Juan Carlos Mora, presidente del Grupo Bancolombia, prevé que en el segundo semestre disminuirá el crecimiento de la economía a la mitad del ritmo actual, para terminar entre 5 y 6 por ciento. Cree que el verdadero desafío se vivirá en 2023.
Juan Carlos Mora, presidente del Grupo Bancolombia, prevé que en el segundo semestre disminuirá el crecimiento de la economía a la mitad del ritmo actual, para terminar entre 5 y 6 por ciento. Cree que el verdadero desafío se vivirá en 2023. | Foto: esteban vega la-rotta-semana

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Con Nequi, el Grupo Bancolombia gestó una revolución ¿cómo lo hizo?

El mayor grupo financiero del país abre 500.000 cuentas de ahorro mensuales, muchas de ellas a personas que no habían tenido experiencia bancaria.

2 de julio de 2022

SEMANA: ¿Cómo estuvo 2021 para el banco?

JUAN CARLOS MORA: Fue un año muy bueno, pero hay que dividirlo en dos. El primer semestre todavía teníamos inquietudes por los rezagos de la pandemia y el estallido social. En el segundo semestre, el país tomó una dinámica muy positiva, que se dio de la mano de un mayor crédito comercial. Al final, terminamos con un año que comenzó muy flojo y que terminó muy bien, una tendencia positiva que se mantiene en 2022.

SEMANA: La pandemia afectó fuertemente las utilidades del sector financiero. ¿Eso ya se recuperó?

SEMANA: En su momento, se temió que los alivios a deudores podrían afectar la calidad de la cartera. ¿Por qué cree que ese escenario no sucedió?

J.M.: Por una mezcla de factores. Por un lado, los bancos éramos conscientes de que teníamos que darles un espacio a nuestros clientes para que mejoraran su flujo de caja y, por el otro lado, la economía se recuperó más rápido de lo que esperábamos. De hecho, se discutía la forma que iba a tener el rebote: si iba a ser en forma de U, W o L y terminó siendo una V, pues caímos muy duro, pero nos recuperamos rápido.

SEMANA: Uno de los determinantes de 2021 fue el paro nacional. ¿A qué atribuye la animadversión que surgió en ese momento contra las empresas?

J.M.: Creo que eso se debió a la sensación de que los que tienen menos oportunidades y miles de carencias ven a aquellos que sí las tienen como privilegiados. Eso generó el malestar, pero a medida que avanzó el paro fueron cambiando las percepciones sobre el sector empresarial. Se fue entendiendo que el progreso se logra con un trabajo conjunto y que, si al empresariado le va bien, no es que ganen unos pocos, sino que se produce un beneficio común. Tenemos que entender cómo se transmite ese beneficio. No es un tema de privilegiados y desafortunados, sino que todos tenemos que trabajar con un solo propósito y es el de generar oportunidades. Insisto en que como sociedad debemos generar oportunidades para que los jóvenes puedan desarrollarse y ser lo que quieran. Si no pueden cumplir sus sueños, nos convertimos en una sociedad frustrada y en constante protesta.

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SEMANA: ¿Qué lecciones aprendieron de la protesta social?

J.M.: Creo que para todos fue un campanazo. La protesta nos reiteró que nuestro papel debe ser generar oportunidades, sobre todo a los jóvenes. Ellos son un grupo que está reclamando y que quiere formar parte de la sociedad con oportunidades. Tenemos que entender que esos jóvenes que hacen el esfuerzo de estudiar requieren oportunidades de empleo, y ahí nuestra reflexión debe ser cómo incorporamos más personas que legítimamente reclaman ser parte de la economía actual. Es un tema que tenemos que valorar muy bien porque no solo es garantizar el acceso a la educación, sino también a las oportunidades laborales y que sean trabajos que remuneren ese esfuerzo. Ese es un tema que va más allá de los empresarios, es un trabajo también con el Gobierno para ver cómo promovemos el empleo joven. El desarrollo de los llamados primeros empleos es una de las lecciones más importantes.

SEMANA: ¿Cuántas personas trabajan con ustedes y cuál es su apuesta en empleo joven?

J.M.: En total, en todos los países, somos cerca de 30.000, de los cuales 22.000 están en Colombia. Actualmente, ofrecemos empleo a jóvenes educados alrededor de los temas de tecnología. Hacemos convocatorias abiertas y hemos eliminado, inclusive, requisitos de grados universitarios para que puedan llegar más. Igualmente, tenemos un grupo de entre 800 y 900 aprendices del Sena, que, además de realizar su práctica, pueden arrancar una carrera en el banco si así lo quieren.

SEMANA: ¿Al igual que otras industrias tienen problemas para encontrar los talentos que requieren?

