Israel ha trasladado a 473 tripulantes de la flotilla Global Sumud a una prisión en el desierto del Neguev, en el sur del país, tras interceptar sus embarcaciones en aguas internacionales mientras intentaban llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
El traslado a la cárcel de Saharonim representa un paso previo a la deportación de estos activistas, quienes buscaban romper el bloqueo naval impuesto por Israel sobre Gaza.
Las autoridades israelíes han informado que algunos de los detenidos han accedido a la deportación inmediata, mientras que para otros se está abriendo un proceso judicial para determinar su destino.
La flotilla Global Sumud, organizada con alrededor de 40 embarcaciones y más de 400 activistas de diversas nacionalidades, partió en septiembre desde Barcelona, España, con la misión de entregar ayuda a Gaza, una región que, según la ONU, sufre una crisis humanitaria severa.
La iniciativa contó con la participación de figuras conocidas, como la activista Greta Thunberg, además de parlamentarios y eurodiputados italianos, entre otros.
Sin embargo, la marina israelí intervino sobre los barcos cuando aún navegaban en aguas internacionales y procedió a su detención y traslado.
Durante el abordaje, se denunciaron actos de agresión, como el uso de cañones de agua y la interrupción sistemática de las comunicaciones de las embarcaciones por parte de las fuerzas israelíes.
El equipo jurídico de la flotilla, liderado por Loubna Yuma de Adalah, ha denunciado que las acciones israelíes constituyen una interceptación ilegal y un crimen de guerra, dado que la zona donde se realizó la intervención se encuentra fuera de la jurisdicción israelí.
Además, han solicitado la intervención de organismos internacionales y gobiernos para proteger a los detenidos y demandar su pronta liberación.
El traslado a la prisión Saharonim, originalmente diseñada para albergar inmigrantes en situación irregular, se realiza en medio de un fuerte dispositivo de seguridad con más de 600 agentes involucrados, y representa una fase previa al inicio de las deportaciones.
Sobre estas, el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí anunció a través de un comunicado en su cuenta de X: “Cuatro ciudadanos italianos ya han sido deportados. El resto está en proceso de ser deportados. Israel quiere terminar este procedimiento lo antes posible”.
En estos procesos, quienes optan por no ser deportados inmediatamente enfrentan procedimientos judiciales en los que jueces evalúan sus casos, lo cual prolonga su estancia en la prisión. En el caso de quienes aceptan la deportación, son llevados al aeropuerto de Tel Aviv para abordar vuelos internacionales hacia sus países de origen.
Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional han condenado la interceptación y detención de los activistas, calificándola como un ataque contra una misión pacífica de ayuda humanitaria.
Afirman que Israel, al mantener el bloqueo y restringir el acceso a la ayuda, contribuye a la crisis humanitaria y alimentaria en Gaza, y que sus acciones violan normas internacionales y resoluciones de la Corte Internacional de Justicia.
En el contexto de la flotilla Global Sumud, se confirmó que algunos colombianos también formaban parte de esta misión humanitaria. Entre ellos, viajaban defensores de los derechos humanos y activistas solidarios que buscaban alzar la voz en contra del bloqueo israelí y para llevar ayuda humanitaria a Gaza.
La detención y el traslado de estos colombianos, junto con el resto de los pasajeros, ha generado preocupación y llamados de familias y organizaciones en Colombia para que se garantice su bienestar y pronta liberación.
La participación colombiana en esta flotilla refleja el compromiso de la sociedad civil con causas internacionales de justicia y derechos humanos, que se ven ahora enfrentadas a un proceso judicial y diplomático complejo.
La activista sueca Greta Thunberg también fue detenida durante la interceptación israelí de la flotilla. Imágenes difundidas por las autoridades israelíes muestran a Thunberg sentada en la cubierta de uno de los barcos, bajo la vigilancia de militares israelíes, tras el abordaje que se realizó en aguas internacionales.
El traslado de algunos activistas a la cárcel en el desierto del Neguev y las anunciadas deportaciones de los tripulantes de la flotilla Global Sumud evidencian un nuevo capítulo en la tensa relación entre Israel y la comunidad internacional respecto al bloqueo a Gaza y las acciones en alta mar, mientras continúan las denuncias por violaciones a los derechos humanos y el acceso humanitario en la región.