SEMANA: ¿Qué aprendió Colombia de la tragedia de Armero?
Carlos Carrillo: Los aprendizajes han sido muchos, pero hay que destacar la creación del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo. No tienen comparación las capacidades con las que cuenta Colombia hoy frente a las que tenía hace 40 años. Por ejemplo, el país hoy tiene una capacidad científica y técnica muy superior; el Servicio Geológico Colombiano tiene hoy una red nacional de monitoreo volcánico.
SEMANA: ¿Colombia está preparada para enfrentar una erupción parecida a la de 1985?
C.C.: El nivel de preparación es mucho mayor y, si bien todavía hay desafíos, esos desafíos no son los mismos de hace 40 años. Por ejemplo, hace 40 años no teníamos esta red de monitoreo que tenemos hoy, no teníamos la suma de capacidades del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo, no teníamos la capacidad de definir con la precisión que podemos definir hoy los estados de alerta de los volcanes. Por supuesto, si bien estamos más preparados, pues no es que estemos plenamente listos, porque los fenómenos naturales, además, son impredecibles. Si bien hay un cierto margen de conocimiento, es muy probable que un fenómeno natural se salga de control. Quizás los aspectos en los que hay que mejorar tienen que ver con otros factores, por ejemplo, el ordenamiento territorial. No podemos permitir que la gente viva en lugares donde sabemos que existe una amenaza y, lamentablemente, eso sigue pasando en el país. Eso no es por culpa del Gobierno nacional, sino culpa de los Gobiernos locales, que son los que definen el uso del suelo.
SEMANA: ¿La UNGRD tiene el registro de cuántos y cuáles municipios del país están ubicados en zona de alto riesgo?
C.C.: Si se refiere a los volcanes, crecientes súbitas o terremotos, no le dé muchas largas, todo el país está en riesgo, es algo que está generalizado. Hay un problema: no tenemos en el país estudios de detalle de la totalidad del territorio nacional, eso costaría una cantidad de dinero. Nosotros tenemos, comparativamente con la región, unos estudios de detalles importantes, pero estamos lejos de tener cubierta la totalidad del país.
SEMANA: Replantear el ordenamiento territorial también resulta costoso.
C.C.: Pero no solamente es costoso, es que no es posible, porque quienes deciden el ordenamiento territorial en Colombia son los concejos municipales. En Colombia, los concejos municipales son unas corporaciones demasiado permeables a ser cooptadas por intereses económicos y corporativos. Quien define el ordenamiento territorial es la codicia.
SEMANA: Hablando en términos financieros, ¿cómo está el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo hoy en día?
C.C.: La capacidad de responder hoy es muchísimo mayor en todo el territorio nacional. En cada municipio del país hay una oficina de gestión del riesgo, cada departamento tiene la obligación de tener una oficina de gestión del riesgo. También cada uno de los departamentos y de los municipios tiene la obligación de tener un fondo municipal de gestión del riesgo, y aquí es donde ya la cosa empieza a complicarse, porque ninguno tiene una obligación de fondear con determinado porcentaje, es discrecional. Los municipios, muchas veces, prefieren invertir en otras cosas que prepararse para la respuesta de una eventual emergencia. En el caso del Fondo Nacional, que es el que compete al Gobierno nacional, pues este Gobierno, yo debo decir, no ha hecho inversiones particularmente altas; por el contrario, el Fondo Nacional del Riesgo se ha desfinanciado en nuestro Gobierno. Considero que es profundamente equivocado.
SEMANA: ¿Por qué se está equivocando?
C.C.: Imagínese usted lo que es desfinanciar el fondo de calamidades de la nación. ¿Qué vamos a hacer si pasa una tragedia de grandes proporciones? No habría con qué. El año pasado nos quitaron 2,6 billones de pesos. De hecho, hoy ya no hay con qué. Este año que viene, nosotros no vamos a poder hacer proyectos de mitigación, de reducción del riesgo, porque son proyectos que son muy costosos. El año pasado, el 31 de diciembre, nos quitaron de un zarpazo 2,6 billones de pesos de disponibilidad presupuestal. El mismo dinero que yo recuperé de las manos de los bandidos, de estos giros irregulares.
