Frisby planea montar 20 locales más durante el presente año, lo que significaría crecer casi un 30 por ciento.

CASO EMPRESARIAL

Los eslabones de la cadena

Frisby es uno de los mayores grupos de comidas rápidas de Colombia. Nació en Pereira y hoy está presente en 32 ciudades del país con 187 restaurantes. Así se hizo esta empresa que ya cumplió 36 años.

11 de mayo de 2013

El parque el Lago es uno de los puntos de referencia más importantes de la ciudad de Pereira y sitio de obligatorio encuentro de propios y visitantes. En uno de sus costados, en 1977, abrió sus puertas Frisby, un pequeño local de comidas rápidas dedicado a vender pizzas y helados. Posteriormente, el incipiente restaurante añadió pollo apanado, para entonces un novedoso producto en el mercado colombiano.

Después de muchos años de trabajo y dedicación, ese pequeño punto Frisby se convirtió en la empresa que es hoy: una cadena de 187 restaurantes ubicados en 32 ciudades del país.

Este sueño empresarial fue posible gracias a la visión y tenacidad de sus fundadores: Alfredo Hoyos Mazuera, un estudioso de la industria avícola y y Liliana Restrepo Arenas, economista de la Universidad Libre. (Hoy son matrimonio). Desde un comienzo se preocuparon por innovar y ofrecer variedad, calidad y buen servicio. Con estos preceptos lanzaron lo que ha sido su producto estrella: el pollo apanado. Este plato no solo resultó ser novedoso en el mercado en la gastronomía nacional sino que luego obligó a importar por primera vez la máquina que lo prepara frito. 

Con este menú, el negocio hoy emplea directamente a 2.100 personas e indirecta a 4.000. Ocupa el primer puesto en la categoría de pollo apanado y el segundo lugar en el ranking de restaurantes de comida rápida, gracias a la variedad de su menú. “La innovación es una constante tarea de nuestro departamento de investigación y desarrollo. Conociendo las nuevas tendencias gastronómicas se han desarrollado los nuevos productos que han tenido gran aceptación en el mercado”, explica Alfredo Hoyos. 

Tres décadas después de los inicios de Frisby, la segunda generación de este matrimonio le ha dado un salto al negocio familiar con la incursión en el modelo de franquicias. Ahora, con este esquema tienen más de 30 restaurantes.

Frisby obtuvo utilidades por 2.293 millones de pesos el año pasado y sus activos se acercan a los 50.000 millones de pesos. Aunque todavía no han cruzado las fronteras, han cristalizado alianzas estratégicas con jugadores internacionales del sector gastronómico, con el fin de ampliar la oferta de venta.

En este sentido, crearon dos unidades más de negocio al traer al mercado nacional marcas líderes en el mundo de las comidas rápidas: Sarky Japan, que produce el pollo teriyaki del mismo nombre y Cinnabon, que expende rollos de canela y una variedad de sánduches. Abrieron restaurantes con estas marcas en siete ciudades del país. 

Hoy Frisby no solo es referente gastronómico, sino un ejemplo que muestra cómo las empresas de familia pueden crecer y sobrevivir al paso del tiempo.