SEMANA: ¿Por qué meterse en esta contienda electoral en medio del actual caos político?
RUBÉN LIZARRALDE: Es cierto, estamos en un caos, pero también es caótica la cantidad de aspiraciones que en estos momentos se presentan. Hay mucha inquietud en la gente y preocupación porque hay demasiados precandidatos. Tengo que decirle al país que esto hay que mirarlo de una manera positiva. Qué bueno que el presidente Petro sienta que el país está ávido de democracia y que por eso hay una cantidad de gente que quiere aspirar a llegar al solio de Bolívar. Ahora, cuántos lleguen, pues no llega sino uno. Y si nosotros queremos que se recupere la institucionalidad, que la inversión se fortalezca, que verdaderamente haya empleo, pues tenemos que hacer los planteamientos necesarios. Personalmente, me comprometo a contribuir para que, si no soy yo, sea el mejor el que llegue hasta el final. Hay demasiados candidatos que no aportan nada. Este país va a quedar en una situación extraordinariamente compleja.
SEMANA: ¿Por qué?
R.L.: Porque se va a necesitar una gerencia, gente que haga cosas difíciles, que supere situaciones conflictivas y definitivamente rompa barreras y haga posible lo imposible. Se necesita alguien que piense en grande.
SEMANA: Pero también es cierto que falta bastante para las elecciones y esa lista de aspirantes se va a depurar.
R.L.: Mucha agua va a pasar por debajo del puente. Todavía no hay nada escrito, todavía no hay candidatos que sean favoritos, falta mucho y, sobre todo, faltan planteamientos serios, falta hablarle seriamente al país. Yo quiero hacer una presidencia totalmente diferente y con propuestas serias y que sirvan para mejorar la situación que tenemos.
SEMANA: La economía será un tema clave. ¿En qué condiciones la recibirá el próximo presidente?
R.L.: El país está tremendamente mal desde el punto de vista fiscal, endeudamiento externo y desde el punto de vista presupuestal. Hay que ordenar las finanzas, hay que darle seguridad al sector privado, hay que tener unas tasas tributarias competitivas con la región para atraer el capital nacional o extranjero, para que a través de esa atracción se fortalezcan las empresas, se generen nuevas compañías y nuevas actividades productivas, así como un buen empleo. Este país tiene un potencial enorme desde el punto de vista económico.
SEMANA: Otra preocupación está en el frente de la salud, que está teniendo tantos problemas en la prestación de los servicios…
R.L.: Definitivamente la crisis no arrancó con este Gobierno, pero se profundizó con este Gobierno, que ha querido desbaratar, no corregir, un sistema, inclusive por encima de la ley, y le está haciendo un daño tremendo. Quiere regresar al país al Seguro Social, que en su momento, tanto en materia de salud como en tema de pensiones, resultó siendo un fracaso y captó una cantidad de recursos públicos que no contribuyeron a generar riqueza. Tenemos que recuperar el sistema de salud, sincerar las relaciones con las empresas que nos venían prestando servicio, pedirles a esas empresas que financien las obligaciones, darles la seguridad de que aquí vamos a trabajar en un negocio de largo plazo y tenemos también que controlar todas esas fugas que generaban corrupción en el sistema y que lo afectan.
SEMANA: Ese es un panorama similar al del sector energético…
R.L.: Sí, hay problemas con el gas, estamos dejando de producir petróleo como se estaba produciendo, porque lo que estamos haciendo es exprimir los pozos que hay, no estamos abriendo nuevos pozos y eso nos va a afectar la producción en los próximos años. Y en el gas, cada vez estamos importando más. Ahí también tenemos que generar confianza, llamar de nuevo a la inversión y a la actividad productiva, dando absolutamente todas las garantías que les permitan a las empresas que estaban produciendo y explorando volver sin problema.
SEMANA: ¿Es culpa de Gustavo Petro todo esto que está pasando?
R.L.: En parte es culpable, pero en parte los culpables somos nosotros. Toda la culpa no es del presidente Petro, por supuesto. Aunque es cierto que Colombia tiene un presidente nefasto, la culpa es nuestra porque por nosotros llegó al poder. Lo que pasa es que ellos han desaprovechado la oportunidad y, en vez de haberle mostrado al país que la izquierda ofrecía un Gobierno transparente, limpio, con una concepción social mucho más clara, pues desaprovecharon la oportunidad y no lo hicieron. Nunca habíamos visto tanta corrupción como la que estamos viendo ahora.
SEMANA: ¿Entonces Petro está sepultando a la izquierda?
R.L.: Pues la verdad no sé, pero también estamos fallando nosotros porque como oposición no estamos teniendo un mensaje claro para el pueblo, muchos candidatos lo único que hacen es criticar a Petro y el futuro del país, pero no hay propuestas. Estamos siendo demasiado mediocres como oposición y no estamos vendiendo un futuro realizable. Yo estoy prometiendo un ejercicio completamente diferente. Llegaría a la presidencia una persona que va a estar el ciento por ciento del día trabajando, produciendo resultados y pensando en la gente.
SEMANA: ¿Y cómo organizar la oposición?
R.L.: Hay que mostrarle al país que se pueden hacer las cosas. Y en la medida que lo hagamos, el país va a terminar respaldando a su presidente, y eso es muy importante. ¿Pero sabe qué me preocupa? Que el presidente Petro diga que no habrá elecciones porque no tiene recursos para hacerlas de forma transparente porque no le aprobaron la reforma tributaria y que, por ende, las tiene que aplazar. También puede decir el presidente Petro que el país está en conmoción interior, que el 30 por ciento de los municipios del país tienen conflictos de orden público, de modo que no puede garantizar unas elecciones limpias y transparentes. Eso es muy preocupante y puede pasar. ¿Y eso por qué se está dando? Porque él (Petro), de una manera inteligente y a través de la paz total, fue creando y profundizando unas situaciones de conflicto en casi todas las zonas del país.
SEMANA: ¿Cabe la posibilidad de que el presidente Petro acuda a la emergencia económica?
R.L.: Pues yo creo que puede acudir a la emergencia económica y también puede decretar un estado de conmoción interior, y ahí sí se enreda esto. ¿Qué vamos a hacer?, ¿nosotros estamos organizados?, ¿estamos preparados y creemos que eso puede pasar para reaccionar? Y aquí yo les hago un llamado a los empresarios de Colombia y a la ciudadanía, porque las Fuerzas Militares están esperando un apoyo, pues se sienten atropellados, se sienten temerosos porque saben que, frente a una mala mirada, inmediatamente los sacan de las Fuerzas Militares y de la Policía.
SEMANA: Finalmente, usted tiene una propuesta con el tema de las embajadas. ¿En qué consiste?
R.L.: Hoy tenemos una cantidad de embajadas que no producen sino gastos y no producen absolutamente nada para el país. La idea es tener unas embajadas preparadas para el manejo político y diplomático, no solamente a nivel de los organismos multilaterales, sino de los bloques de las grandes naciones, y convertirlas en embajadas comerciales, que le produzcan negocios al país y que se cierran si no lo hacen. Con una política clara desde el punto de vista de las relaciones internacionales, las embajadas van a ser algo efectivo, no simplemente van a llegar a ser puntos para pasear, para recibir representantes y senadores o funcionarios del Estado. Lo que hoy tenemos es una mediocridad. No representamos nada en la comunidad internacional, nada.