El testimonio de Mary, una colombiana que trabaja como camarera de piso en España, generó un amplio debate luego de que decidiera mostrar en redes sociales la realidad de su jornada laboral. A través de su canal de YouTube (@MaryporelMundoo), la trabajadora explicó en detalle las exigencias físicas, el desgaste y las condiciones que enfrentan miles de mujeres migrantes en el sector hotelero. El portal El Español recopiló su relato y lo llevó a la discusión pública.

Mary describió un oficio que va mucho más allá de limpiar habitaciones. Explicó que debe encargarse de organizar, reponer productos, mantener el orden general y cumplir con estándares estrictos de presentación. Su sueldo promedio es de 1.220 euros netos al mes, equivalentes a más de 5,2 millones de pesos colombianos, aunque esta cifra varía según la comunidad autónoma, el tipo de hotel y la antigüedad.

Empleada cuenta su difícil día a día en el extranjero | Foto: @MaryporelMundoo/YouTube

Su jornada inicia temprano y puede incluir hasta 15 habitaciones al día, con un tiempo máximo de 20 a 30 minutos por cada una. En ese lapso debe garantizar que las camas queden perfectas, con embozos idénticos y sin arrugas, una tarea que, según ella, implica una fuerte carga muscular. “El 70 % de la jornada exige esfuerzo, mayormente a la hora de hacer las camas”, afirmó.

A esas labores se suma la reposición de cafeteras, minibar, productos de baño, la recolección de basura y la desinfección de superficies. “Hay que limpiar mucho, hay que reponer la cafetera, el minibar, asegurarnos de que no falte nada y que esté todo completo”, relató en el video.

Colombiana cuenta cómo es ser camarera de piso en España: alta exigencia física. | Foto: @MaryporelMundoo/YouTube

Mary también subrayó el desgaste físico y el nivel de exigencia del ritmo impuesto por los hoteles. Comentó que la intensidad del trabajo hace que “adelgaces sí o sí”, debido al esfuerzo constante, el sudor y las calorías quemadas durante la jornada. La presión por mantener la productividad es otro factor determinante: “No te puedes tomar una hora en la habitación porque estás empezando la jornada y te restan quince habitaciones más”, señaló. Además, explicó que el tiempo disponible depende del estado en que los huéspedes dejan cada cuarto, lo que puede complicar aún más el cronograma.

Empleada doméstica - empleada del servicio | Foto: run co

Su testimonio se suma al de otras trabajadoras del sector, especialmente del colectivo conocido como “las kellys”, que durante años han denunciado precarización, sobrecarga y problemas de salud asociados a movimientos repetitivos, ritmos acelerados y esfuerzos continuos. De acuerdo con el reportaje de El Español, en comunidades como Canarias más del 70 % de estas empleadas recurre a medicación para poder trabajar, debido a dolencias físicas y estrés crónico.

Aun así, Mary hizo énfasis en el valor y la dignidad de este oficio. “Valoremos el trabajo de los demás, así como nos gustaría que valoraran el nuestro”, expresó, recordando que muchas veces se desconoce el esfuerzo que hay detrás del servicio que reciben los huéspedes.