El presidente Vladímir Putin reconoció que el misil balístico intercontinental RS 28 Sarmat, considerado una joya tecnológica de la fuerza estratégica rusa, aún no está operativo. Sin embargo, aseguró que su despliegue ocurrirá “muy pronto”, durante una visita a soldados heridos en un hospital militar de Moscú.

Apodado “Satán 2”, el Sarmat forma parte de la generación de misiles rusos que, según el Kremlin, podrían redefinir el equilibrio militar mundial siendo “invencibles”.

“Satán 2”

El RS 28 Sarmat ha sido descrito por Rusia como uno de los misiles más grandes por su industria militar, con un peso superior a las 200 toneladas y una longitud que supera los 35 metros; además, puede transportar hasta 10 ojivas nucleares de gran tamaño o incluso 15 más pequeñas.

Aunque se le considera la evolución del R 36M2 “Voevoda”, designado por la OTAN como SS-18 Satan, el nuevo Sarmat aún no ha recibido una denominación formal; sin embargo, su nombre “Satán 2” se ha ido popularizando en los medios y foros militares por la magnitud de su poder destructivo.

De acuerdo con medios rusos, en septiembre de 2024, analistas independientes reportaron un presunto fallo durante una prueba de lanzamiento que habría terminado en una explosión y dejado un enorme cráter visible desde satélites.

Una velocidad hipersónica y un alcance sin precedentes

La característica más impresionante del Sarmat es su velocidad estimada en más de Mach 20, lo que lo ubica dentro de la categoría hipersónica.

El misil podría desplazarse tan rápido que los sistemas de vigilancia tradicionales tendrían pocas posibilidades de detectarlo y reaccionar a tiempo, lo que limitaría cualquier intento de defensa.

Con una autonomía de hasta 18.000 kilómetros, puede proyectar su poder casi en cualquier rincón del mundo, incluidas rutas que cruzan los polos.

Esta capacidad global refuerza la narrativa de Putin sobre la “invencibilidad” de su nuevo arsenal, al tiempo que mantiene en tensión a las potencias occidentales ante el posible inicio de una nueva carrera armamentista.

A la espera de su entrada oficial en servicio, el Sarmat sigue representando una advertencia del poder tecnológico y militar que Rusia busca proyectar en la escena mundial.