Una nevada extraordinaria cayó durante más de 12 horas sobre la Sierra Nevada del Cocuy, en Boyacá, cubriendo sus picos, rocas y senderos con un blanco absoluto que sorprendió a montañistas, comunidades locales y autoridades ambientales.
De acuerdo a lo que registraron, el fenómeno celebrado por su belleza, también encendió las alarmas sobre el acelerado retroceso glaciar que vive esta región, considerada una de las más vulnerables ante el calentamiento global en Colombia.
El despertar blanco de la montaña
Tras una prolongada jornada de precipitación —más de 12 horas continuas—, el paisaje habitual de roca, frailejones y senderos andinos se transformó en un territorio blanco, silencioso y casi irreal.
Sectores emblemáticos como el Púlpito del Diablo, el Ritacuba Blanco y la Laguna Grande de la Sierra amanecieron cubiertos por una nevada tan extensa que incluso guías locales reconocieron no haber visto algo similar en años, según reportaron medios como El Tiempo e Infobae.
Las imágenes compartidas por visitantes y habitantes de Güicán y El Cocuy se viralizaron rápidamente, mostrando cómo la montaña, conocida por su dureza climática y sus cambios bruscos, se vistió por completo de blanco.
Para algunos turistas fue un espectáculo único; para los expertos, una prueba de que la alta montaña aún es capaz de sorprender, incluso en medio de su deterioro.
Entre la belleza y la advertencia: el retroceso glaciar avanza
Aunque la nevada generó admiración, también reavivó una preocupación que científicos, autoridades ambientales y comunidades vienen advirtiendo desde hace décadas: los glaciares del Cocuy están desapareciendo.
Estudios recientes citados por Caracol Radio advierten que, de mantenerse el ritmo actual de derretimiento, glaciares como el Ritacuba Negro podrían extinguirse hacia 2048, un punto de no retorno para la reserva hídrica y la biodiversidad local.
La Sierra Nevada del Cocuy alberga la masa glaciar más grande del país, pero las tendencias no son alentadoras.
Infobae ha documentado que Colombia ha perdido más del 90 % de sus glaciares en el último siglo y que los seis que aún sobreviven permanecen en riesgo crítico.
La nevada de diciembre, por espectacular que parezca, no altera esa tendencia: se trata de un fenómeno climático puntual que no compensa la pérdida estructural de hielo.
El fenómeno también coincidió con un momento de estricta vigilancia por parte de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN). Apenas unos días antes, las autoridades habían impuesto sanciones a personas que ingresaron ilegalmente al glaciar, violando la Resolución 125 de 2020, que prohíbe pisar el hielo y regula el tránsito por rutas autorizadas.
La alcaldía de Güicán, PNN y la Policía reforzaron la presencia en la zona para prevenir daños ambientales.
La nevada, aunque espectacular, también aumentó el riesgo de que visitantes sin experiencia intentaran acercarse a zonas prohibidas, motivo por el cual los guías advirtieron que la nieve puede cubrir grietas, alterar rutas y generar desorientación en cuestión de minutos.
La nevada del Cocuy es, sin duda, una de las imágenes más poderosas del año: un recordatorio de que la montaña está viva, que aún puede sorprender y que conserva una belleza que deslumbra. Pero también es un símbolo de fragilidad: lo que hoy parece un renacer blanco podría ser, en unos años, apenas el recuerdo de lo que fue.