La informalidad laboral en Colombia registró en 2025 su mínimo histórico en el año (55,1%), pero todavía más de la mitad de los trabajadores colombianos no cotizan a pensión, comprometiendo su protección en la vejez, según un análisis de la ANIF. Aunque la tendencia descendente es positiva -hace diez años la informalidad superaba el 63%-, este dato sigue mostrando que más de la mitad de fuerza laboral permanece sin protección social, especialmente en lo relacionado con seguridad económica en la vejez.
El informe resalta que entre enero y septiembre de 2025 se generaron 769 mil nuevos puestos de trabajo, pero la mitad de ellos son informales. En otras palabras, el crecimiento del empleo no ha venido acompañado de mejoras equivalentes en calidad laboral. Este contraste refleja que, pese si ha habido un avance, el mercado laboral colombiano continúa enfrentando inequidades profundad en acceso a seguridad social, estabilidad y condiciones contractuales adecuadas.
Uno de los puntos destacados del análisis es la evolución sectorial. La agricultura e industria manufacturera son las ramas que más contribuyeron a la reducción de la informalidad, con disminuciones del 2,0 y 1,6 puntos porcentuales (p,p) respectivamente. La agricultura, impulsada por actividades como el cultivo de flor de corte y la cría de ganado bovino, creó cerca de 77 mil empleos formales, especialmente en departamentos como Cundinamarca, que concentró cerca del 70% de la producción floricultora del país.
La industria manufacturera, por su parte generó cerca de 100 mil empleos formales, apalancada en la fabricación de productos metálicos y lácteos. Programas regionales de asistencia técnica, insumos e infraestructura han favorecido la formalización de pequeños y medianos productores, mejorando capacidades de procesamiento y fortaleciendo cadenas locales de abastecimiento.
No obstante, la otra cara de la moneda muestra sectores donde el empleo informal creció con fuerza. Alojamiento, transporte y construcción sumaron más de 200 mil ocupaciones informales en lo corrido del año. En alojamiento, el incremento se concentró en ventas de comida preparadas y actividades ambulantes, tradicionalmente informales por su baja regulación. En transporte, los servicios de pasajeros -incluidos buses intermunicipales y mototaxis- registraron mayores niveles de informalidad. Y en el sector de construcción, la naturaleza temporal de las obras y la tercerización frecuente continúan elevando la proporción de trabajadores sin contratación formal.
Dentro del informe también se evidencia que la informalidad empresarial está estrechamente asociada al tamaño de las compañías. El 87,2% de las unidades productivas de entre 1 y 5 trabajadores operan de manera informal, una cifra que cae drásticamente a medida que aumenta el tamaño de las empresas; apenas el 2,4% de las firmas con más de 51 empleados permanecen en informalidad. Este comportamiento muestra que los retos que enfrentan los micronegocios para vincularse al sistema de seguridad social y cumplir con obligaciones tributarias es, en la mayoría de los casos, debido a limitaciones administrativas o a modelos de operación orientados a la supervivencia más que al crecimiento.
Y aunque Colombia sí ha logrado avances, sigue habiendo altos niveles de informalidad y esto plantea desafíos urgentes para el diseño de políticas públicas. La mejora en calidad de empleo, reducción de cargas regulatorias para los pequeños negocios y promocionar esquemas de formalización más accesibles aparecen como piezas clave para lograr tener un mercado mas sostenible.