un control sobre lo que gastan”, dice. Sebastián Rodríguez, otro coach en finanzas personales, señala que estas personas que no saben administrar el dinero son muy amables, trabajadoras y cumplen día a día con sus tareas. Algunos tienen familias, otros tienen mascotas, otros tienen casa aparte y viven solos, otros aún cohabitan con los papás, “pero pase lo que pase, ganen lo que ganen, por la mala administración de su sueldo, estas personas cierran todos los meses con 0 pesos en la cuenta”. O incluso con saldo negativo.

La razón, según Rodríguez, es la falta de educación financiera. Ni en los colegios, ni universidades y mucho menos en los hogares hay espacio para enseñar el tema, que no se ve como prioridad. “Hay algo más perverso y es que nuestros únicos modelos son las personas que tenemos más cercanas: nuestros papás. Aunque ellos son los mejores y más cariñosos, normalmente tienen resultados financieros desastrosos”. Conclusión: la gente hereda de papa y mamá muchos hábitos errados en el manejo del dinero.

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Pero hay muchas más razones. El dinero es un tema tabú del que no se habla. Incluso, resulta de mala educación preguntar cuánto gana la gente, cuánto ha ahorrado o cuánto pagó por algo, “y es muy difícil discutir abiertamente de algo de lo que nadie habla con tranquilidad”, dice Kristin Wong, una experta en finanzas, en una entrevista al diario The New York Times.  

Hay que reconocer que vivimos en un mundo donde las personas esconden sus falencias emocionales y su autoestima en el dinero y el gasto inconsciente. “Eso lleva a comprar cosas que no necesitas, con plata que no tienes, solo para aparentar a los demás, aunque a ellos no les importas”, dice Rodríguez. Un caso muy común de gastos irracionales es el de irse de compras luego de una tusa amorosa, algo típico entre las mujeres. Pero algunos hombres también ahogan sus penas con dinero cuando salen de rumba. “Al mes siguiente la tusa es doble porque siguen terminados y además les llega la cuota de la tarjeta”, explica este coach, quien dicta charlas sobre el tema a clientes que van desde los 23 años hasta mayores de 60 años.

Los expertos dicen que nunca es tarde para aprender y lo primero que deben pensar es por qué quieren saber más de sus finanzas personales. Algunos lo hacen porque están agobiados con las deudas, otros porque quieren viajar y no encuentran como hacerlo con su sueldo. Sin importar la razón, una de las primeras tareas es hacer un seguimiento juicioso de los gastos por al menos un mes para tener una radiografía del problema. Puede ser a través de una app o en una hoja de cálculo o simplemente con libreta y lápiz en mano, aunque Macías ha ideado una estrategia diferente que él llama ‘Yo pago en cash’ y que consiste en usar solo efectivo “para que la persona se de cuenta de que una vez entrega o gasta el dinero, este no volverá, a diferencia de cuando gasta con tarjeta de crédito y débito, donde no hay conciencia del gasto real”.

Lo importante del ejercicio es saber en qué se gasta la plata y cómo sus compras, en gran medida, se deben a factores emocionales que moldean su comportamiento. Porque gastar es una actividad muy emocional que se construye alrededor de hábitos, dice Wong. Eso forma las personalidades financieras entre las que están los vigilantes, que controlan con mucho cuidado lo que gastan, los abstinentes, que no quieren controlar el dinero, y los devotos, que piensan que el dinero soluciona todos los problemas. Algunos hábitos que hacen desaparecer el dinero son:

Comprar cuando la energía está agotada porque eso se traduce en una menor capacidad para decir no. La solución es evitar ir de compras con estrés o cansado. Los expertos señalan que las personas en las mañanas hacen inversiones más racionales y bajo menos presión porque están relajados y menos presionados.

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Exponerse al estimulo desarmado, lo que traduce en ir a ciertos espacios, como las ferias artesanales, los centros comerciales o de vacaciones sin preparación, es decir, sin un presupuesto limitado o sin haber tenido la precaución de dejar las tarjetas de crédito en casa. Sin esa claridad es más fácil gastar impulsivamente y dejarse seducir por los letreros de saldos y rebajas.

Comprar como terapia psicológica porque comprar es una actividad que algunos usan como terapia para consentirse cuando están bravos, deprimidos o ansiosos. Lo importante es reconocer estos estados que afectan la voluntad de gastar y evitar salir de compras en esos días.  

Dejarse llevar por la presión de los demás porque aun los mejores amigos pueden ser una mala influencia a la hora de gastar. Pero la idea no es encerrarse en la casa sino preferir actividades menos costosas: una cita para un café en lugar de almorzar, una cena en la casa en lugar de un restaurante. Haga caso omiso de todas las burlas sobre su plan de ahorrar y ser más disciplinado financieramente.

Una vez se han identificado los hábitos lo ideal es establecer sus diferentes tipos de necesidades de gasto. Algunos los dividen en dos para simplificar: los gastos recurrentes, que incluyen los servicios públicos y aquellas cuotas mensuales que deben atender, y los gastos personales, aquellos relacionados con diversión y entretenimiento. Otros, sin embargo, hacen provisiones mucho más detalladas, incluso establecer una cuenta para libertad financiera, un ahorro de gastos de largo plazo, entre los que están los impuestos, otro para juego y consentirse, otro para educación y el último para necesidades inmediatas y de mediano y largo plazo.

Rodríguez señala que es importante disponer del 10 por ciento de los ingresos para cada un de estos rubros, a excepción de los gastos por necesidades inmediatas que incluyen la alimentación y los servicios a los cuales se debe destinar el 50 por ciento.

El proceso de alfabetización financiera no se da de un día para otro, sino que, como otros aprendizajes, requiere de mucha disciplina y un concienzudo autoexamen, pues entender su relación con el dinero y como las emociones gobiernan su gasto ayudará a asumir esos malos hábitos que hacen que al final del mes no tenga una cuenta positiva en el banco.