1. Guerras comerciales: Vuelve la volatilidad
● Durante Trump 1.0 (2017-2021):
○ S&P 500: de ~240 (inicios de 2017) a ~380 (inicios de 2021), +58 %. Dos caídas destacadas: 20 % en 2018 (tensión arancelaria con China) y 30 % en 2020 (COVID).
○ Nasdaq: pasó de 6.000 a 13.000 (+116 %), con descensos similares (~20 % y ~30 % en 2018 y 2020).
○ Conclusión: Las bolsas de EE. UU. se recuperaron y cerraron en máximos pese a fuertes sacudidas.
● Trump 2.0 (desde 2025):
○ El S&P 500 alcanza 600 puntos y retrocede 20 %. El Nasdaq llega a 20.000 y también cae 20 %.
○ Implicación: Se reactiva la volatilidad por la escalada de tensiones arancelarias, como ocurrió en Trump 1.0.
2. El dólar: Estable frente a divisas fuertes, pero un golpe para economías emergentes
● Índice DXY (2017-2021): Mantuvo un rango de 90-100 puntos, sin grandes fluctuaciones frente a monedas como euro y yen.
● Mercados emergentes: En Trump 1.0 se registraron devaluaciones de 20 %-40 % en MXN, COP, BRL, KRW, entre otras. El capital buscó refugio en EE. UU.
Proyección 2025: Si la dinámica se repite en Trump 2.0,
Colombia enfrentaría nuevamente presión cambiaria, encareciendo la financiación y afectando la confianza de inversionistas.
3. Petróleo: juego estratégico y riesgo de bajo crecimiento
● Trump 1.0:
○ El petróleo WTI pasó de 50 USD a inicios de 2017 a 70 USD (2018), cayó a 20 USD, en abril de 2020 (Incluso tuvo breves precios negativos) y cerró 40 USD a inicios de 2021.
○ Arabia Saudita (costo de producción ~10 USD/barril) inundó el mercado en 2020, afectando a productores más caros (Shale de EE. UU., Brasil, Canadá, etc.).
● Trump 2.0:
○ El barril inició 2025 en 80 USD, subió a 85 USD y bajó a 63,83 USD (abril 2025), un -25 %.
○ Advertencia: Una nueva “guerra de precios” recortaría aún más las cotizaciones, impactando gravemente a países con costos de producción por encima de 30-40 USD/barril y fuerte dependencia petrolera.
4. Implicaciones para Colombia
● Tipo de cambio: Con un dólar fortaleciéndose, el COP podría reproducir las devaluaciones de Trump 1.0 (Cuando llegó a depreciarse 20 %-40 %). Esto elevaría el costo de la deuda externa y restaría competitividad en la importación de insumos.
● Sector petrolero:
○ Colombia tiene costos de producción cercanos a 35-40 USD/barril y un déficit fiscal de 5,5 % del PIB en 2024. Si el WTI se acerca a 30-40 USD, habría un impacto directo en ingresos, presionando el presupuesto nacional y encareciendo la deuda.
○ Caídas más pronunciadas aumentarían la volatilidad cambiaria y las tensiones sociales.
● Fuga de capital: Una intensificación de guerras comerciales podría llevar a inversionistas a activos denominados en dólares, disminuyendo la entrada de capital a los mercados colombianos.
5. Accionables
- Monitorear la volatilidad bursátil en EE. UU.: Los descensos abruptos (>20 %) en el S&P 500 o Nasdaq suelen correlacionarse con picos de tensión comercial. Esto anticipa movimientos bruscos en los mercados emergentes.
- Protegerse ante un dólar fuerte:
○ Revisar exposiciones y coberturas de tipo de cambio, especialmente para empresas con deuda o pagos en dólares.
○ Mantener liquidez en moneda local y explorar líneas de crédito preventivas.
- Evaluar escenarios de crudo a la baja:
○ Preparar planes de contingencia si WTI se acerca a 40 USD o menos.
○ Diversificar fuentes de ingresos si el negocio principal o la economía del país dependen del petróleo.
- Seguimiento macro y geopolítico constante:
○ Observar declaraciones y políticas de la OPEP+, así como señales de Arabia Saudita sobre la oferta de crudo.
○ Estar atentos a los anuncios de la administración Trump 2.0 y posibles contraofertas de socios comerciales.
Conclusión:
● El ruido de las guerras comerciales impacta de manera más intensa a los mercados emergentes y productores de petróleo con costos más altos.
● Colombia, con historial de devaluaciones frente al dólar y dependencia petrolera, debe tomar medidas preventivas ante escenarios de volatilidad y precios del crudo en caída.
● La lección de Trump 1.0 es clara: en tiempos de tensiones comerciales, la resiliencia de EE. UU. contrasta con la vulnerabilidad de emergentes. En Trump 2.0, los mismos factores se reactivan; por tanto, conviene un enfoque prudente y estrategias de cobertura claras.