Home

Agenda

Artículo

Rudyard Kipling murió en 1936. Crédito: The Print Collector/Getty Images.

ARCADIA TRADUCE

‘El enigma de los talleres literarios’ según Rudyard Kipling

El poema, dedicado a burlarse de un sinfín de debates artísticos superficiales, es la traducción de este mes de la sección Arcadia traduce, a cargo del filósofo colombiano Felipe Botero.

Felipe Botero*
30 de abril de 2018

Para este mes de abril, que nos trajo la Feria del Libro y las fascinantes discusiones literarios, filosóficas y artísticas que la acompañan, escogí traducir una balada de Rudyard Kipling que me gusta mucho a pesar de lo complicada que es. La escuché por primera vez narrada en la voz de Orson Welles en un maravilloso documental que se llama F de Falso. El largometraje es una divertida reflexión acerca de qué es el arte, qué hace que algo sea considerado “auténticamente” artístico y, más profundamente aún (o más en la superficie, no lo sé), qué es verdadero y qué es falso para nosotros los seres humanos.

En inglés el poema se llama The Conundrum of the Workshops y es un título tan enigmático como la mayor parte del poema, que confieso tener dificultades para entender plenamente incluso después de haberlo traducido. Decidí traducirlo por el “El enigma de los talleres literarios” porque pienso que con “Workshops” Kipling estaba pensando en esas tertulias literarias (“sobre el tapete del club verde y dorado”) en las que suelen presentarse eternas discusiones acerca del sentido de esta u otra obra de arte; ahí donde también se dan interminables discusiones acerca de si algo es o no es arte, si esta obra de teatro o cuadro o película o performance debe ser considerado como una pieza de arte o no. De acuerdo, en la época de Kipling la discusión no se refería quizás a performances o películas pero quizás sí se vacilaba más a la hora de considerar algo como arte, ya fuera por esnobismo o por consciencia estética.

Le puede interesar: ‘La Travesía del Atlántico’ de Robert Hayden

Kipling publicó este poema el 13 de septiembre de 1890 en la revista The Scots Observer, posiblemente en respuesta a una carta indignada de Oscar Wilde por las críticas que esa revista le había hecho a su Retrato de Dorian Grey (en una publicación la habían descrito como una novela para “aristócratas proscritos y telegrafistas pervertidos”). Al parecer Oscar Wilde identificaba a Kipling con esta revista por los artículos que él había escrito ahí y por la amistad que lo unía al editor y, en una carta abierta al Scots Observer (que fue, obviamente, publicada en otro medio), tildaba a Kipling de “reportero que conoce la vulgaridad más que cualquier otra persona en la historia”. Entonces Kipling escribió este poema, en el que intentaba ridiculizar las inquietudes estéticas y filosóficas planteadas por Wilde en su obra, mostrando que esas preguntas aparentemente novedosas no eran más que el reciclaje de las problemáticas pseudo-intelectuales de toda la historia. Más allá de quién tuviera la razón o quien haya ganado en esa pelea de pullas literarias ¡brindo por una época en que dos mentes tan brillantes se ponían a insultarse a través de poemas y cartas abiertas en las revistas!

Le puede interesar: Recuperar la crítica

Por último, sólo quiero decir que usualmente no trabajo con rimas en mis traducciones porque soy pésimo para las rimas y sé muy poco de la rítmica o de la métrica tradicional. Así que fue muy difícil preservar el esquema de versos y rimas del original. Espero que el resultado no sea excesivamente decepcionante para quienes conocen más de este tema.

El enigma de los talleres literarios

de Rudyard Kipling

Cuando el destello de un nuevo sol cayó sobre el edénico césped verde y dorado,

Nuestro padre Adán se sentó bajo el Árbol y arañó el lodo con un palo alado;

Y el primer tosco esbozo revelado al mundo alegró su corazón en gran parte,

Hasta que el Diablo susurró detrás del follaje: “Está bonito ¿pero es eso Arte?”

