El 8 de febrero de 2026, un grupo importante de personas de la diversidad política y social nos reuniremos, de manera física y virtual, en la ciudad de Cali, con el propósito de seguir promoviendo la iniciativa democrática Unidos en la Diferencia.
No se trata de un grupo de personas librepensadoras, sino de gente que —en mi opinión— en medio de la diversidad política y social a la que tienen derecho, procurará analizar, bajo el más absoluto respeto, las diversas opciones que públicamente se vienen presentando para las elecciones a la Presidencia y al Congreso de la República de Colombia.
En tal sentido, considero que el factor más importante, y que debe primar para tomar una decisión mayoritaria o por consenso sobre las diversas opciones políticas y sociales a dichos cargos, no puede ser la calificación política de derecha, centro o izquierda, sino, fundamentalmente, los nortes éticos de cero tolerancia frente a la corrupción, los despilfarros, la violencia, las desigualdades sociales, las contaminaciones ambientales y, sobre todo, que dichos candidatos y candidatas, con su experiencia de vida política y social, hayan demostrado ser personas a favor del diálogo social, la justicia social, la paz y la reconciliación de Colombia.
Lo anterior significa que un principio ético fundamental de todas las personas que asistan a la reunión de Unidos en la Diferencia es el respeto y, ante todo, el saber escucharnos de manera respetuosa y sin descalificaciones políticas o sociales.
Estoy seguro de que la mayoría de colombianas y colombianos desean y aspiran, para el futuro del país, que los gobernantes o los integrantes de las corporaciones públicas, a nivel local, regional o nacional, dialoguen y escuchen más a la gente del común, y que, sobre todo, enseñen con su ejemplo de vida el manejo austero y respetuoso de los recursos públicos y de sus responsabilidades en los asuntos de Estado.
En esa perspectiva política, considero que la reunión de Unidos en la Diferencia, en Cali, será un espacio propicio para compartir experiencias de vida y un valioso ejercicio democrático para aprender a escucharnos en la diferencia.
Es posible que haya personas, a nivel político y social, que no estén de acuerdo con nuestro proceder. A ellas, sencillamente, les decimos que respetamos su opinión y que nos gustaría que enviaran a algunas personas como observadoras de nuestro evento.
De nuestra parte, seguiremos por el camino de defender el derecho de las personas a pensar y expresarse de manera diferente, pero, ante todo, de mantenernos convencidos de que las ideas y anhelos de libertad, equidad social, solidaridad y de los nortes éticos no son patrimonio de determinados gobiernos o grupos de personas, ni tienen colores políticos o sociales, sino que son banderas de la democracia y de quienes, tanto en Colombia como en cualquier otro país, anhelamos vivir dignamente, en paz y en reconciliación.
Como estamos convencidos de que Colombia y su pueblo tienen derecho a vivir en democracia, con paz, bienestar, pronta justicia y de manera reconciliada, las personas de la diversidad política y social que, de manera quijotesca, desde hace varios años, venimos promoviendo la iniciativa Unidos en la Diferencia, seguiremos adelante con el propósito de alcanzar una Colombia mejor, con alma regional, donde lo primero sea la gente.