J.M.: Hoy hay una guerra por el talento especializado, sobre todo alrededor de la tecnología, pues cada vez más compañías como la nuestra requieren diseñadores gráficos y expertos en experiencias digitales, que antes no se veían en la banca. También necesitamos personas para temas propios del negocio, como riesgos. Eso implica que hoy tenemos un reto de rotación, el cual abordamos dándoles la oportunidad a personas que entren y se formen en el banco.

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SEMANA: Pero, por ejemplo, para un trabajo como cajero, ¿se requiere una formación especial?

J.M.: No, pero sí nos interesa que estudien y promovemos que adquieran las competencias adicionales mientras están con nosotros. La idea es que, si entran con una formación básica, se puedan desarrollar en el banco.

SEMANA: ¿Cómo va la inclusión financiera, que tuvo un gran salto durante los confinamientos?

J.M.: Afortunadamente, los bancos veníamos trabajando en soluciones digitales antes de la pandemia. En Bancolombia esas fueron Nequi y Bancolombia a la Mano. La pandemia aceleró el entendimiento de las herramientas digitales y estoy convencido de que el resultado es una verdadera revolución. Hoy 90 por ciento de los adultos colombianos (nueve de cada diez) tienen al menos una cuenta de ahorro, que en efecto usan para pagos, porque antes abrían cuentas y no las usaban. Este cambio se ve en las calles, muchos vendedores ambulantes reciben pagos por Nequi, lo que no solo facilita sus ventas, sino que los vuelven visibles al sistema financiero. Cuando solo manejaban efectivo, no sabíamos cómo movían su dinero ni sus patrones de pago, pero ahora tenemos esa información y podemos diseñar productos de crédito para ellos.

SEMANA: Plataformas como Nequi están más asociadas con los pagos que con el crédito. ¿Cómo les ha ido con la oferta de préstamos?

J.M.: En Nequi ya tenemos más de 100.000 clientes de crédito, y eso que empezamos a finales del año pasado. Es ya una cartera de casi 200.000 millones de pesos, y el crecimiento es importante porque empezamos a atender y a entender a personas que antes no estaban en nuestro radar. Estamos aprendiendo con ellos, ya sabemos cómo son sus hábitos de pago y eso nos permite darles crédito. Sin embargo, la puerta de entrada sigue siendo las cuentas de ahorro, en las que crecemos a un ritmo de 500.000 mensuales. Estas son cuentas de ahorro de trámite simplificado, que se abren con el celular y que tienen topes y condiciones más sencillas. Entre Bancolombia a la Mano y Nequi ya son más de 18 millones de cuentas. Es más, cerca del 70 por ciento de las personas que tienen una cuenta en Nequi hacen por lo menos una transacción monetaria al mes, la cual no es para consultar el saldo, sino para mover dinero.

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Nequi ya tiene 100.000 clientes de crédito y eso que lanzó el producto el año pasado. | Foto: Foto: página oficial www.nequi.com.co/

SEMANA: ¿Ese éxito de Nequi los llevaría a inscribirla en Bolsa como lo han hecho otros bancos digitales?

J.M.: Estamos en un proceso de separar a Nequi del banco y que quede solo como parte del Grupo Bancolombia. Estamos explorando alternativas, pues Nequi nació bajo la vocación de ser independiente, así que primero terminaremos esa separación y luego evaluaremos cuáles serán los mejores pasos a seguir. Ojalá algún día podamos llevarla a la Bolsa, pero en eso también hay que mirar las condiciones del mercado. Hoy Nequi funciona en Panamá y allá también marcha bien.

SEMANA: ¿Qué tanto le preocupa la inflación?

J.M.: La inflación actual es bastante particular, pues mucha es importada por los problemas en las cadenas logísticas, la guerra de Ucrania y el precio de las materias primas. A eso se le suma el impacto local de las lluvias en los alimentos. Un dato por encima de 9 por ciento es muy alto en los precios para las personas y en los costos que deben absorber las empresas. En el banco hemos mirado con mucho cuidado el desarrollo de la inflación y su efecto en las diferentes industrias, pero hasta ahora no hay un impacto material, que sí veremos a finales del año. Por ahora, el objetivo de que las mayores tasas de interés reduzcan la demanda de crédito aún no se ha sentido, pero se va a sentir. Eso toma tiempo, entre seis y nueve meses. La cartera viene creciendo en términos nominales entre 15 y 17 por ciento, pero eso se va a ir reduciendo.

SEMANA: Tras el cambio de gobierno, ¿cómo ve la economía del país?

J.M.: Colombia, tradicionalmente, ha tenido un manejo de su economía serio y responsable y esperamos que siga así. Es algo que valoran los inversionistas extranjeros, quienes, además, consideran que a favor del país juega el ser parte de la Ocde, lo que implica que sigue recomendaciones de buenas políticas, al tiempo que valoran la independencia de entidades como el Banco de la República. Preservando esos temas, los inversionistas van a entender que puede haber cambios coyunturales, pero que la visión de largo plazo es positiva. Colombia tiene grandes oportunidades, con un mercado local de buen tamaño y un importante consumo.