A lo cual éste llamó a su esposa y voló a darle nueva forma a su obra -

Siendo así el primero de su raza a quien la temida opinión del crítico le dio zozobra;

Y luego le heredó esta vocación a su descendencia– y eso fue una gloriosa ganancia

Cuando el Diablo carcajeó “¿Será eso arte?” a la oreja de Caín, marcado por flagrancia.

Estos construyeron una torre para hacer temblar el cielo y abrir las estrellas

en triparte

Hasta que el Diablo masculló tras los ladrillos: “Impresionante ¿pero es eso Arte?”

La roca cayó de lado completamente obsoleta y la ociosa grúa quedó en suspenso

Mientras entre todos debatían sobre los fines del arte pero ninguno hallaba consenso.

Pelearon y discutieron al norte y al sur, pelearon y discutieron en el oeste,

Hasta que el agua ascendió a la cotorra tierra y el pobre Hijo del Hombre fue

dejado a su  suerte

Dejado a su suerte hasta que el alba, húmeda tabula rasa, se abrió a la paloma posada

sobre su poste.

Y el Diablo farfulló bajo la quilla: “Es humano ¿pero eso lo hace Arte?”

El cuento es tan antiguo como el Árbol del Edén – tan nuevo como la cotidianidad

Pues todo hombre, antes de que le crezca el bigote, cree ser ya maestro del Arte y de

    la Verdad;

Y todo hombre oye, al acercarse el final, el latido de su corazón golpearle

Al son del Diablo en el cuarto oscuro: “Lo hiciste ¿pero eso que hiciste es Arte?”

Hemos aprendido a agujerear el Árbol del Edén hasta darle forma de exvoto,

Hemos aprendido a envasar a nuestros padres en la yema de un huevo roto,

Sabemos que la cola debe mover al perro y que el caballo es tirado por el traste;

Pero el Diablo achucha, como achuchaba desde antaño: “Ingenioso ¿pero es Arte?”

Cuando el destello del tenue sol de Londres cae sobre el tapete del club verde y

dorado,

La progenie de Adán se sienta a arañar el lodo con su lápiz alado –

Arañan con sus lápices el barro de las tumbas, la tinta y la angustia acechante

Cuando el Diablo masculla detrás del follaje: “Es bonito ¿pero es eso arte?”

Ahora, si pudiéramos alcanzar el Árbol del Edén de donde fluyen los cuatro ríos

grandes

Y la corona de flores de Eva siguiera en el lugar donde la dejó cuando nacieron los

     rojos Andes,

Y si pudiéramos venir cuando duerme el centinela y deslizarnos frente a él

   quedamente,

Por la gracia de Dios sabríamos tanto – como lo que sabía nuestro padre Adán

 antiguamente.

*Felipe Botero Quintana (nacido en Bogotá en 1990) es un filósofo y traductor graduado de la Universidad Nacional de Colombia. En agosto de 2017 se gradúo de la Maestría en Filosofía y Artes de la Universidad de Warwick de Inglaterra.

Ha sido parte de diversos proyectos culturales como Botero en China y SubasArte y Reproducibles del colectivo de gestores culturales QUINTA, del cual es miembro fundador. También ha publicado diversos artículos en revistas culturales en Colombia y en México, en medios como Arcadia, Estilo México y kienyke.

Ha traducido diferentes textos literarios y filosóficos entre los que se destacan El corazón de las tinieblas de Conrad (de inglés a español), Levanten alto, carpinteros, la viga del tejado de JD Salinger (de inglés a español), ensayos filosóficos de Alain Badiou y Emmanuel Lévinas (del francés al español), la obra de teatro El marinero de Fernando Pessoa (de portugués a español) y ensayos literarios de Anthony Burgess.

Actualmente Botero se encuentra en proceso de contactar a distintas editoriales de lengua inglesa para publicar la poesía completa de Giovanni Quessep por primera vez en inglés, labor que empezó hace tres años con el permiso del poeta.