La compra de la flota de aviones Gripen es la transacción militar más costosa en la historia de Colombia, por un total de 4.300 millones de dólares. Tan solo hasta finales de julio de este año, cuatro de estos aviones fueron probados en combate en el conflicto entre Tailandia y Camboya, siempre apoyados por los F-16. Un conflicto corto en el que la Real Fuerza Tailandesa se destacaba por tener una mayor fortaleza en todos los aspectos.

Los aviones Gripen tienen varias debilidades, entre ellas una menor capacidad de alcance. En materia operativa, sucede algo similar. No son los mejores aviones para un país en conflicto como Colombia.

La empresa Saab, que desarrolla los Gripen, más que en aviones, es experta en ocupar las principales líneas de la prensa en los países en los que ha tenido contratos, siendo populares por los escándalos de corrupción que han protagonizado en Hungría, República Checa, Suráfrica y Brasil.

Las alertas también se encendieron en Colombia, y es así como la Red Bien Común, la misma que denunció el escándalo de Centros Poblados, hizo unos interrogantes puntuales sobre la compra de los Gripen, esto en 2022. En comunicación al Ministerio de Defensa, advirtió en los puntos 8 y 9 del derecho de petición que no eran aviones comunes para actividades de combate. También advertía sobre los presuntos actos de corrupción en los que habría incurrido esta firma, ampliamente conocidos en todo el mundo. Sugerencias que, evidentemente, fueron desestimadas.

(Adjunto PDF del documento de la Red de Veedurías Ciudadanas)

Otro hecho que se evidencia es el afán del Gobierno colombiano por sacar adelante el contrato. Ojalá existiera esa prisa para proveer de suficientes herramientas a nuestras fuerzas en tierra. Este Gobierno, que se ha caracterizado por no ejecutar, tenía un afán bastante peculiar por sacar este proceso adelante. Así lo evidencia el siguiente documento del Departamento de la Fuerza Aérea del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. La solicitud fue hecha con poca antelación y el cronograma del Gobierno colombiano fue acelerado.

MEMORÁNDUM PARA LA OFICINA DE COOPERACIÓN DE SEGURIDAD. | Foto: Suministrada por la columnista

Luego de leer el artículo publicado por el diario Expressen, en Suecia, sobre las actividades de Verónica Alcocer en el país de la empresa a la que se le hizo la compra militar más grande del último siglo para Colombia, todas las alarmas se encendieron.

La primera pregunta que cualquier colombiano desprevenido se hace es: ¿por qué la señora Alcocer decidió vivir en Suecia? Tiene una hija en Francia. Si de vivir en el exterior se trata, ¿por qué tan lejos?

De otro lado, el costo de la vida de Suecia es de los más altos a nivel mundial. Una mujer que no tiene una carrera universitaria como tal, ni un oficio al que dedicarse en un país desconocido, ¿de qué vive?

Los lujos que la señora Alcocer se está dando en Suecia son tan escandalosos que incluso le parecieron estridentes a la prensa sensacionalista de ese país. ¿Quién está pagando esos lujos?

El diario Expressen de Suecia advirtió también que no se entendía cómo la señora Alcocer, que se encontraba reportada en la lista OFAC por parte del gobierno de los Estados Unidos, podía tener una vida tan suntuosa.

Hasta ahora, nadie ha podido verificar de dónde salen los fondos de la señora Alcocer para pagar tan onerosa estadía en Suecia. Otro aspecto relevante que ha salido de nuevo a relucir estos días es el papel que habría desempeñado el señor Octavio Sarabia y su hijo, padre y hermano de Laura Sarabia, en la transacción de los aviones Gripen. Es una pregunta recurrente por parte de la opinión pública.

Por ahora, es en los Estados Unidos donde se da autorización para el vuelo de este tipo de aeronaves. Teniendo en cuenta los antecedentes de la empresa Saab en el mundo y las investigaciones que actualmente tiene en el Departamento de Justicia de ese país, ¿autorizarán esta operación en Colombia? De otro lado, los motores que tienen estas aeronaves son vendidos por General Electric. ¿El Gobierno de los Estados Unidos permitirá esta transacción?

¿A qué se va el presidente Petro a Suecia, con tantos problemas de orden público en Colombia? ¿A recoger un premio?