Con voz lenta pero firme, Fabián Gonzalo Silva relató ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) lo que vivió en la noche del 7 de febrero de 2003 cuando un carro cargado con explosivos estalló en el lugar donde laboraba: el club El Nogal.
De manera detallada aseguró que, 22 años después de esos trágicos hechos, no se sabe quién ordenó el atentado terrorista ni cuáles fueron sus objetivos, hecho por el cual les hizo un fuerte reclamo a los excomandantes de las Farc que siguen vinculados al Acuerdo de Paz.
“Tengo la sensación personal —enfatizó en su relato— de que los miembros de las Farc han tratado de evadir responsabilidades y de culpar a los miembros desaparecidos o fallecidos de tener la verdad sobre lo ocurrido en el lugar”.
Esto al hacer referencia a que siempre se le ha querido señalar a Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias El Paisa, como el único responsable de este atentado terrorista.
“Se ha pasado de mano a mano la responsabilidad intelectual de quien ordenó que se lleve a cabo el atentado. Además, aduciendo que lo ocurrido aquí se aleja de las doctrinas ideológicas de las extintas FARC. Sin embargo, como ya es conocido por todos nosotros, esto sucedió y los responsables materiales de ese atentado ya no están”, alegó.
Esto haciendo referencia al hecho de que El Paisa, quien fue el jefe de la columna móvil Teófilo Forero, murió en Venezuela en 2021 cuando hacía parte de la Segunda Marquetalia, creada por Iván Márquez.
“¿Quiénes entonces podrían decir toda la verdad sobre lo allí ocurrido? Se han hecho responsables por los hechos ocurridos en El Nogal a una columna extinta, la Teófilo Forero, y a una persona, alias El Paisa. Me pregunto, ¿esta columna y esta persona que planearon y llevaron a cabo el atentado no eran parte de la Farc?“, cuestionó el sobreviviente.
Debido a esto, indicó que las evasivas y falta de reconocimiento llevan a que la verdad siga esquiva para las víctimas. “No se ha contado y asumido a medias para no comprometer de manera personal o directa a los miembros de la jerarquía discriminante del Acuerdo de Paz”.
Pese a que en el 2017 varios exjefes de las Farc hicieron un acto de “verdad y perdón y reconciliación”, hasta el sol de hoy no se ha cumplido con el compromiso de aporte a la verdad. “¿Fueron estos solo promesas hechas sin fundamento y pidiendo un perdón no sincero?”.
Ahora, nadie quiere asumir una responsabilidad frente a la planeación y ejecución de este plan terrorista. “Los muertos son los culpables y tienen toda la información sobre lo ocurrido. Los sobrevivientes que participaron, creo yo, solo buscan la manera de zafarse de responsabilidades y, por el contrario, buscan favorecerla con rebajas de penas sin hacer mayores aportes en busca de aclarar los hechos ocurridos”.
Las preguntas que siguen en el aire
Fabián Gonzalo Silva resaltó que en los últimos años se han dado versiones diversas frente a los hechos que rodearon la planeación de este atentado terrorista. “Aún persisten las dudas”.
Por esto planteó una serie de interrogantes: “¿A quién estaría dirigida la bomba puesta por las extintas Farc en el Club El Nogal? ¿Qué información se tenía respecto a si la exministra de Defensa Marta Lucía Ramírez pernoctaba o no en el club durante la época de los hechos? ¿Esto incidió en la planeación y ejecución del atentado? ¿Hubo terceros civiles involucrados o indirectamente en la planeación y ejecución del atentado? ¿Quiénes del entonces secretariado de las Farc ordenaron y permitieron que se llevara a cabo este atentado?“.
Finalmente, reclamó por el hecho de que dos décadas después no existe una reparación para las víctimas. Todo esto ocurre mientras muchos de los perpetradores se reintegraron a la vida civil y están participando en actividades políticas.
“Esta reparación ha sido y de una manera muy diligente para los miembros de las extintas Farc, que son los responsables de lo ocurrido. Están gozando de curules en el Senado y Cámara de Representantes con buenos salarios, mientras que algunas de las víctimas no nos emplean por las secuelas dejadas por el atentado o por no estar en el rango de edad productiva”, aseveró.
“Estas personas además disfrutan de transporte y esquemas de seguridad, mientras nosotros, las víctimas, luchamos por sobrevivir día a día. Lo más triste de esto es saber que todo esto contribuimos nosotros para pagarlos, las víctimas y colombianos del común”, concluyó.