En Colombia, hablar de seguridad es hablar de percepción. Aunque las cifras muestran avances, la sensación de inseguridad sigue creciendo en las calles, en el entorno digital y en las conversaciones cotidianas. Pero lo que realmente está cambiando no es solo la forma en que se vive el riesgo, sino la manera en que se entiende. En una era donde la información se mueve más rápido que los hechos, la verdadera seguridad no depende de la reacción, sino de la anticipación.

Hoy, la seguridad se mide en confianza y conocimiento. En cómo las empresas transforman los datos en decisiones, en cómo cuidan sus activos, su reputación y su entorno. En un país tan dinámico y complejo como el nuestro, proteger lo que más importa exige pasar del control operativo a la inteligencia estratégica, de la vigilancia reactiva al análisis predictivo.

El volumen de información que se genera en Colombia, y en el mundo, crece de forma exponencial. Pero los datos, por sí solos, no significan nada si no se transforman en conocimiento útil. La inteligencia moderna consiste en conectar puntos, identificar patrones y anticipar consecuencias.

Un evento en el oriente del planeta puede afectar en cuestión de horas los mercados, la cadena logística o la estabilidad social en el occidente. Las organizaciones ya no pueden pensar solo en su perímetro físico: deben comprender que los riesgos son interdependientes y globales.

En este contexto, ser responsable en materia de seguridad implica estar bien informado. No basta con reaccionar ante los hechos; es necesario anticiparlos, interpretarlos y actuar con base en análisis sólidos y oportunos.

De guardas a analistas: una transformación en marcha

El futuro de la seguridad no se define por la cantidad de guardas en un puesto, sino por la calidad de la información que respalda cada decisión. Estamos viviendo una transformación profunda: la seguridad privada trascendió la presencia exclusiva de guardas para la seguridad física y ahora se suman analistas de datos, profesionales capaces de interpretar tendencias, cruzar información y anticipar comportamientos que puedan representar un riesgo para las organizaciones.

Este cambio potencia el factor humano. La experiencia de los equipos en terreno se complementa con la tecnología y la analítica para crear un modelo híbrido donde la prevención y la inteligencia operan de forma integrada.

Esos contextos actuales exigen, a quienes trabajamos en esta industria, a mantenernos a la vanguardia. Quiero compartirles una acción estratégica que desarrollamos en Securitas, la compañía que lidero, para ejemplificarlo: el Centro de Inteligencia del Riesgo (RIC) es una solución que combina herramientas de inteligencia artificial, analítica avanzada y conocimiento experto para convertir datos en decisiones estratégicas. Así, desde el RIC, observamos el contexto social, político, ambiental y digital del país para entregar a las empresas información procesable que fortalece su capacidad de anticipación y resiliencia.

Un llamado a quienes lideran la seguridad en las empresas

La sostenibilidad empresarial no puede desligarse de la seguridad. Ninguna estrategia para integrar factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) puede prosperar si una compañía no entiende los riesgos que la rodean. La inteligencia corporativa se ha convertido en el puente que une ambos conceptos al permitir que las organizaciones actúen con transparencia, anticipen escenarios sociales y reduzcan impactos negativos.

Ejercer un rol de seguridad responsable significa leer el entorno con criterio, entender cómo las tendencias globales afectan lo local y tomar decisiones que protejan no solo la operación, sino también a las personas y la comunidad.

Liderar hoy en seguridad implica mucho más que implementar controles: significa liderar con información, con visión y con propósito. En un entorno donde la incertidumbre es constante, los datos son la brújula que permite actuar con anticipación.

Finalmente, la seguridad no se trata de reaccionar ante los hechos, sino de comprenderlos antes de que ocurran. Y en un mundo donde todo está conectado, la inteligencia es la clave para cuidar lo que más importa: la confianza.

Sandra Carvajal Villamizar, country president de Securitas Colombia y Ecuador