| Foto: Guillermo Torres

ENTREVISTA

"A los guerrilleros, como a todos los colombianos, tenemos que volverlos empresarios"

Antonio Celia, Presidente de Promigas, habla sobre el proceso de paz. Dice que para mejorar la economía para el postacuerdo se necesita productividad y un Estado más efectivo que haga cumplir la Ley.

9 de julio de 2017

SEMANA: ¿Qué opina del proceso de entrega de las armas por parte de la guerrilla?

ANTONIO CELIA: Yo me siento muy emocionado, sufrimos mucho por este conflicto tan feroz, institucional y personalmente. Pensé que mi generación no iba a ver a la guerrilla entregando las armas. Para mí, particularmente, es muy significativo. Se acabaron las FARC como organización armada y eso es supremamente importante; creo que es el comienzo de una nueva era en la que debemos construir una mejor sociedad.

SEMANA: ¿Por qué entonces la apatía del sector privado frente al fin de la guerra con las FARC?

A.C.:  No veo tanta emoción alrededor del tema, sobre todo en las ciudades, probablemente porque empezamos a tener más tranquilidad desde que se dieron los primeros acuerdos. Lo otro es que muchos tenían como noción que las Farc estaban aniquiladas y que el acuerdo sería más fácil y más pronto, cuestión de expectativas.

No obstante, creo que esto debería servir para que los escépticos empiecen a creer que esto es posible. Habrá que ver cómo evolucionan los discursos de la oposición, hay que respetarlos, pero creo que deberían moderar un poco sus posiciones.

De otra parte también creo que no hay que tener versiones maximalistas, porque hay un acuerdo, pero los retos del postacuerdo serán muy grandes.


SEMANA: ¿Y cuáles serán los principales retos del postacuerdo?

A.C.:  Hay varios, empezando porque se cumpla cabalmente lo pactado. Por eso y esto es un reto enorme, debemos construir un estado más efectivo, que tenga en todas partes el monopolio de la ley y el orden y que además ejecute con eficiencia las políticas públicas y por otra parte es clave que la economía funcione bien, por eso la participación de empresarios de buena índole es tan importante.

La economía de mercado es mejor que todos los otros modelos, pero por sí misma no es la solución a todos los problemas. Hay que domesticar al capitalismo como diría Angus Deaton,

SEMANA: ¿Y cómo se logra esto?

A.C.:  El capitalismo es lo menos malo pero genera desigualdades. ¿Cómo se cierran esas desigualdades?, con impuestos redistributivos y gasto social. Pero en ninguno de los dos casos en Colombia hemos logrado cerrar las brechas.

El GINI antes de impuestos es muy similar al GINI después de impuestos, lo que quiere decir que los impuestos no están reduciendo desigualdades.

Y con el gasto social ocurre lo mismo. Hay mucho gasto ineficiente porque hay gente que recibe subsidios que no debería recibir. Hay que hacer que los mecanismos para reducir desigualdades sean efectivos y construir un estado mas efectivo toma tiempo, hay que modernizarlo. El clientelismo es un enemigo que hay que vencer. Necesitamos un servicio civil capacitado y motivado y rescatar el poder de lo simple.

SEMANA: ¿Pero el gasto social también se ha incrementado mucho?

A.C.: Sí, pero no todo es eficiente en cuanto a reducir desigualdades. En Latinoamérica, en general, se le dio prelación a aquellas políticas que ayudaban a los menos favorecidos, y eso es absolutamente válido y necesario. Con esto, América Latina fue muy exitosa en programas de asistencia, ayudas condicionadas, como familias en acción, bolsa de empleo, entre otros programas, que son como la red social para ayudar a los menos favorecidos mientras los sacas de la pobreza. El impacto de esas medidas fue realmente muy bueno. Derrotó pobreza, aumentó escolaridad y mejoró nutrición. Pero la gran apuesta para que la economía crezca es la productividad, tema en el que nos va muy mal entre otras porque hemos construido un estado complejo, ineficiente y desconfiado. Y hemos tomado muchas medidas por demagogia que van en contra de la productividad. Populismo y demagogia son enemigos de la productividad que si beneficia a todos.

SEMANA: ¿Y qué papel ha jugado y jugará el sector privado en este proceso de postacuerdo?

A.C.: En materia de paz, creamos lo que se denomina el "Consejo empresarial para una paz sostenible" en el que participan muchos gremios y empresarios. Nosotros veníamos haciendo comentarios al proceso de La Habana, que fueron muy tenidos en cuenta por los negociadores, y le hemos pedido al presidente que nos permita seguir haciéndole seguimiento a la implementación. Queremos que este proceso se haga de manera eficiente y eficaz. Hay que lograr que el estado tenga presencia adecuada en los territorios y que se aliente la inversión privada, que será clave para que la economía crezca.

SEMANA: ¿Y con temas como la reinserción?

