El Presidente Donald Trump, conocido por su discurso nacionalista y su política antiinmigrante, mantiene un linaje que contrasta con su imagen pública: es hijo y nieto de inmigrantes europeos. Su abuelo paterno, Friedrich Trump, nació en Kallstadt, en la región de Renania-Palatinado, Alemania, en 1869, y emigró a Estados Unidos en 1885 con apenas 16 años, donde construyó un pequeño emporio como barbero, restaurantero y propietario de hoteles en el noroeste americano y el Yukón.

Tras amasar cierta riqueza, Friedrich regresó brevemente a Alemania y contrajo matrimonio con Elisabeth Christ en 1902 antes de volver definitivamente a Estados Unidos, donde consolidó su legado con inversiones inmobiliarias en Queens, Nueva York. La manera de escapar del servicio militar bávaro fue una de las razones de su partida, y al intentar regresar a Alemania le revocaron la ciudadanía por salir del país sin completar su deber militar.

Fred Trump, hijo de Friedrich y padre de Donald, nació en Nueva York en 1905 y heredó el espíritu empresarial familiar, convirtiéndose en un destacado desarrollador de viviendas masivas para la clase media en Brooklyn y Queens durante el periodo de posguerra.

La esposa del empresario Donald Trump, Ivana Trump, su padre Fred Trump ríe y su madre Mary Anne Trump MacLeod asisten a la celebración del 90.º cumpleaños del Dr. Norman Vincent Peale, autor del libro "El poder del pensamiento positivo" en el Hotel Waldorf Astoria en mayo de 1988 en Nueva York, Nueva York. | Foto: Getty Images

A través de él, la herencia alemana se mantuvo firme, aunque en tiempos de la Segunda Guerra Mundial la familia Trump minimizó sus orígenes europeos; Fred llegó a afirmar que eran de origen sueco, una versión retomada por Donald en su libro The Art of the Deal, aparentemente para evitar prejuicios anti-alemanes.

La madre de Trump, Mary Anne MacLeod, llegó desde la isla de Lewis, Escocia, en 1930 con apenas 50 dólares en el bolsillo; trabajó como empleada doméstica y se naturalizó en 1942 antes de casarse con Fred en 1936, resultando en una pareja que combinó raíces alemanas y escocesas. Así, Donald Trump es descendiente de inmigrantes de primera y segunda generación y poseedor de una herencia cultural europea que incluye dos idiomas maternos: el alemán y el gaélico escocés.

Donald Trump, Mary Anne MacLeod Trump y Fred Trump, están sobre un escritorio durante una reunión entre Donald Trump y Nikki Haley, embajadora de EE. UU. ante las Naciones Unidas, que no aparece en la imagen, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington D.C., EE. UU., el martes 9 de octubre de 2018. | Foto: © 2018 Bloomberg Finance LP

Este linaje ofrece un fuerte contraste con su retórica migratoria, especialmente cuando promovía leyes estrictas de control fronterizo y deportaciones masivas, incluyendo referencias al muro en la frontera sur de Estados Unidos. Especialistas en historia migratoria subrayan que la familia Trump ejemplifica la narrativa del “sueño americano”: inmigrantes que llegaron con opciones limitadas, trabajaron duro y construyeron capital para las siguientes generaciones, convirtiéndose en una dinastía política y empresarial.

El contraste entre el discurso público de Trump y su propia herencia refuerza el debate de hipótesis de doble rasero: aplicar políticas duras contra otros mientras se olvida el propio pasado familiar. A juicio de analistas, este fenómeno no es exclusivo de Trump, sino un fenómeno global de líderes que buscan deslegitimar a ciertos grupos al distanciarse de sus propias raíces inmigrantes.