Nunca, sí. Nunca en la historia moderna de Colombia, una decisión de Estados Unidos afectará de manera tan fundamental la suerte de mi país. La democracia en Colombia está en juego, no nos hagamos ilusiones de que acá hay normalidad, y el futuro de la libertad en el país dependerá de la suerte de Nicolás Maduro y su corte de mafiosos en Venezuela.

Las elecciones de 2026 ya tienen unos componentes distintos a los anteriores comicios. Las Farc, el ELN y sus organizaciones militantescomo el Congreso de los Pueblos, que es un apéndice de este último grupo armado, ya poco a poco incendian las calles para primero meter miedo, segundo crear caos y tercero generar un nuevo estallido terrorista, como el de 2021, para evitar las elecciones o impedir un resultado adverso. Obviamente, todo esto está coordinado con los aliados más radicales de Gustavo Petro, que de ninguna manera quieren entregar el poder.

Estas elecciones, igualmente, van a tener, además de estos grupos armados que van a presionar votantes en sus regiones de control, que por cierto en este gobierno crecieron exponencialmente, un narcotráfico que se la va a jugar toda para que quien tome el poder siga las políticas que los favorecieron durante estos años de Petro. Es decir, quieren el continuismo y van a utilizar la violencia. Ya comenzaron con el asesinato de Miguel Uribe, la presión en las regiones donde tienen control y la financiación de candidatos y la compra de electores con el dinero criminal de sus negocios, para obtener un resultado favorable para sus intereses.

¿Ustedes creen que la sacada de narcos de la cárcel para asistir a un evento político de Petro fue un episodio esporádico? La senadora Isabel Zuleta, operadora de ese ‘evento’, ya es la Delcy Rodríguez de Petro y opera en estas aguas turbias entre lo legal y lo ilegal. ¿Ustedes creen que la ley de beneficios a los narcos es una casualidad bondadosa? No, es la demostración de lo que pueden hacer por ellos si siguen en el poder. Es convertir a Colombia en una narcodictadura, al estilo Venezuela, pero con ciertos visos de democracia, parecido a lo que México es hoy. ¿Ustedes creen que la petición del Tren de Aragua de entrar a la paz total es un acto de buena voluntad? No, es la consolidación y formalización de esa alianza de narcos que ya se da en ambos países con un significado aún mayor, pues legitima el uso de esa violencia que Maduro utiliza con ese grupo, ahora con el visto de bueno de Petro.

Petro necesita a los narcos, al ELN y a las Farc para ganar las elecciones de 2026. Y esto no es nuevo. Los narcos y el M-19 tuvieron relaciones de narcotráfico desde mediados de los 80. Eso es innegable. Y desde la época de Chávez, Venezuela financió campañas políticas en Colombia, algo que en su momento Álvaro Uribe denunció. Estas relaciones se han mantenido y el nombramiento de Benedetti como embajador en Venezuela, sus grabaciones y sus maletines prueban sin duda que plata de Maduro llegó a esa campaña. El mismo hijo de Petro confirmó esa relación y esa financiación.

Los narcos colombianos le dan los recursos a Maduro para gobernar y mantener las lealtades mafiosas a punta del dinero de la droga. Maduro, por su parte, les permite a los narcos funcionar sin problema y necesita un gobierno vecino amigable que fortalezca esa relación de negocios de la que todos se benefician. Es más, la ruta venezolana es la más rentable de los narcos, pues esa droga va para Europa donde el kilo de coca vale el doble que en Estados Unidos y donde el consumo está creciendo a niveles similares a los de los 80 en Norteamérica.

Ese escenario ideal para los narcos con Petro y Maduro como actores fundamentales ahora tiene un riesgo que nunca se imaginaron: Donald Trump. El presidente norteamericano vuelve la guerra contras las drogas una guerra en serio: vamos a volar lanchas, laboratorios y cabecillas. Ya era hora de enfrentar a ese enemigo de la misma manera que este enfrenta a las sociedades libres.

En 1994, los narcos colombianos financiaron la elección de un presidente en Colombia, Ernesto Samper. Los americanos grabaron y actuaron. Fueron fundamentales para evitar que acabáramos como Bolivia, un narcoestado. Hoy la situación es peor. ¿No habrá narcos presos en USA que cuenten cómo es la relación narcos, Maduro y Petro? Los mexicanos presos saben mucho y hacerlo público sería muy importante.

Trump la tiene clara. Hay que decapitar el Cartel de los Soles que, sin duda, hoy es el ejemplo de cómo los narcos se apoderan de un Estado y lo utilizan para su beneficio, por un lado, pero por el otro contaminan a otros países y se convierten en una grave amenaza de seguridad nacional para Estados Unidos.

La decisión de acabar con los cabecillas de ese cartel tiene unas implicaciones gigantes para el continente y les manda un mensaje claro a todos los narcos de la región y a los políticos, empresarios y presidentes o presidentas con los que trabajan. En el caso de Colombia, le quita el tumor de narcotráfico que hace metástasis y espera coronar al paciente en 2026. Claro, el paciente todavía va a necesitar quimioterapia fuerte. De esa nos encargamos nosotros.

Presidente Trump, necesitamos su ayuda. Salve la democracia de Colombia.