Se quejó mucha gente de que fueron tiempos muy cortos los de estos artistas enormes... sobre todo antes de que tocaran. Pero esta vez, para traer estas dos bandas británicas así, juntas y arrolladoras, se hizo necesario hacerlo en esta dosis estilo festival...

Entonces eso armó Páramo Presenta, una vez más, en su celebración anual Páramo Celebra: un festivalito enorme de 31 de octubre, una fiesta de Halloween Indie en la vena que dio vida y viento para crecer a esta promotora (que ya en 2025 se precia de ser la primera en el país y la 15a en el planeta). Mucho se habló de lo que sucedió en Medellín con el cambio de lugar del concierto de Silvio Rodríguez, donde sin duda las cosas han debido hacerse mejor, pero acá nos ocupamos de lo que sucedió en Bogotá.

El año pasado, Páramo armó un fiestón tremendo con Margarita Siempre Viva, The Vaccines y Franz Ferdinand (rotundo es poco), y este año no estuvo por debajo del reto de equiparar, o incluso superar ese genial voltaje. Para eso, escogió lo mejor del indie ecuatoriano (Lolabúm), caleño (Superlitio), bogotano (Nicolás y Los Fumadores), para acompañar la primera visita de las leyendas escocesas Primal Scream y el regreso de los ingleses de Bloc Party, que hasta ahora contaban con una visita memorable a un Rock al Parque tan lluvioso como inolvidable. En ese orden de ideas, por más que el sonido tuvo sus momentos geniales y no tan geniales, fue difícil no salir contento luego de una noche inédita desde la unión de talentos que propuso.

La misión de superar la fiesta de 2024 era compleja, pero Páramo hizo un gran esfuerzo. | Foto: Mava Villamizar / Páramo Presenta

La jornada empezó temprano, pasadas las 6:30 de la tarde noche, y si bien no pudimos verlos, dejó conciertos de la banda quiteña Lolabúm y de la ya legendaria Superlitio de Cali, cuya última canción pudimos escuchar y, en una buena señal, nos hizo desear haber llegado antes.

A las 9:45 de la noche, vino Nicolás y Los Fumadores, que en efecto, fuman en el escenario (su guitarrista líder Nicolás Correa, un poco, pero igual se siente como una promesa básica cumplida). Más allá de ese detalle pendejo, musicalmente, la banda deja su marca de rock contemplativo, sentido y astral, que se va armando por capas y que propone al público entrar en su dimensión. No piden permiso para modular las pulsaciones, marcadas por la voz de Santiago García. Muchos de sus seguidores fieles se hicieron presentes y corearon sus canciones. Y nos quedó en la memoria algo de la gracia del baterista Juan Carlos Sánchez, que además lideró una de sus canciones más movidas.

De 11:15 a 12:15 de la mañana, es decir, dándole la bienvenida a noviembre, lo de Primal Scream fue notable. Los íconos escoceses dejaron en su primera visita al país una verdadera tromba sonora con sabrosa desfachatez y una guitarra demencial que sonó especialmente desatada. Sus coros femeninos, sus teclas, su saxo, y claro, su frontman Bobby Gillespie liderando con carisma y esa voz que al fin sonó en Colombia.

Bobby Gillespie sonó en Colombia e hizo lo contrario a decepcionar. | Foto: Mava Villamizar / Páramo Presenta

El concierto empezó con “Don’t Fight It, Feel It”, y sentó la base en lo que a onda se refiere. Con estas letras lanzadas en medio de la fiestera fanfarria rockera que lanzan, ¿cómo no?

Gonna dance to the music all night long / Gettin’ up, gettin’ down, gonna get it on / Gonna live the life I love / I’m gonna love the life I live / Gonna get high / Gonna get high ‘til the day I die / Rama lama lama fa fa fa. Nada que añadir (si no conoce la canción, hágase el favor de ponerla).

En su sonido y ejecución, Andrew Innes se hizo gigante cuando el Chamorro lo pedían y lo necesitaban. | Foto: Mava Villamizar / Páramo Presenta

En lo que a sonido respecta, se sintió potente. Otras voces consultadas aseguran que por momentos se perdió el saxo, se perdieron los coros, pero personalmente me impactó su guitarra, en persona de Andrew Innes, que en su sonido y ejecución se hizo gigante cuando la pista y el Chamorro lo pedían y lo necesitaban. Las bandas británicas tiene un extra en sus shows, en cómo amalgaman su show visual con su sonido abrazador. Primal Scream no necesitó show visual, no lo tuvo, y eso es testimonio del nivel musical que se carga. No hizo falta en absoluto.

Y como en set festivalero se cierra por lo alto, la banda despidió su hora con el groove liderado por los vientos de “Loaded” y soltando “Movin’ on Up”, “Country Girl” y la fantástica “Rocks”, que cierra el concierto en un punto tan alto como en el que inicia. Gran show. Qué fortuna haberlo podido vivir. Get your rocks off, get your rocks off, honey / Shake ‘em now, now, get ‘em off downtown...

Bloc de rock

De 12:45 a 2 de la mañana, Bloc Party cerró la noche con 18 canciones contundentes y embajadoras de su sonido. Entre ellas, claro, hits como “Banquet”, como “Helicopter” y “This Modern Love”, pero en general ofrecieron un viaje por sus fases de alto impacto. Y si bien los fans habrán quedado con ganas de más, los conformados en Londres dejaron, en este regreso, un enorme hito en su historia en Colombia.

Páramo Celebra 2025 / Bloc Party y Primal Scream, Chamorro City Hall | Foto: Mava Villamizar / Páramo Presenta

Entre los detalles interesantes que dejó este show, uno fue el hecho de que el bajo ejecutado por Justin Harris sonó tan claro y fuerte como se ha escuchado un bajo en la historia. Se comenta del Chamorro City Hall que los sonidos agudos no son su fuerte, que sufren, pero al menos compensa con esos bajos notorios. Y claro, Bloc Party tiene esa voz única, esas guitarras que se entremezclan, pero mucho de su sello sonoro también viene de la batería, y Louise Bartle demostró que se puede extrañar a Matt Tong, con razón, pero que las canciones y la vibra pulsante están en excelentes manos.

Louise Bartle hace honor a las grandes baterías de Matt Tong, pero suma su sello potente en los tambores de la avalancha indie llamada Bloc Party. | Foto: Mava Villamizar / Páramo Presenta

No hubo pierde, anoche, en otra celebración de una promotora que no es perfecta pero que aprende de sus errores y nos tiene hablando porque no para de armar conciertos memorables. Lo hace en Bogotá, pero extiende sus brazos a más ciudades, con incursiones ya acostumbradas en Medellín, otras que se van haciendo más frecuentes en Cali y otras nuevas como en Manizales. Larga vida a la música en vivo y a quienes la hacen posible.