La joya de la corona de los colombianos, Ecopetrol, no había enfrentado un debilitamiento institucional tan agresivo como el que sufre hoy bajo el gobierno de Gustavo Petro. Una Junta Directiva politizada ha puesto en riesgo el gobierno corporativo y la credibilidad de la empresa. A esto se suman escándalos por presunta corrupción y tráfico de influencias protagonizados por el señor Roa y su pareja, quien muchos consideran el verdadero poder detrás del trono. Y como si fuera poco, la absurda decisión ideológica del gobierno de abandonar la exploración de hidrocarburos y no firmar nuevos contratos ha socavado las bases técnicas y financieras de la empresa.
El deterioro ha sido tan profundo, que hasta la emblemática iguana, símbolo de Ecopetrol, parece perder fuerza.
Este ha sido un gobierno incapaz de construir sobre lo construido. Todos los sectores productivos están golpeados por la improvisación y la falta de rigurosidad técnica en la toma de decisiones. Me preocupa, especialmente, el debilitamiento de la seguridad energética del país. ¿Qué será de Colombia sin hidrocarburos, sin energía, sin minería? Nos están conduciendo hacia una pobreza energética sin precedentes.
Todo indica que la verdadera intención del gobierno es desmantelar Ecopetrol. Prueba de ello es la insistencia en vender la participación del 50 % que la empresa tiene en el bloque Permian (Texas), junto a Occidental Petroleum (OXY). Este activo es actualmente el más rentable del portafolio: produce 115.000 barriles equivalentes por día (el 15 % de toda la producción del Grupo Ecopetrol), generando ingresos por $5,2 billones de pesos (alrededor de US$1.253 millones). Además, es el activo con menor huella de carbono en su portafolio. Sin embargo, el sesgo ideológico del gobierno está poniendo en riesgo este pilar estratégico de la empresa.
La continua politización de las decisiones energéticas, el cambio constante de reglas y la inseguridad jurídica están alejando a los inversionistas, con consecuencias graves en términos de rentabilidad, reservas y credibilidad.
La única forma de salvar a Ecopetrol es que el próximo Presidente de la República tome la decisión audaz de autorizar el fracking en Colombia. Sólo así podremos estabilizar nuestras reservas probadas de gas natural y petróleo, y aspirar a replicar los modelos exitosos de países como Argentina y Estados Unidos, que pasaron de ser importadores a grandes exportadores de energía. De lo contrario, las cifras lo demuestran: la empresa más querida e importante del país será inviable.
En 2022, Ecopetrol reportó una utilidad neta récord de 33,4 billones de pesos, gracias a precios internacionales favorables, el buen desempeño de sus refinerías y la producción del bloque Permian. Pero a partir de 2023, comenzó el declive. Las utilidades cayeron a 19,1 billones de pesos, una reducción del 42,8%. En 2024 bajaron aún más, a 14,9 billones (una caída del 21,7% respecto a 2023). Y en 2025, según el balance del tercer trimestre, Ecopetrol ha acumulado apenas 7,5 billones de pesos, lo que representa un desplome del 32% frente al mismo período del año anterior.
Las agencias de riesgo han encendido las alarmas. En 2024, Moody’s degradó la calificación de Ecopetrol de Baa3 a Ba1, sacándola del grado de inversión. Advirtió además que la empresa tendrá flujos de caja negativos hasta 2025. En 2025, S&P redujo la calificación de BB+ a BB, con perspectiva negativa, debido al aumento de la deuda, una relación deuda/EBITDA superior a 2x y los riesgos en su gobernanza. Fitch, por su parte, cambió la perspectiva de estable a negativa, alertando sobre presiones financieras, riesgo soberano elevado y retrasos operativos. Las tres coinciden: Ecopetrol se está debilitando financiera y estructuralmente, lo que implicará mayores costos de endeudamiento y la posibilidad de nuevas degradaciones si no mejora su producción, flujo de caja y gobierno corporativo.
Sí, hasta con la iguana están acabando en el gobierno Petro.
Hoy más que nunca, urge salvar al país de las garras de la izquierda para poder rescatar a Ecopetrol y garantizar la seguridad energética de todos los colombianos.