Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones, conocidos como Black Jack y Marcos, fueron capturados en Ibiza, España. Son colombianos, tienen tarjeta de residencia de los Emiratos Árabes, hacen parte de una ONG y son socios del Clan del Golfo.
Los hermanos Prada Moriones son millonarios y para las autoridades españolas hacen parte del listado de los llamados narcos invisibles. Se paseaban por el mundo con una placa y unos documentos que los convertían en representantes de una ONG que busca refugio para migrantes.
En Colombia, su prontuario creció con una investigación que arrancó en España, con la Guardia Civil, y que anticipó cómo 120 toneladas de cocaína llegaban cada año a Europa, y los hermanos Black Jack y Marcos eran los responsables de ese tráfico.
La investigación se fortaleció con el trabajo de la Fiscalía y la Dijín de la Policía. Peritos de la Dijín revisaron más de 3.000 mensajes encriptados para reconstruir cada escena de una película criminal con los dos hermanos como protagonistas. Los mensajes que compartían en aplicaciones, supuestamente seguras, revelaron la millonaria operación de tráfico de drogas y lavado de activos.
“En Colombia fueron capturadas y judicializadas dos personas que estarían involucradas en el blanqueo de 182.000 millones de pesos; mientras que en España las autoridades de ese país aprehendieron a los señalados articuladores de las actividades narcotraficantes, entre ellos a los hermanos Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones”, dijo la delegada para las Finanzas Criminales de la Fiscalía, Aura Liliana Trujillo.
La fortuna de los hermanos y socios del Clan del Golfo tiene soporte en una estrategia criminal que lograron condensar con éxito. Se encargaban, según la Fiscalía, de coordinar el tráfico internacional de drogas, recibir el pago por los cargamentos y luego poner en marcha la maquinaria criminal para llevar las ganancias a Colombia.
La estrategia incluyó empresas fachada que tenían la misión de convertir los dólares en criptoactivos. Esos criptoactivos, de regreso a Colombia, en pesos colombianos, para finalmente invertirlos en bienes y lujos. Así lo estableció la Fiscalía en la investigación.
“Quienes bajo la constitución de sociedades de papel dieron apariencia de legalidad, mediante presuntas actividades como inversiones en el sector inmobiliario, tecnológico y de construcción a los recursos producto de dicha actividad. Así mismo, movilizaron activos a través del sistema financiero y billeteras virtuales custodiadas por los miembros de la organización y otras seudo anónimas, de difícil identificación”, advirtió el director de Investigación Criminal e Interpol, coronel Elver Vicente Alfonso Sanabria.
Los narcosocios del Clan del Golfo tenían su fachada bien montada. Recorrían el mundo, se gastaban las millonarias ganancias y se disfrazaban de ciudadanos de los Emiratos Árabes, con placa de autoridad o miembro de una ONG humanitaria. Mientras tanto, en Colombia, las empresas y alias la Contadora, mantenían la operación de lavado de activos.
La Fiscalía identificó que los hermanos Black Jack y Marcos lavaron más de 180.000 millones de pesos, parte de ese dinero lo invirtieron en propiedades que fueron objeto de extinción de dominio. Se trata de bienes avaluados en 53.000 millones de pesos que ahora quedaron con medidas cautelares.