Ser panelista en FinnLAC 2025 fue mucho más que asistir a un evento. Fue la oportunidad de enfrentar las realidades y desafíos del financiamiento para las cadenas de suministro en Latinoamérica. El BID, con espacios como este, no solo respalda avances que ya se sienten en la región, como los logrados por Mente, la fintech que dirijo (antes llamada Exponencial Confirming), sino que empuja proyectos, políticas e infraestructuras que mueven todo el ecosistema financiero, desde la digitalización y el acceso de las pymes hasta la interoperabilidad continental y la innovación regulatoria. Es un impulso que marca una transformación necesaria.
En los paneles no hubo espacio para lugares comunes. En la conversación sobre la transformación del financiamiento insistí sí de verdad estamos fortaleciendo a las pymes o si estamos cambiando unos actores concentradores de poder por otros con un disfraz más tecnológico. El supply chain finance no puede seguir perpetuando el monopolio del acceso al capital.
La interoperabilidad fue otro punto esencial. El éxito de Radian, la plataforma de registro de facturas de la Dian, se presentó como ejemplo de cómo una infraestructura nacional puede escalar hacia una plataforma continental. Propuse pensar en grande: ¿por qué no una red que, con tecnología, regulación y confianza, permita el financiamiento eficiente desde México hasta Argentina? La trazabilidad de las operaciones comerciales ya no es una promesa: es una exigencia para una integración financiera real. En este terreno, Mente ha demostrado cómo la trazabilidad digital y la analítica financiera permiten disminuir riesgos y democratizar el acceso al capital para miles de proveedores que antes estaban excluidos.
Los desafíos ESG, por su parte, son una invitación para innovar y evolucionar. Las empresas pueden ir más allá de la dependencia del fondeo verde y de las métricas convencionales, incorporando la sostenibilidad como parte esencial de su estrategia financiera y extendiéndola a sus proveedores. Modelos como el de Mente, que integran criterios de sostenibilidad en la evaluación y financiación de la cadena, ayudan a construir organizaciones resilientes y cadenas de valor capaces de prosperar en cualquier ciclo económico.
La irrupción de la inteligencia artificial también ocupó un papel protagonista, con posturas diversas pero una certeza común: su adopción es inaplazable. El futuro del factoring dependerá menos de garantías tradicionales y balances, y más de sistemas líquidos, personalizados y sustentados por datos y trazabilidad en tiempo real. Es una revolución que exige a los bancos y empresas adaptarse sin demora. ¿Por qué todavía hay corporativos que no facilitan a sus proveedores acceso a plataformas de Confirming para capital de trabajo inmediato?
En este ámbito, Mente avanza con modelos de IA que optimizan la valoración de riesgo y agilizan los flujos de aprobación, innovando en la experiencia financiera del proveedor.
Finalmente, debatimos sobre la tensión crítica entre eficiencia y resiliencia: ¿estamos listos para invertir en cadenas de abastecimiento más seguras en un entorno global convulso? Esta discusión es parte esencial de la inclusión financiera. No podemos aceptar que el acceso a la tecnología y al financiamiento siga siendo un privilegio geográfico; una pyme rural merece las mismas oportunidades que una multinacional.
FinnLAC 2025 confirmó que el avance del supply chain finance es imparable. Pero su verdadero potencial depende de la capacidad de las empresas para atreverse a incomodarse, repensar el statu quo y liderar con audacia. Colombia y Latinoamérica tienen frente a sí la oportunidad de diseñar modelos inclusivos, competitivos y resilientes. Por eso, 2026 debe ser el año en que esa visión finalmente se traduzca en acción.
Por Maria Camila Muñoz, CEO de la fintech Mente