Libio José Martínez | Foto: Foto: Archivo particular

PERFIL

¿Y de Libio Martínez, qué?

El militar fue privado de la libertad junto con Pablo Emilio Moncayo en la toma del cerro de Patascoy hace 12 años. Pese a las constantes peticiones de su hijo, que aún no conoce, sigue encerrado en la selva.

30 de marzo de 2010

Después de la liberación de Pablo Emilio Moncayo, el sargento José Libio Martínez es el integrante de la Fuerza Pública colombiana que más tiempo lleva secuestrado por las Farc.

Las guerrilla lo plagió cuando era cabo, el 21 de diciembre de 1997, tres meses después de haber sido enviado al cerro de Patascoy, en Nariño, para prestar seguridad a la base de comunicación que el Ejército tiene allí.

En la noche anterior, mientras la mayoría de los 33 militares descansaban, empezaron a sentirse estruendosos estallidos. Se dice que eran unos 100 guerrilleros los que atacaban con explosivos hechizos y los militares, pese a ser minoría, intentaron contrarrestar y soportar su ataque hasta que se acabaron las municiones en la madrugada. Las Farc se llevaron a los 18 soldados que quedaron vivos.

Doña Esperanza Estrada se enteró por las noticias de lo que había ocurrido en el cerro donde estaba trabajando su hijo. Ella y José Fidencio, su marido, viajaron hasta Pasto para saber qué suerte había corrido José Libio. Se enteraron que por fortuna estaba vivo, pero en manos de las Farc.

Mientras la familia recibía la noticia, el cabo Martínez sufría en silencio. Recién se terminó la balacera en la base de comunicaciones los guerrilleros iniciaron una larga marcha con los militares cautivos. A pie, llegaron hasta La Hormiga, en Putumayo. Nadie se había dado cuenta de que Martínez estaba herido.

“Habían pasado diez kilómetros, tal vez doce, cuando lo vi sacarse las botas para vaciarles la sangre que se le estaba rebosando. Esquirlas de granada se le habían incrustado en los pies, los tobillos, las pantorrillas, pero él no se había quejado ni una sola vez, para darnos moral”. Ese doloroso episodio se lo contó a el diario El País de Cali uno de los 16 soldados que fueron liberados meses después de la toma.

Finalmente, los únicos que quedaron cautivos del grupo que vigilaba la base de Patascoy fueron Moncayo y Martínez.

Cuando ocurrió la toma en Patascoy, el cabo Martínez tenía 21 años. Él nació en el municipio de Ospina en Nariño, donde sus padres eran campesinos desde siempre. José Libio les ayudaba a trabajar la tierra a ellos y a sus vecinos. Por eso, todos los que lo conocen pensaban que iba a dedicarse a su finca, pero terminó de suboficial del Ejército.

Su carrera apenas empezaba cuando fue privado de la libertad. Era novio de Claudia, que tenía seis meses de embarazo cuando lo secuestraron, y aspiraba pasar con ella unas vacaciones que 12 años después, los mismos que tiene su hijo Johan Steven, no llegan. El muchacho, en su corta vida, no ha parado de decirles a los guerrilleros que quiere conocer a su papá, que quiere estar con él.

Aunque no lo conoce, Johan siempre le envía mensajes a su papá pidiéndole que sea fuerte, que soporte, que no tenga rencores y le da fuerzas diciéndole que lo está acompañando.

Igual que el profesor Gustavo Moncayo, que decidió caminar desde Pasto hasta Bogotá para manifestarse contra el cautiverio de su hijo Pablo Emilio y pedir su libertad, Johan intentó hacer lo propio. En mayo de 2009, caminó 100 kilómetros desde Ospina hasta Pasto con las mismas intenciones del profesor Moncayo.

Hoy, Pablo Emilio está libre, pero el padre de Johan aún no. Ahora Martínez es sargento y se ha convertido en el militar con más años de cautiverio en Colombia