¡VAYA VALLA!

Un ingenioso paisa le ha sacado el jugo a las expresiones más comunes de los colombianos.

25 de diciembre de 1995

QUIENES VAN POR LA CARRETEra de Las Palmas en Medellín, o por la autopista del norte y la avenida 68 en Bogotá, han visto desde hace unos meses, entre la multitud de vallas publicitarias que bordean estas vías, una que llama la atención porque no anuncia ningún producto. Simplemente transcribe, en gigantescas letras de color, expresiones comunes que se dan a diario entre las parejas colombianas: Si me vas a echar cantaleta, nos devolvemos... No hablemos más de eso... No tomes más, que ya estás hablando bobadas... Estás igualitica a tu mamá... Prométeme que hoy no vas a a tomar... las cuales, indefectiblemente, hacen que las parejas que van en bus o en automóvil se miren de reojo con una sonrisa de confirmación.
Son las vallas de la Tienda Creativa, las cuales se han convertido en una referencia obligada para los habitantes de la capital antioqueña y, a pesar de su acento paisa -¿Viste? Es que con vos no se puede hablar- sean ahora también tema de conversación entre los bogotanos que transitan por esa vía, y quienes cada semana encuentran en la valla un nuevo motivo para sonreír en medio del trancón habitual.
Detrás de esta ingeniosa idea está el publicista paisa Juan Carlos Molina, quien quiso dar a través de sus mensajes publicitarios un testimonio de lo cotidiano. Pero no todas sus frases se refieren a la relación de pareja; quizás una de las más recordadas fue la que lanzó en octubre pasado: ... Que me llame ahorita que estoy viendo Café y que la popular Gaviota, Margarita Rosa de Francisco, le agradeció con una nota. Como dice el diseñador de moda Julián Posada, las frases de la agencia La Tienda Creativa "son un antídoto contra la rutina, pues nos hacen reflexionar a partir de la sonrisa".
El éxito de las vallas llevó a que las frases se convirtieran también en libro. El Grupo Editorial Norma ha decidido publicar un centenar de ellas bajo el título de ¿Quién entiende a los hombres? (la contraportada es ¡Y quién entiende a las mujeres!).
Pero no se trata sólo de un compendio de las frases más comunes de los colombianos. El libro tiene una función práctica: las frases pueden ser arrancadas y utilizadas para comunicarse con la pareja. Es posible que la próxima vez que quiera conversar con su esposo sólo tenga que arrancar la página ¿Seguro que no te pasa nada? o Tenemos que hablar y dejársela debajo de la almohada cuando él salga de viaje una oportuna nota en la maleta como ¿A que no te acuerdas qué día es hoy? ayude a salvarlo del olvido del aniversario. Porque además de las habituales frases de amor -Te quiero mucho... Dame un beso.... Te prometo que ahora sí voy a cambiar... Qué haría yo sin ti!!!-, que pueden ayudar a solucionar una crisis, también están impresos los regaños conyugales más frecuentes: Si vas a seguir peleando, mejor nos vamos. .. Es que nada de lo que hago te gusta... ¿Me vas a dejar hablar?... Ya vas a empezar otra vez? Al parecer, de la misma forma que en el mundo actual las cartas de amor vienen ya escritas e impresas en tiernas esquelas, los reclamos del amor han entrado también en la onda de 'listo para usar'.