SEMANA: Si hoy ocurre una tragedia similar a la de Armero, ¿el Fondo no tendría con qué responder?
C.C.: El país no tendría plata. Pregúntese usted cuánto hay en el fondo del Tolima o de Caldas. El problema no es solamente del Gobierno nacional, sino de todos los niveles de gobierno.
SEMANA: La gestión del riesgo ha sido víctima de la corrupción en Colombia. ¿Cómo ve la situación frente a ese tema?
C.C.: Desgraciadamente, la corrupción es estructural en la sociedad colombiana. Los proyectos de manejo de desastres y de mitigación del riesgo han sido la gallina de los huevos de oro de los políticos, y no solamente con Olmedo. En el Gobierno de Álvaro Uribe, el mayor escándalo de corrupción fue en La Mojana, y tuvo que ver con la plata que se robaban de los diques que hacía entonces el Invías. Lo que pasó en el Gobierno de Duque, sobre el manejo de los recursos del covid, es algo que debe investigarse. El escándalo de las Marionetas, que es muy parecido a lo de Olmedo, es algo de lo que los medios no hablan y la Justicia tiene la obligación de investigar. El senador Mario Castaño, que era un senador oficialista del Gobierno anterior, fue condenado por el escándalo de las Marionetas, que tenía todo que ver con el DPS, del cual hoy su exdirector, el señor Pierre García, se encuentra prófugo de la Justicia. Mario Castaño murió en extrañas circunstancias cuando ya iba a empezar a hablar, y todos esos caminos llevaban a la UNGRD de Duque, por la cual pasaron más de 18 billones de pesos, porque por la UNGRD de Duque pasó la reconstrucción de San Andrés y Providencia, pasó la pandemia y todos esos dineros pasaron por el Fondo Nacional de Gestión del Riesgo, administrados por el entonces director de la UNGRD. Todos los caminos de eso llevaban a las Marionetas, y de eso la prensa hegemónica colombiana no habla.
SEMANA: ¿A qué se debe que la UNGRD sea permeada constantemente por la corrupción?
C.C.: Son varias cosas. Lo primero es que toda la sociedad colombiana está permeada por la corrupción, por una cultura del dinero fácil, del enriquecimiento, de la codicia. En el caso de la UNGRD, al tener un régimen especial de contratación, hace que los sin escrúpulos tengan las condiciones dadas para que sea más fácil el saqueo.
SEMANA: ¿Qué ha pasado con el saqueo a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo? ¿Cuántos recursos se han recuperado?
C.C.: De los 14.000 millones de pesos, que es en lo que se tasaron los sobrecostos de los carrotanques, nosotros hemos logrado hacer que un juez ordene la devolución de 10.000. Podríamos decir que 10.200 millones de pesos, de esos 14.000, han sido recuperados. Yo lo he dicho varias veces, en el momento en el que yo llegué, tuve una cantidad enorme de giros irregulares. Estamos hablando de alrededor de 600.000 millones de pesos que se habrían perdido si el presidente no hubiera decidido quitarle el control de la entidad a esa organización criminal que tenía montada ahí Olmedo. Estamos esperando que, efectivamente, se entreguen esos 10.000 millones.
SEMANA: ¿Cuáles son las preguntas que quedan por resolverse en este escándalo de corrupción?
C.C.: Olmedo, para nadie es un secreto, era un tipo de poca monta, un politiquero de Antioquia, además de mi partido, el Polo, un tipo sin mayor relevancia política. Francamente, no creo que haya llegado a esa entidad así porque sí. Yo creo que detrás de Olmedo tuvo que haber habido un acuerdo político y eso usted lo ve en la misma distribución de sus subdirectores. Aparece el caso de César Manrique, que tenía como cuota política al subdirector de Conocimiento del Riesgo; indudablemente, la Subdirección de Reducción, que es la segunda que más contrata y donde también hay unos problemas muy graves, estaba en manos de los antioqueños aliados del Gobierno. Yo sí creo que aquí hay personas muy poderosas y hay muchos más senadores involucrados en esto que deben investigarse.