A veces pareciera que Colombia está a merced de los criminales. Llegan noticias de atentados con drones, enfrentamientos entre grupos ilegales, ataques contra la Fuerza Pública. Y mientras los ataques crecen, la capacidad de respuesta de las Fuerzas Armadas parece reducirse. Tener solo el 40 por ciento de la flota de helicópteros Black Hawk operativa y solo 8 de las 19 aeronaves MI-17 de fabricación rusa en vuelo es realmente preocupante.

La situación de los helicópteros rusos es la más preocupante. Todo inició a finales de 2022, cuando se conoció que gran parte de la flota no estaba operando, debido a la escasez de repuestos y a la imposibilidad de firmar contratos con proveedores rusos para su mantenimiento. Tratando de encontrar una solución, en diciembre de 2024 el Ministerio de Defensa, en cabeza de Iván Velásquez, inició un proceso de contratación para el mantenimiento de estas aeronaves.

Es así como el 31 de diciembre de 2024 se decidió que la empresa estadounidense Vertol Systems Company haría el mantenimiento de 6 de las 19 aeronaves rusas, para lo cual se invertirían cerca de 32 millones de dólares (128.000 millones de pesos). Estos helicópteros ya hoy debían estar reparados, pues el próximo 15 de noviembre es el día en que termina el contrato. Pero a menos de un mes de esta fecha, el contratista solo hizo reparaciones a tres de las 8 aeronaves, ninguna de ellas de carácter estructural. Pero a pesar de haber ejecutado solo un 8 por ciento del contrato, el Ministerio de Defensa ya le desembolsó 16 millones de dólares como pago. Esta exorbitante cifra está a punto de perderse.

Todo es turbio alrededor de este contrato. El 30 de diciembre de 2024, el comité evaluador de la propuesta de Vertol Systems determinó que la compañía no cumplía con los requerimientos ni de experiencia ni financieros para hacer estos mantenimientos. Sin embargo, al día siguiente, mientras todo el país se preparaba para recibir el año nuevo, el despacho del viceministro de Defensa, Luis Edmundo Suárez, cambió de parecer y decidió que el contratista sí cumplía con todos los requisitos y le adjudicó el contrato. Desde el inicio, el contrato sufrió una serie de aplazamientos y modificaciones, sin ningún tipo de sustento. La más importante de ellas: el cambio en las condiciones de pago, de forma tal que se decidió que el contratista recibiría el 50 por ciento del valor del contrato, es decir 16 millones de dólares, como pago anticipado, sin que nadie haya podido explicar cuál fue el fundamento de este pago.

A pesar de que se desembolsaron los recursos y de que el contrato está a punto de llegar a su fin, el contratista no hizo las reparaciones a las que estaba obligado y solo tres de las ocho aeronaves que debían ser intervenidas recibieron algún tipo de habilitación para volar. Hoy, 11 de las 19 aeronaves MI-17 están en suelo.

Por todo esto, el Ministerio de Defensa inició un proceso para decretar el incumplimiento por parte del contratista y recuperar los 16 millones de dólares a través de la póliza de garantía. Pero el contrato vence el próximo 15 de noviembre y ese día perderá también vigencia la póliza. Para ese entonces será imposible recuperar los dineros ya desembolsados a favor del contratista.

Esta situación podría tratarse de la mala fe de un contratista que no cumplió, si no fuera porque el Ministerio de Defensa fue advertido en varias ocasiones de que Vertol Systems no tenía capacidad de cumplir, y aun así el Ministerio de Defensa le adjudicó y le entregó el 50 por ciento del valor del contrato.

Es así como el 5 de noviembre de 2024, más de un mes antes de que se adjudicara este contrato, NHC Mil & Kamov SAS, planta fabricante de los helicópteros en Rusia, le advirtió a Sergio París, entonces director de la Aeronáutica Civil, que el taller donde el contratista pretendía hacer las reparaciones a los helicópteros no tenía la capacidad para realizar estos mantenimientos y, por eso, no era apta para llevar a cabo estas operaciones. Así mismo, la Procuraduría envió tres oficios al Ministerio de Defensa advirtiéndole de inconsistencias en el proceso de contratación, entre ellas la no presentación de la garantía de seriedad de la oferta por parte del contratista y su ausencia de experiencia.

Sin importar las advertencias, el Ministerio de Defensa adjudicó.

Es evidente que querían entregarle este contrato a Vertol Systems a toda costa. ¿Por qué? ¿Quién se benefició de esta contratación amañada e incumplida? ¿Por qué a pesar de que el comité evaluador determinó que Vertol Systems no cumplía con ninguno de los requerimientos de experiencia ni técnicos, el comandante Julián Ferney Rincón le envió un oficio a Hugo Mora Tamayo, secretario general del Ministerio de Defensa, el 31 de diciembre, donde solicita la habilitación técnica de la experiencia? ¿Qué papel juega en todo este contrato Luis Edmundo Suárez, viceministro a cargo de la contratación? ¿Por qué Helbert Arnulfo Buitrago, director del Sector Defensa, viajó a la sede del contratista en Estados Unidos y aseguró que contaba con todas las capacidades para cumplir? ¿Cuál fue el papel de Hugo Mora Tamayo, secretario general y director de Contratación del Ministerio de Defensa? ¿Por qué Sergio París, exdirector de la Aeronáutica, dio el visto bueno al taller del contratista, a pesar de la advertencia del fabricante de los helicópteros?

Y lo más importante: ¿a qué bolsillos fueron a parar estos 16 millones de dólares ya desembolsados?

Lo del contrato de mantenimiento de helicópteros es apenas la punta de un monstruoso iceberg de corrupción en la contratación del Ministerio de Defensa.