La poliomielitis fue, durante gran parte del siglo XX, una de las enfermedades más temidas del mundo. Afectaba principalmente a niños pequeños causando parálisis, discapacidad e incluso la muerte. Pero hoy, gracias a décadas de esfuerzo global en vacunación, hemos logrado reducir su incidencia en más de un 99 por ciento.

En el Día Mundial contra la Polio cada 24 de octubre es importante celebrar este logro, pero también recordar que la erradicación total aún no se ha alcanzado. Y que lo más peligroso que podemos hacer ahora es bajar la guardia.

Como gerente de Vacunas de Sanofi COPAC he aprendido que el éxito en salud pública no depende sólo de avances científicos, sino también de la constancia colectiva. La erradicación de la polio está al alcance, pero sólo si sostenemos el compromiso con la inmunización masiva, equitativa y continua.

Erradicar una enfermedad es un hito excepcional. En la historia moderna sólo se ha logrado con la viruela. La polio puede ser la siguiente. Pero mientras exista transmisión, aunque sea en lugares remotos, el virus puede reintroducirse en cualquier parte del mundo. El riesgo es global.

Lo que está en juego es un objetivo epidemiológico. Es el derecho de cada niño y niña a crecer sin miedo a una enfermedad prevenible. Es la oportunidad de liberar recursos de salud que hoy se destinan a controlar brotes, y poder invertirlos en otros retos. Es también una forma de justicia: garantizar acceso a la prevención sin importar el lugar de nacimiento.

Hablar de polio es hablar de prevención en su forma más concreta y visible. Cada dosis administrada a tiempo representa una barrera real entre una infancia saludable y una posible parálisis. Y cuando los esquemas de vacunación están completos, esa protección se extiende también a toda la comunidad.

En este camino, la inmunización es una herramienta médica y es una apuesta ética, social y económica. Prevenir a través de las vacunas significa evitar hospitalizaciones, discapacidades, exclusiones escolares y barreras para el desarrollo. Significa evitar el sufrimiento que no debería existir en un mundo con los recursos para anticiparse.

Pero para sostener este esfuerzo se necesita algo más que voluntad técnica: se necesita memoria. Porque cuando una enfermedad se vuelve invisible, también se vuelve fácil de subestimar. Y la historia nos ha enseñado que donde se detiene la vacunación, los brotes reaparecen.

Por eso, el Día Mundial contra la Polio no es sólo una fecha conmemorativa. Es un llamado a la responsabilidad compartida. A gobiernos, profesionales de la salud, empresas y familias. A todos los que creemos en la prevención como forma de cuidado. La meta está cerca, pero aún no llegamos.

Desde Sanofi reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando por un futuro libre de poliomielitis. Un futuro donde ninguna niña o niño tenga que enfrentar una enfermedad que podemos y debemos prevenir. Porque erradicar la polio no es sólo vencer un virus. Es demostrar lo que podemos lograr cuando la ciencia, la solidaridad y la perseverancia se unen por el bien común.

Maguie Cangueiro, Head of Vaccines en Sanofi COPAC