Una gran transformación demográfica está viviendo el mundo y cada día las estadísticas muestran la caída en picada de las tasas de natalidad ante el notable aumento de la población adulta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, pero hay algo que ya comienza a preocupar en los sistemas de salud: la carga del cáncer.
Actualmente, el mundo tiene una población de alrededor de 8.124 millones de personas, pero la situación está cambiando porque si bien las Naciones Unidas proyectan que para 2050 el crecimiento continuará —no al mismo nivel— llegaremos a cerca de 9.700 millones, con una gran variable: más viejos, menos niños y retos para la salud pública.
Una situación que fue analizada y expuesta por expertos oncólogos reunidos en Lima, Perú, durante el Seminario Educativo Latinoamericano de Oncología, del 2 al 3 de octubre, que hablaron con SEMANA sobre los factores que están haciendo que el número de casos de cáncer se incremente.
“Esto lleva a que debemos estar preparados, conocer que el cáncer va a estar presente en pacientes más viejos y va a tener un impacto diferente”, dijo Luis Alberto Suárez, director médico de oncología para Latam de Pfizer.
Un drástico envejecimiento
El mundo vive una transformación silenciosa, pues el aumento del envejecimiento poblacional está comenzando a mostrar un nuevo mapa de riesgos: más adultos mayores, más cáncer o enfermedades crónicas para sostener los sistemas de salud.
Varios oncólogos coincidieron en que una población más envejecida marca las probabilidades de una enfermedad estrechamente vinculada al envejecimiento celular, que crece de manera acelerada en las poblaciones más longevas.
Suárez, en diálogo con SEMANA, señaló: “Cada vez más tenemos población de mayor edad y menos población joven. Entonces, ¿quién va a cuidar a estas personas adultas mayores que tengan una enfermedad de este tipo o cualquier otra enfermedad?”.
Y es que las proyecciones están así: el número de personas de 80 años o más se triplicará, pasando de 143 millones en 2019 a 426 millones en 2050, al tiempo que 61 países verán cómo su población disminuirá en un 1 % o más, debido a la baja fecundidad y, en algunos casos, a la alta emigración.
Esta realidad se ha insertado en varios países y entre esos los de Latinoamérica. Un claro ejemplo de esta situación es Colombia, país que desde hace cuatro años oficialmente es una de las naciones con menos hijos. Según datos del Dane, en 2024 se registraron 445.011 natalicios, cifra 13,7 % menor que en 2023 y 32 % inferior a la de 2015.
“Esto hace que se invierta la pirámide. Normalmente en la pirámide tenemos mucha más natalidad que gente añosa por la mortalidad, pero ahora se está invirtiendo la misma, lo que hace que impacte no solo en más pacientes con cáncer, sino también con enfermedades crónicas”, explicó Suárez.
A esto se unen Chile, Argentina, Uruguay, Perú y México, que están dando muestras de una gran transformación acelerada en su población, que desde hace cerca de seis años ya empezaban a preocupar.
Según el más reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2060 la proporción de personas de 60 años y más en Latinoamérica superará la de Asia y Oceanía y “en 2100 la proporción de personas mayores de la región alcanzará el 38,2 %, muy cerca de la proporción estimada para Europa en ese mismo año”.
La relación cáncer y envejecimiento
La combinación de una baja natalidad y una mayor longevidad (mayor esperanza de vida) provocarán drásticos cambios en la salud y en el manejo de las enfermedades, como el cáncer, en relación con el envejecimiento, como lo afirmó la OMS en su más reciente informe poblacional.
“A medida que las personas viven más, aumentan los riesgos asociados a enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer, la diabetes y las cardiovasculares”, agrega la entidad.
Y es que para 2050 se calcula que una de cada tres personas en el mundo serán diagnosticadas con algún tipo de cáncer. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) señala que más del 60 % de los nuevos diagnósticos y cerca del 70 % de las muertes por cáncer se registran en personas mayores de 65 años.
Además, la longevidad marca la manera en que esta enfermedad puede cambiar la radiografía de un paciente, como señaló Suárez, pues no es lo mismo tener cáncer a los 60 que a los 80 años.
“Porque a los 80 no solo puedo tener un tumor, sino que puedo tener comorbilidades asociadas, diabetes, hipertensión, lo cual hace que tenga que conocer más del tumor, más del tratamiento y ver cómo interactúa con las comorbilidades que tienen los pacientes”, afirmó.
Con baja natalidad, ¿quién nos va a cuidar?
Esa es la gran pregunta que ahora rodea a los expertos, pues ante el panorama de menos población joven para sostener los sistemas de salud y pensional habrá más adultos mayores que demandarán mayor atención por enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer, y más lugares de cuidado en la vejez.
Este desafío no solo fue planteado por Suárez, sino también por oncólogos que advierten sobre el incremento del cáncer en la población, en especial el de pulmón: por el tabaquismo o aquellos que sin fumar se exponen al humo o la contaminación ambiental.
“A medida que la población va envejeciendo, pues hay más enfermedades. El cáncer de pulmón se puede dar a cualquier edad y sabemos que hay un grupo de pacientes jóvenes, de 40 años o menos, que es un 4 %. La mayoría van a ser más de 40 años y a medida que va aumentando la edad de la población, pues estamos viendo no solamente más cáncer de pulmón, sino otros tipos de cáncer”, afirmó para SEMANA Luis Carlos Corrales, director del Centro de Investigación y Manejo del Cáncer (Cimca) en Costa Rica.
Ante la situación, el director médico de oncología para Latam de Pfizer resaltó la necesidad de que los gobiernos comiencen a actuar en políticas públicas de aumento de la natalidad, pero también en la atención al paciente añoso, en torno a la política del cuidado, sin abandonar programas de prevención y diagnóstico temprano.
La alerta está en que, a medida que la población envejece, la demanda de residencias para mayores, servicios de cuidados y apoyo social podría aumentar considerablemente.
“Si yo tengo enfermedad avanzada, necesito más equipo de salud para controlar a ese paciente. ¿Por qué? Porque es una persona añosa, tal vez necesite un geriátrico donde lo controle, tenga la enfermera, todo el equipo para que lo controle, porque bueno, es una enfermedad que a esa edad tiene diferentes impactos", puntualizó Suárez.