A.C.: Como afirma el profesor Ian Shapiro, un amigo profesor de la Universidad de Yale, que participó en los procesos de paz en Sudafrica, esto es más que estar dispuestos a contratar a exmilitantes de las FARC, la importancia del sector empresarial es fundamental porque necesitas que la economía funcione bien y eso quiere decir que se debe auspiciar la iniciativa privada, los empresarios sabemos de esto.

A los guerrilleros como a todos los colombianos tenemos que volverlos empresarios, propietarios, que vivan bien, que hagan lo que valoran; eso importa mucho. Un diálogo público privado desprevenido y permanente es clave para tomar las decisiones correctas. Y, cierto nosotros estamos dispuestos a ayudar en todo lo que se requiera.

SEMANA: ¿Pero hay mucha preocupación entre los empresarios en temas como la JEP y la propiedad privada?

A.C.: Yo creo que estos temas hasta ahora han salido bien. Como le hemos dicho al Gobierno, no puede haber duda alguna sobre la importancia de la propiedad privada en Colombia. Aquí deben ser propietarios todos: campesinos y guerrilleros. Por eso, es importante que la ley de tierras quede bien y no le queden dudas a los empresarios.

Lo otro que importa mucho que salga bien es la ley de participación ciudadana. Es necesario el espacio para la protesta social pero todo desde un marco de respeto y de legalidad. Democracia sin violencia, no queremos más violencia, ni verbal!
Cuando se desbordan las protestas y los paros todos perdemos. Claro que si volvemos al estado más efectivo, no debería haber tantas protestas ni paros.

SEMANA: Hablando de las protestas, ¿cómo ve usted el tema de las consultas? ¿No cree usted que es ahí donde hay que poner el ojo?

A.C.: Soy de los que creo que se pueden hacer desarrollos mineros, petroleros y de hidrocarburos de una manera respetuosa con el medio ambiente, la clave es encontrar consensos en estos equilibrios, de fuerza eficaz y oportuna.
Pero las consultas populares, y que cada municipio decida sobre estos complejos asuntos sin mayor información ni análisis, van en contra del ordenamiento político y se pueda descuadernar el territorio.

SEMANA: El gobierno pasó una ley de consultas previas ¿a usted le parece suficiente eso?

A.C.: No la he visto pero lo que creo es que aquí tenemos que tener un diálogo entre lo público y lo privado más desprevenido y fructífero. A lo largo de los años hemos construido un estado hiper complejo, que desconfía del ciudadano y eso es un problema. Nos hemos llenado de leyes, decretos, normas que hace muy difícil la ejecución de la política pública y lo que causan es alejar al ciudadano del estado. Hay que simplificar el sistema. Por eso desde el consejo estamos trabajando para definir si se necesitan nuevas leyes. Es que yo creo que en Colombia tenemos el fetiche de las leyes. Creemos que asi se resuelven los problemas. Gran error!

SEMANA: ¿Qué leyes o reformas deben implementarse en los próximos años?

A.C.: Las estrictamente necesarias, tenemos que simplificar nuestro régimen. Más que leyes, insisto, necesitamos un estado efectivo, que es aquel que formula adecuadas políticas públicas, las ejecuta eficazmente y genera aprendizajes en el proceso. Nosotros todavía tenemos la idea de que expidiendo políticas públicas cumplimos, pero no es suficiente. Yo diría que entre menos leyes y más sencillas sean, es mejor, para facilitar su comprensión. Lo que redunda en su cumplimiento.

SEMANA: Pero entonces, ¿en qué debería enfocarse el país de cara a mejorar la economía para el postacuerdo?

A.C.:
 Creo que hay dos grandes líneas de trabajo la primera es la productividad. En especial, temas como, por ejemplo, la educación que ya están en la agenda del gobierno y donde se han hecho mejoras, pero esto es una carrera a largo plazo. La productividad hará que nuestra economía crezca más y la educación es la clave para darles a todos igualdad de oportunidades.

Y, segundo, hacer que el estado sea más efectivo. Un estado no es efectivo cuando permite la minería ilegal, cuando no somos capaces de copar las zonas de las cuales las Farc se ha retirado, cuando no podemos hacer cumplir las leyes. Entonces, la construcción de un estado efectivo es imperativo. Y claro debemos profundizar la democracia y, entendiendo la economía de mercado, cerrar las inevitables desigualdades.

SEMANA: ¿Y la lucha contra la corrupción?

A.C.: Cuando se presentan casos de corrupción empezamos a disparar leyes que no resuelven el problema. La solución no es endureciendo penas, no es con más leyes, no es prohibiendo, es haciendo cumplir las que están. Somos muy emotivos con este tema.

Es necesario ir a la raíz y entender por qué un país es más corrupto que otro. Creo que hay que trabajar más en educación, principios, en cultura; y en dar temas institucionales (de cómo se generaron las instituciones). Esto es con educación ciudadana, ese es el camino, educar a la gente, e insistir en revalorizar la noción de la ética pública y privada. Me inclino, en esta lucha, más por los ideales tipo Mockus que por las leyes y más penas, al calor de la rabia que nos da cada caso que se presenta.