El Gobierno Petro volvió y lo hizo, creyó que mandando un presupuesto para el año 2026 que necesitaba una ley de financiamiento por $ 16 billones para financiarse iba a presionar al Congreso para su aprobación. Afortunadamente, la historia no miente, las probabilidades de que el Congreso apruebe una norma de estas antes de elecciones es prácticamente nula.
Aunque no tengo las estadísticas, estoy casi seguro de que a ningún Gobierno le ha ido tan mal legislativamente, prácticamente todo se les cayó en el Congreso salvo una tributaria al principio del Gobierno, la reforma laboral y la pensional llena de vicios. Todo esto a pesar de los ríos de billetes y contratos que malgastó. Quedará en la historia que fue el Senado el que salvó al país de una mayor catástrofe, porque también quedó claro que los representantes a la Cámara son comprables salvo contadas excepciones.
Pasaron muchos ministros del Interior, todos ellos curtidos en el manejo del Congreso y con buena chequera, pero no lo lograron. Es que en general los proyectos eran perversos, en su mayoría ideologizados. Destruían más de lo que construían, pero sobre todo, eran chambones. Solamente pensar hoy lo que queda del sistema de salud sin que hayan logrado pasar la reforma, imagínense que sería si hubiera pasado.
Obviamente los mensajes y amenazas de Petro no se hicieron esperar desde que se hundió la ley de financiamiento, acusando a unos supuestos megarricos de haberlo hecho cuando existe una economía boyante, de haber duplicado sus utilidades y no querer dar más al Estado. También obviamente, culpa al Banco de la República por las tasas altas como cómplice de los mismos ricos, en fin, otra perorata más de inconsistencias y mentiras de las que nos tiene acostumbrados.
Esperemos que lo peor no esté por venir. El mediocre ministro de Hacienda que al parecer ni entiende cómo funciona el Ministerio ni las operaciones que se vienen realizando en Crédito Público, salió amenazante hablando de pedir una emergencia económica como si esta fuera soplar y hacer botellas. Es que tener menos recursos para la campaña en favor de Iván Cepeda no es una emergencia, todo lo contrario, el peligro es que existieran los recursos.
El próximo Gobierno tendrá que hacer en materia económica una operación quirúrgica de gran envergadura. Por un lado, hacer una reducción drástica del tamaño del Estado para reducir los gastos. Y por el otro lado, recomponer la deuda pública para que vuelva por la senda que venía, buscando mayor duración y estabilidad, mejor dicho, dejar de especular.
No creo que Colombia esté en riesgo de impago de la deuda, seguramente en estos días Petro lo dirá también. Pero sí es cierto que las condiciones generales de la deuda pública se han deteriorado y esta ha crecido más de lo esperado. Como ya lo había advertido ya está por encima del 65 % del producto interno bruto, cifra asustadora.
Petro logró en solo tres años de desgobierno poner patas arriba las finanzas públicas de Colombia, que siempre había sido reconocido internacionalmente por su manejo prudente y conservador.