Siempre se creyó que mi generación, los llamados zoomers, era débil, sensible, izquierdista y conformista, igual que gran parte de la generación millennial; sin embargo, en los últimos años se ha visto que los jóvenes cada vez más se parecen a sus abuelos, con una repulsión vehemente hacia la izquierda y un especial gusto por lo tradicional y la derecha. La prueba reina de la rebelión de los zoomers se vio el pasado 9 de septiembre, cuando miles de jóvenes nepalíes organizaron una revolución que quemó los cimientos del gobierno comunista del país del oriente próximo y formaron un gobierno integrado por nuevas figuras políticas que incluyen a representantes de los manifestantes y de una ideología más cercana a la derecha.

De la misma manera, hemos sido una generación abatida por la violencia política, especialmente contra líderes de derecha. Esa misma semana, el activista político Charlie Kirk fue asesinado en el Estado de Utah, apenas un mes después de la muerte de Miguel Uribe, y dos semanas después de ese hecho fue asesinado un joven del Centro Democrático, candidato a los consejos de juventud. Estos hechos resaltan aún más esta tendencia, de violencia contra la derecha. ¿Acaso estos sucesos de revolución y rabia por los magnicidios a líderes de derecha marcarán el principio del surgimiento de una posible rebelión de derecha por parte de la generación Z?

Primeramente, es menester definir el concepto de generación Z, el cual se basa en una escala generacional que tiene como fin estudiar los comportamientos de personas de diferentes grupos etarios, teniendo en cuenta el entorno en el que estos se desarrollaron. La generación Z o zoomers comprende a todos los nacidos a partir del 2000 hasta el 2010. Nos caracteriza ser nativos digitales, quienes han sufrido las consecuencias de las malas decisiones tomadas por los millennials y su antecesora, la generación X. También somos los próximos en reemplazar a la generación millenial en puestos de trabajo de mando.

Teniendo esta información como base, podremos centrarnos en la materia. En la actualidad, tenemos jóvenes cada vez más conservadores, religiosos y opuestos a la izquierda. El primer síntoma de esta “rebelión” se vio en el aumento de cristianos y católicos jóvenes en Estados Unidos y algunas zonas de Europa. Justamente, estudios indican que la generación Z marca un hito en el resurgimiento de la religiosidad en el mundo, un hecho que pude vivir en carne propia durante mi visita a Polonia y Hungría, donde las catedrales se llenaron de feligreses de entre 18 y 24 años.

En un estudio realizado por la Harvard Kennedy School Institute of Politics, se concluyó que existía un aumento en los hombres conservadores de entre 18 y 24 años de un 10 % en comparación con los de entre 25 y 29. Este fenómeno se debe a diferentes factores; sin embargo, el primero se centra en los modelos a seguir de estos jóvenes y el impacto de las redes sociales sobre su consumo de información. Personajes como Charlie Kirk influyeron en los jóvenes angloparlantes a tomar posturas mucho más conservadoras y les enseñaron a ser más aguerridos a la hora de debatir. Justamente, su magnicidio multiplicará su mensaje, llevando a muchos más jóvenes a identificarse con su ideología política y fomentando así una juventud más tradicionalista y opuesta a los valores progresistas y de izquierda.

Por otra parte, en el Oriente próximo, estos presupuestos teóricos se convirtieron en una realidad, ya que, entre muchas las razones del levantamiento de los zoomers en Nepal, no solo se debe a la decisión del Estado en Katmandú de prohibir todas las plataformas digitales, sino a un rechazo total al gobierno corrupto y totalitario que ha azotado al país con pobreza y falta de oportunidades. Estos muchachos, por medio de salas de Discord, lograron poner de rodillas a generales y ayudar a estabilizar el país con elecciones en los mismos servidores donde antiguamente se hablaba de videojuegos y banalidades. Al igual que muchas actuaciones políticas, existe la posibilidad de que lo ocurrido en Nepal pueda replicarse en otro país, sumado al inconformismo que generaliza a las naciones del sur sobre el deficiente manejo que los miembros de la izquierda le han dado a la política pública.

En Colombia estamos viviendo esta metamorfosis, aunque con menos fuerza, teniendo en cuenta el mal gobierno de Gustavo Petro, que ha dejado a Colombia en un estado de inseguridad sin precedentes, al igual que la mala imagen que su gobierno le ha dejado a otros países del mundo. De la misma manera, el asesinato de jóvenes como Yeimar Gamboa, un adolescente que apenas estaba llegando a la adultez y perdió su vida a manos de la criminalidad. Este resurgimiento de la derecha también lo he confirmado empíricamente comparando a las nuevas generaciones de carreras tradicionalmente izquierdistas, como Ciencia Política, que en los últimos dos años ha invertido su balanza ideológica para volverse de derecha.

A manera de conclusión, es correcto afirmar que, teniendo en cuenta la situación actual que vive la sociedad, en un mundo en el que te silencian por tener un pensamiento conservador, los jóvenes de la generación Z, cada día que pasa, alzamos la voz con más vigor, utilizando los medios digitales como nuestra arma de movilización masiva para revertir el daño que la izquierda radical le ha generado al mundo.