El verbo jubilar es definido por la Real Academia Español (RAE), como la disposición, por razón de vejez, largos servicios o imposibilidad, y generalmente con derecho a pensión, del cese del ejercicio de la carrera o destino.
Y aunque este es un tema que da para muchos análisis, justo la parte del derecho a pensión involucra un impacto político y jurídico que tiene raíces en 1881, cuando el Alemania se estableció los 70 años como la edad de jubilación. De ahí en adelante, otras naciones y con adaptaciones a la edad y según el año, establecieron políticas similares que se fueron relacionando con la seguridad social.
Ahora, con cientos de discusiones políticas previas, el mundo tienen en la lista de debates de agenda pública, la edad de jubilación. La esperanza de vida ha aumentado, claro, la pandemia disminuyó en promedio uno o dos años, pero históricamente hay una curva de ascenso, lo que supone que por más tiempo se deben generar los recursos para sostener las pensiones de esta parte de la población.
En ese debate que toca tantas susceptibilidades, es bueno conocer lo que genera un escenario en el que se aumente la edad de pensión.
Promedios de producción laboral
El economista e investigador sénior del Centro de Investigación sobre la Jubilación del Boston College, Gal Wettstein, concluyó en uno de sus estudios sobre la edad y el potencial de empleo que los estadounidenses con una buena salud, a los 50 años, tendrán aproximadamente 23 años más sin discapacidad, más unos ocho años viviendo con discapacidad. Ello da como expectativa máxima de vida laboral de las personas, en promedio, 73 años.
“No hay duda de que la esperanza de vida es más larga y también se ha ampliado la capacidad de trabajar... Parte de eso son cambios médicos, y parte de eso es que la naturaleza del trabajo ha cambiado”, dijo el Dr. Wettstein.
En cuanto a los cambios de trabajo que menciona el investigador, se calcula que en 2020, en el país norteamericano, aproximadamente el 45 por ciento de la fuerza laboral se desempeña en el campo basado en el conocimiento, como administración, negocios y finanzas, educación y atención médica. 65 años atrás, en 1935, este tipo de profesiones representaban solo el 6 por ciento de la fuerza laboral.
En ese sentido, la directora del Instituto de Gerontología de la Universidad de Georgia, Lisa Renzi Hammond, sostiene que es muy razonable, desde una perspectiva cognitiva, una edad de jubilación de 70 años.
“Nuestras facultades cognitivas las podemos mantener, por lo general, bastante bien en los 70... Si la edad de jubilación se establece en función de las capacidades o competencias de los empleados, no hay absolutamente ninguna razón para tener una edad de jubilación de 60 años”, afirma.
Señala que, por ejemplo, la corteza prefrontal, que cumple funciones relacionadas con la memoria de trabajo, la conducta y el control de ciertas emociones, empieza a perder volumen alrededor de los 45 años.
En contraste, hay bastante ventaja en la inteligencia cristalizada, que es el conocimiento acumulado que se puede aplicar a nuevas situaciones, y la cognición social, comportarse adecuadamente en las interacciones interpersonales. Es decir, los procesos cognitivos relacionados se mantienen y fortalecen al permanecer en la fuerza laboral, pues continúan mejorando durante décadas.
Otro aspecto a revisar es que algunas personas se deterioran mental y físicamente cuando dejan de trabajar. Una investigación concluyó que retrasar la jubilación se asoció con un menor riesgo de muerte, independientemente de la salud antes de la jubilación. Asimismo, los expertos han señalado que las pérdidas de actividad física e interacciones sociales, al jubilarse, pueden terminar afectando la salud y el rendimiento.
Los casos son distintos
Y si bien, una parte de la población puede llegar con un buen rendimiento a los 80 años, este no es el denominador común para quienes por patologías o por trabajos manuales y físicos no les convendría un aumento en la edad de pensión.
“Hay personas que realizan trabajos manuales que a los 65 años realmente no pueden continuar haciendo este trabajo tan desafiante. Su necesidad de jubilarse debe ser respetada”, analiza el Dr. Pinchas Cohen, decano de la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California.
Por eso, en estos caso, la pensión si mejoraría la salud de la persona. “Si deja un trabajo que es físicamente malo para usted, donde duerme terriblemente y está constantemente estresado, entonces la jubilación es excelente para su salud”, sostiene la Dra. Renzi Hammond.
Profundizando en el análisis, los expertos aclaran que la duración de la vida y la duración de la salud varían según la raza y género. Es decir, ciertos tipos de trabajo y presiones sociales, son más comunes en determinados grupos demográficos.
Como muestra, el Dr. Wettstein halló que a los 50 años, los hombres negros tienen una esperanza de vida laboral de aproximadamente 17 años, mientras que las mujeres blancas podrían seguir trabajando durante 24 años.
“Sabemos que los afroamericanos, en particular, desarrollan enfermedades a edades más tempranas, viven con más discapacidades y mueren más jóvenes… Entonces, no permitirles jubilarse hasta que sean mayores significa que no se beneficiarán tanto“, reflexiona la Dra. Lisa Cooper, directora del Centro Johns Hopkins para la Equidad en Salud.
Por eso afirma que “aumentar la edad de jubilación debe hacerse teniendo en cuenta todos estos problemas, porque no afectará a todos por igual”.
Como conclusión, los expertos suman preguntas apoyadas en los datos que han hallado. “¿Qué se merece la gente? Son unos años maravillosos, cuando todavía estás saludable, que puedes hacer cosas y viajar, etc., ¿es ese un objetivo nacional?” cuestiona el Dr. Cohen.
Finalmente, respondiendo a cuál sería la edad, es claro que para el caso de Colombia y en general, la cifra de esperanza de vida es un medidor importante, pero como han explicado los investigadores, depende de cada caso.